En el año de 1977, durante mi permanencia en el Servicio Militar Obligatorio en el Batallón de Ingeniería de Combate "Huascarán" N° 112, con sede en el distrito de Caraz, Huaylas, Ancash, conocí al teniente de ingeniería Roberto Hurtado Jiménez. Este oficial era muy muy serio, no se reía, también era muy exigente durante el servicio; cuando este oficial se encontraba de servicio de capitán de día, el personal de oficiales de día de las diferentes companías se esmeraban en la puntualidad y sobre todo en la limpieza de sus sectores de responsabilidad.
El corneta de servicio tocaba para rancho, toda la tropa a toda velocidad salíamos hacia el patio de armas, donde el personal formaba en orden y en silencio, como es normal los sargentos de semana anotaban a los tres últimos en sus respectivas companías, en toda la formación siempre anotaban a los tres últimos, luego por lento te sancionaban con ranas, planchas y polichinelas, y después del rancho te enviaban a limpiar los malacates (SSHH) del personal de tropa.
En aquellos tiempos este batallón contaba con 480 hombres, formados las companías, el teniente decía lo siguiente: "Darse frente" y procedía a pasar revista de útiles de racho, las manos y las uñas, los que pasaban mala revista ya iban saliendo a un costado y formaban otro grupo que luego se desplazaban a la retaguardia del grueso del batallón pero en la posición de marcha de "pato" con sus bandejas de acero sobre la nuca, desde el patio de armas hasta a zona de rancho había mas o menos 150 metros de distancia.
El personal de las companías que pasaban buena revista se desplazaban marchando y cantando hacia la zona de rancho para recibir sus alimentos, en el trayecto el teniente nos iba observando y al lado nuestro los oficiales de día caminaban exhortándonos a la disciplina y marcialidad. Ocupado nuestro emplazamiento, el oficial colocándose al frente en voz alta decía lo siguiente: "Batallón, batallón, no puedo ordenar el alto porque no levantan la rodilla", a esa voz aun mas levantábamos las rodillas, él insistía "no puedo hacer el alto" y nosotros ya con el rostro sudoroso nos esforzábamos a lo máximo, concluía diciendo: "No me ha gustado el desplazamiento del personal, ha sido cualquier cosa, menos una marcha" y nos ordenaba para ponernos en la posición de rana. Comenzaba, "para ranas un, dos, cien ranas, mejor doscientas, mejor trescientas, mejor ciento cincuenta, a principiar", en ese momento todos cantando a todo pulmón rebotábamos en el suelo sin abrir las rodillas, como es normal en ese momento todos en su mundo interior ya rogaban para que el teniente se apiade de nosotros porque las rodillas ya no resistían. Como para aflojar las piernas ordenaba "un, dos, nadie se mueve", después de un pequeño intervalo como buscado la sin razón nuevamente decía: "Se movieron, se movieron, para ranas un, dos, cien ranas a principiar". En estas situaciones un soldado fuerte normalmente ejecutando ciento cincuenta ranas bien hechas ya sientes fuerte dolor en la parte posterior de la rodilla, pero sin la orden del oficial nadie se ponía de pie, así pasaban los minutos, nos dejaba en esta posición y ordenaba diciendo: "La primera companía de pie, adelante"; a esa voz el personal comenzaba a desfilar por las pailas, en ese momento muchos en nuestro interior decíamos "que suerte de ellos que ya se pusieron de pie", así el personal iba avanzado lentamente recibiendo sus alimentos en su bandeja de acero y tazón de acero, mientras para otros la espera era larga.
Después de permanecer largo rato en la posición de ranas nos levantábamos, algunos minutos no se podía caminar con normalidad por el fuerte dolor entre las zonas de la rodilla sobre todo en la parte posterior; después de larga espera nos llegaba el turno a la última companía. Desde la zona de rancho hasta el comedor había una distancia de 60 metros aproximadamente, nosotros ya sabíamos que este oficial cuando ingresaba el ultimo soldado al comedor inmediatamente ordenaba ponerse de pie, diciendo: "Todo el personal de pie, nadie come, salir"; por ende, los 20 últimos en recibir sus alimentos pasaban rancho sobre la marcha, es decir en el trayecto de la zona de rancho al comedor, en este tipo de situaciones uno tenía que ser rápido, en una oportunidad fui el último de todos en recibir mis alimentos, caminando hacia el comedor a paso moderado llegué con la bandeja vacía, de un solo bocado me lo pasaba la sopa, en cuatro cinco cucharadas terminé el segundo, la carne me lo pasé de un solo bocado, el refresco me lo pasaba como si nada, el plátanos y el pan me lo guardaba en el bolsillo y ya estaba saliendo a formar para no ser anotado entre los tres últimos.
SI ES CIERTO LO Q PASO EN LOS CUARTELES NO SOLO ESO PASO EN CARAZ.MALTRATO SICOLOGICO Y FISICO TAMBIEN VERBAL ESTOS DESEGARCIADO Q SE CREIAN SUPERIORES TAMBIEN ME ACUERDO DE UNOS CUANTOS SARGENTOS HUARACINOS MUERTO DE HAMBRES SI AHORA LOS VEO LOS ELIMINÓ EN PRIMERA SIN PENSAR A NI B.
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