El día martes 19 de junio de 1883, siendo las 07:00 horas, desde el distrito de Carhuaz las fuerzas patriotas reanudaron el desplazamiento con destino al distrito de Yungay. La ruta de terreno llano se les presentó muy favorable, siendo las 11:30 horas, el General Cáceres, sus escoltas y ayudantes llegó a esta hermosa ciudad; entrando no mucho después el grueso del ejército. Puntos importantes del tramo fueron: Tingua, Cascapara, Tishtec, Mancos y Ranrahirca.
En el distrito de Yungay el General Cáceres y sus ayudantes se hospedaron en la residencia de los
Cisneros, mientras otros jefes y oficiales eran atendidos en las casas del hacendado Ignacio Figueroa Fernández, la familia Lagos y otras familias notables, ricos y
poderosos hacendados de la zona. El pueblo entre tanto, acogió con mucho cariño al
personal de Tropa, de modo que la ciudad de Yungay fue recordada por los
breñeros como "deliciosa población por su clima y hermoso paisaje y
también por la bondad de sus habitantes".
El día miércoles 20 de junio, siendo las 10:00 horas, formó en la plaza de armas del distrito de Yungay el Ejército del Centro de 2240 hombres para recibir al Ejército del Norte de tropa ancashina de 830 hombres al mando del Coronel Isaac Recavarren, que llegaba procedente de Huaylas, tras haber destruido todos los puentes sobre del río Santa y todos los caminos a uno y otro lado del río, por los cuales el coronel chileno Alejandro Gorostiaga y el comandante Herminio Gonzales pretendieron pasar al distrito de Yungay. En esta tarea se emplearon todos los elementos disponibles, principalmente dinamita y pólvora, de esta manera desapareció por completo el peligro por el sector Norte y sector Oeste. El Ejército del Norte al mando del Coronel Recavarren fue recibido con todos los honores militares, pese a que su pobre presencia de sus tropas desilusionó grandemente a los que venían con el General Cáceres, principalmente al coronel Secada, quien expresó el más patético desencanto: Al respecto, dijo: " Al día siguiente de nuestra llegada a Yungay se unió a nosotros el titulado Ejército del Norte, pésimo personal, en su mayoría campesinos desarmados, analfabetos, sin instrucción, y en número de 830 hombres, incluso un escuadrón de caballería compuesto de indios reclutas y raquíticos que apenas podían tenerse sobre el caballo". De todas maneras, el Ejército del Centro le hizo los honores de cortesía recibiéndolo formado. Su jefe traía una numerosa escolta y batidores que llevaban grandes banderolas rojas, blancas y bicolores". Al General le debieron parecer razonables las explicaciones que dio el coronel Recavarren justificando las deficiencias del personal bajo su mando en cuanto a armas y vestuario, motivadas principalmente por la escasez casi absoluta de recursos económicos y la activa oposición de los grupos económicamente poderosos adeptos al traidor de Cajamarca, como lo demostraba la adhesión y simpatía presentada por los notables de la ciudad de Huaraz al coronel chileno Marco Aurelio Arriagada. Por tal razón, Cáceres continuaría reconociéndolo a Recavarren como comandante en jefe del destacamento del Ejército del Norte, poniendo a sus órdenes, en calidad de refuerzo, al batallón Tarma.
En Yungay, unidos el Ejércitos del Norte y el Ejército del Centro, sumaban 3070 efectivos en su mayoría campesinos mal armados. Las fuerzas chilenas que pretendieron cercar a las fuerzas patriotas por tres frentes fracasaron por completo. Por el Norte, el coronel Alejandro Gorostiaga al mando 1500 hombres quedó aislado en la localidad de Yuracmarca, distrito de Huallanca, luego se dirigió a Pallasca, prosiguiendo su marcha con destino al distrito de Huamachuco, provincia José Faustino Sánchez Carrión para el cuidado del traidor Miguel Iglesias; por el sector Oeste el comandante Herminio Gonzales al mando de 600 hombres que subía por la ruta del distrito de Quillo y que pretendía entrar al distrito de Yungay por el puente del distrito de Matacoto, también quedó aislado, luego se desplazó a la ciudad de Trujillo; por el sector Sur el coronel Marco Aurelio Arriagada al mando de 3200 hombres armados con fusiles y artillería de última tecnología, se mostraba indeciso, permanecía en la ciudad de Huaraz.
Al General Cáceres se le presentó dos alternativas, pese a contar con fuerzas notoriamente inferiores en personal y armas se le planteó la posibilidad de enfrentar a las fuerzas del coronel Arriagada, o burlar su persecución, con una grandiosa maniobra por la rutas de la laguna de Llanganuco, para pasar al Callejón de Conchucos; optaron por la última alternativa, pues tenían que cumplir con la misión de capturar al traidor de Cajamarca Miguel Iglesias Pino, quien disolviendo su ejército, con el apoyo de los mandos de la ocupación chilena y los representantes de los siete departamentos del Norte, se había convertido como presidente regenerador del Perú, firmando la rendición con sesión territorial de Tarapacá, Tacna y Arica.
La
tropa ancashina, mal armado, unidos al Ejército del Centro en total 3070 hombres marchó con destino a Huamachuco,
algunas fuentes dicen que en una sola noche, el 7 de junio, desde la llanura
Tres Ríos, localidad a 24 kilómetros del Huamachuco se habían desertado más de 600 soldados
ancashinos. El ejército no pudo frenar la fuerte deserción, desde Yungay
salieron 3070 hombres y para el combate del 10 de julio, el ejército contaba
solamente con 1400 hombres; el nueve de julio cuando las disminuidas fuerzas patriotas ya habían ocupado sus trincheras en los cerros Cuyulga, Santa Barbara y otros, recibieron el refuerzo de 200 guerrilleros de Santiago de
Chuco al mando de Santiago Calderón y los hermanos Porturas. De los principales ancashinos que se presentaron
al combate podemos mencionar al huaylino teniente Germán Alba Jurado,
abanderado del Batallón "Pucará", quien perdió la vida en el cerro
Sazón y el Sargento Mayor Manuel Eulogio del Rio, quien, por salvar la vida del
General Cáceres, fue herido de muerte en la batalla y falleció al día siguiente
durante el repase chileno. Muchos que regaron su generosa sangre en las
Llanuras de Purrumpampa están considerados como soldados anónimos. Es digno de
recordar que allí también combatió Pedro Celestino Cochachin de la Cruz “Uchcu Pedro” con
el grado de Comandante de Milicias, es decir, jefe de guerrilleros.
Antes de partir por la ruta de la laguna de Llanganuco, con la finalidad de obtener algún apoyo pecuniario, el General envió a la ciudad de Caraz al secretario de la Jefatura Superior del Norte, ingeniero Benavides, que a duras penas pudo conseguir 500 soles de plata, "único auxilio que se obtuvo del departamento de Ancash", en lo que a dinero se refiere. Los caseríos y comunidades campesinas de la ruta ayudaron al ejército patriota en todo lo que su extrema pobreza les permitió, era ese el tiempo de las efervescencias rebeldes indígenas, que muy poco tiempo después se manifestaría con el movimiento de liberación mesiánico que acaudillaron Atusparia y Uchcu Pedro.
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