El día domingo 8 de julio de 1883, siendo las 06:00 horas, el ejército peruano pasó rancho en la localidad de Tres Ríos, gracias a los víveres enviados desde la hacienda Angasmarca por los hermanos Porturas, quienes además proporcionaron coca y aguardiente que se distribuyó entre los soldados para que pudiesen soportar el frío gélido de las alturas. Una hora después el ejército emprendió la marcha por la ruta del caserío El Cushuro que conduce por el camino Inca "La Escalerilla", se eligió esta ruta para mantener al enemigo desapercibido del avance, luego de saberse que Alejandro Gorostiaga tenía vigías apostados únicamente en el camino principal por la llanura de la zona de Yamobamba. La Asención por el camino Inca "La Escalerilla" fue difícil y penosa, "sufriéndose un frío tan intenso como el de la cordillera de Pelagatos". Prueba de lo accidentado del terreno fueron las seis horas que emplearon para cubrir la distancia de 24 kilómetros que separa a la localidad de Tres Ríos con el distrito de Huamachuco. Ya pueden imaginarse lo que significó conducir por esos senderos el parque y la artillería, que por carencia de bagajes se retrasaron considerablemente. Con todo, la moral del personal de tropa no decayó un instante, pues "la marcha sobre el enemigo, ya tan próximo, produjo el más vivo entusiasmo y alegría". El ejercito patriota después de atravesar la cordillera de Huaylillas, la cordillera de Pelagatos, llegó al cerro Cuyulga, situado al Sur de la ciudad de Huamachuco: "El camino llano por la ruta de Llamobamba estaba bajo la vigilancia y control de las tropas chilenas; ergo, el General Cáceres para entrar a la ciudad de Huamachuco había tomado la ruta alta por el camino Inca "La Escalerilla", que atraviesa la cordillera del cerro Huaylillas que suele coronarse de nieve en la época del invierno, atravesando inmensa cordillera llegó al cerro Cuyulga, desde las alturas de este cerro hay un amplio campo de vista que domina a la ciudad de Huamachuco y la Llanura de Purrumpampa, además da un fácil paso para los cerros Tucupina, Santa Barbara y Amamorco".
Finalmente, a las 13:00 horas, alcanzaron el portachuelo de la cordillera, haciéndose alto a una legua adelante al pie de una colina que ocultaba la ciudad, en una especie de hoyada al pie del cerro Prieto. Desde allí el General Cáceres se adelantó a efectuar un reconocimiento, acompañado del Coronel Secada, Coronel Recavarren y Florentino Portugal, marchando a pie hasta situarse en la mitad del cerro Cuyulga, lugar que permite dominar todo un amplio escenario en el llano de Purrumpampa y la ciudad. Los chilenos no se habían movido de la ciudad y su caballada pastaba en los potreros aledaños. El enemigo fue sorprendido, sus vigías en el camino llano entre la zona de Llamobamba hacía la localidad de Tres Ríos no había comunicado ninguna novedad, prácticamente fueron sorprendidos.
En la mañana del día domingo 8 de julio, el coronel Alejandro Gorostiaga había efectuado un reconocimiento en los sectores del paraje de Yamobamba, próximo al distrito de Huamachuco. Sólo pudo enterarse por informaciones de adeptos al traidor Miguel Iglesias Pino, que una pequeña fuerza patriota, comandada por Jesús Elías, Jefe Supremo del Norte, se había movilizado por el camino de Santiago de Chuco. Ese dato le confirmó en la presunción de que el ejército peruano de todas maneras se aproximaría por la ruta de Yamobamba que es una ruta en terreno llano. El jefe chileno suponía que las fuerzas del General Cáceres aún se encontraba lejos, pues de lo contrario hubiese efectuado los aprestos necesarios para fortificarse en el inexpugnable monumento arqueológico pre inca de piedras labradas de Marcahuamachuco ubicado en el cerro Sazón, posición que de antemano había elegido para defenderse.
Según testigos con la repentina presencia de las tropas peruanas por el sector del cerro Cuyulga, sector Sur de la ciudad, la sorpresa del enemigo fue total: Al respecto el jefe sanitario chileno escribió lo siguiente: "En circunstancias que nuestra tropa estaba lavando su ropa en el río Grande, se dejó caer la hueste peruana sobre la población". Nosotros tuvimos que salir precipitadamente abandonando todo el equipaje para tomar una altura vecina. La sorpresa fue tan grande". El General Cáceres, que observaba desde su improvisado Puesto de Comando el acontecimiento, apuntó lo siguientes: "Tan pronto como los chilenos nos divisaron en las alturas del cero Cuyulga, agrupándose atropelladamente en la plaza de armas y las calles contiguas de la ciudad, luego corrieron a esconderse en el fortín del monumento arqueológico de Marcahuamachuco ubicado en el cerro Sazón, los pocos habitantes que quedaban en la ciudad de Huamachuco, algunos de ellos simpatizantes del traidor Miguel Iglesia, se vieron igualmente sorprendidos; al respecto anotaría un periodista Cajamarquino allí presente, lo siguiente: "Se presentó inesperadamente el ejército peruano, como a las una de la tarde del día domingo 8 de julio, tan repentina sorpresa causó la admiración no sólo del ejército chileno, que así era retado a un combate, sino de los pobladores de Huamachuco que tenían que presenciar la batalla que debía librarse en seguida".
En el año de 1978, durante mi permanencia como Tropa SMO en la Companía "A" Ingeniería N° 112, acantonado en el caserío de El Pallar, salí de paseo y viaje al distrito de Huamachuco, donde hice las indagaciones del caso de todo lo relacionado a la batalla de Huamachuco, pregunté a varios ancianos, es ahí que me contacté con un anciano de 99 años de edad de apellido Rebaza, quien me informó lo siguiente, dijo: "El día 8 de julio de 1883, las tropas chilenas se encontraban en el río Grande, cerca a la ciudad, muchos se bañaban y otros lavaban sus prendas, en esas circunstancias, siendo las 13:00 horas aproximadamente unos campesinos corrieron para avisar a los jefes chilenos que las tropas y la caballería de las tropas peruanas habían ingresado a sus chacras de trigo y cebada, en ese momento las tropas de Cáceres después de salir de sus escondites en la hoyada al pie del cerro Prieto se hicieron presente por las alturas del cerro Cuyulga y cerro Santa Barbara; fue un susto muy grande para las tropas invasoras, un soldado chileno "cornetero" de servicio corrió desde la llanura de Purrumpampa, quien llegando a la plaza de armas tocó llamada de "generala", alertando a las tropas chilenas de la presencia de soldados peruanos, y escaparon dejando parte de sus equipajes para esconderse en las construcciones de piedra del monumento arqueológico de Marcahuamachuco en el cerro Sazón". La narración que lo anoté en el mes julio del año 1978.
El coronel Recavarren alcanzaba el Alto de las Flores desde donde avanzó sobre la ciudad, siendo resistido por la fusilería chilena de los que en ella se habían parapetado. Por otro lado el General Pedro Silva, se enfrentaba en el llano de Purrupampa a los pocos chilenos que intentaron defender la caballada, tras breve enfrentamiento lograron apoderarse mas de 100 caballos, ubicandolos en la retaguardia. Cáceres, viendo esto, envió al escuadrón Tarma, jefaturado por Zapatel, Quimper y Velarde, para apoderar del botín, al tiempo que los cañones chilenos, instalados finalmente en el morro del cerro Sazón siendo las 16:00 horas comenzaron su accionar. El tronar de los cañones Krupp fue el aviso esperado por los chilenos que aún permanecían en la ciudad para terminar de evacuarla. El Tarapacá avanzó entonces a paso ligero por la derecha, apoderándose de apreciable botín, en tanto que Recavarren, al frente de los batallones Pucará y Pisagua cruzaban la ciudad entrando por la izquierda, prosiguiendo el combate con la retaguardia enemiga más allá del panteón, situado al noreste de la ciudad, obligándola a batirse en retirada y acercándose audazmente hasta cerca de las faldas del cerro Sazón, bordeando el gran pantano.
La artillería chilena, que dirigió sus primero tiros por elevación, para no causar bajas entre sus propias fuerzas, advirtiendo que ya toda su infantería se hallaba en el cerro Sazón, empezó el cañoneo sobre los batallones de Recavarren, quien debió optar entonces por la retirada. Igualmente se desató el bombardeo sobre la ciudad, donde las tropas del General Silva efectuaba el acopio de todo lo abandonado por los chilenos, debiéndose evacuarla de inmediato a fin de evitar desgracias a la población civil. Con los infantes y jinetes peruanos replegándose a sus primitivas posiciones prosiguió el combate con sus cañones por ambas partes, que duró, con intermitencias, hasta las 19:00 horas.
La ocupación de la ciudad fue efímera y no puede juzgarse como un hecho positivo que el enemigo fuera expulsado de ella. Posiblemente fue intención del comando patriota evitar la destrucción de la misma trasladando la batalla a terreno despoblado, a la usansa antigua y caballeresca; pero a la larga ello favoreció al enemigo, porque el cerro Sazón era una posición poco menos que inexpugnable, como lo reconocería el mismo Abelardo Gamarra, al respecto dijo: "No fue, pues, en un cerro cualquiera en el que se parapetaron los chilenos; fue una verdadera fortaleza, de la que aún existen paredones de piedra, anchos y de altura de un metro a dos de elevación, paredones colocados en toda dirección y tras los que, aun en el caso de haber sido asaltados, hubieran podido irse defendiendo a mampuesto y replegándose en anillo en anillo de piedras como en círculos o, mejor dicho cuadrados concéntricos, como metidos en baúles de piedras estuvieron nuestros enemigos, cubiertos sus pechos por muros de aquellos que sólo los incas supieron construir. Cada soldado chileno valía por cuatro sobre la cima del cerro Sazón y al haberse verificado algún asalto, habrían tenido nuestras tropas que imitar a los antiguos caballeros cuando asaltaban un castillo feudal".
Abelardo Gamarra Rondó, fue huamachuquino, y su actuación al servicio de la patria es más que suficiente para borrar las manchas de ignominia que luego recaería sobre algunos de sus paisanos, a consecuencia de que parte de ellos, sobre todo los potentados entre ellos los hacendados, e todo momento manifestaron total adhesión por el General traidor Miguel Iglesias Pino, negando colaboración al ejército del General Cáceres. Asaltar ahora el Sazón era operación casi impracticable, de allí que sólo quedara la alternativa de sacar al enemigo de sus posiciones empujándolo por el flaco y por retaguardia hacia las pampas de Purrumbamba, lo que se presentaba como empresa bastante difícil. El General Cáceres al respeto anotó: "Ante la formidable posición del cerro Sazón, pensé por un momento que lo más indicado sería asediarlo dada la configuración natural del cerro y luego abrumar al enemigo con ataques parciales, hasta agotarlo. Pero la operación requería mayor tiempo y mayores efectivos de los que contabatamos, y al prolongarse demasiado sólo nos ofrecía perspectivas desfavorables. Los mismos habitantes de aquel retazo del suelo patrio, ya trabajados pscologicamente de largo tiempo por agentes pro chilenos del traidor Miguel Iglesias, no estaban declaradamente por lado nuestro, lo cual constituía una gran inconveniencia, tanto más si se considera el carácter de la guerra que acaudillábamos. La bandera de la paz, alzado en la hacienda Montán, había trastornado su patriotismo y desgarrado los nervios de la lucha en defensa de la patria".
Mucha de las familias del distrito de Huamachuco habían partido a lugares lejanos antes de la llegada de los invasores chilenos. De allí que los breñeros encontraron el pueblo prácticamente deshabitado, aunque cobijaba aún a algunas familias que de grado a fuerza, servían al enemigo. Este no tendría reparo en actuar perjudicandolas y poco le importó tener aliados entre la población. Con el bombardeo a discreción en la tarde del 8, ello pudo empezar a comprobarse y la muestra más patética se daría mas tarde cuando al término de la batalla se desató la barbarie chilena sin conocer los límites. Nada de esto presagiaban entonces los vecinos notables como los Vera, Rebaza y Valdivia, adictos al traidor Miguel Iglesias, que no excusaron medio alguno en proporcionar víveres e información a los chilenos estacionados en el cerro Sazón. Ello no sería suficiente para evitar que la soldadesca chilena perpetrara dos noches después una dantesca cadena de robos, violaciones y asesinatos a civiles.
Aquella noche del día domingo 8 de julio, ocupando posiciones convenientes a fin de evitar sorpresas y daños de la artillería enemiga, la hueste patriota descansó tranquilo, luego de consumir un ligero rancho preparado con el ganado que se logró sacar de la ciudad. No conociendo a ciencia cierta la configuración del inexpugnable cerro Sazón, los combatientes breñeros entusiasmados por el triunfo de aquel día creyeron que el enemigo se retiraría de Huamachuco.
El comando patriota, entre tanto, no tuvo momentos de reposo: " El General sus secretarios y ayudantes pasaron la noche en la falda del cerro Santa Bárbara, sufriendo un frió intenso del verano serrano y sin haber tomado alimento alguno desde el día anterior; nadie pensaba en esos momentos en comer, toda la atención estaba fija en el desenlace de la batalla, que no podía demorarse mucho y cuyas consecuencias debían ser decisivos para la surte de la república.
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