En esta etapa de la guerra, principalmente después del grito o manifiesto en la hacienda Montan en Cajamarca llevado a cabo el 31 de agosto de 1882, la situación para el Perú se puso muy difícil, debido a la presencia claudicante de muchos oficiales y civiles del grupo de poder económico, adeptos al General traidor Miguel Iglesias Pino, quienes a nivel nacional comenzaron a colaborar con los altos mandos del Ejército chileno, ya no querían que se prosiga la guerra, porque la permanencia de los chilenos en el Perú a los grupos de poder económico no les convenía por que los invasores les imponía fuertes cupos. Grupos de poder como los grandes hacendados, mineros, guaneros, grandes comerciantes, como apátridas se unieron al bando enemigo como parte del "Ejército Pacificador del Perú", estos traidores sirvieron como propagandistas, guías, acopiadores de provisiones y principalmente como informantes en contra de sus propios connacionales que luchaban al mando del General Cáceres para expulsar a las fuerzas invasoras.
jueves, 17 de diciembre de 2020
LLEGADA DEL EJÉRCITO PATRIOTA AL DISTRITO DE AGUA MIRO HUÁNUCO CAMPAÑA DE LA BREÑA 7 DE JUNIO 1883
miércoles, 16 de diciembre de 2020
LAS FUERZAS PATRIOTAS MARCHAN DESDE CHAVÍN DE HUÁNTAR A HUARAZ CAMPAÑA DE LA BREÑA 14 JUNIO 1883
Desde el distrito de Chavín de
Huántar las fuerzas peruanas prosiguieron la marcha con destino a la ciudad de
Huaraz utilizado la ruta ancestral pre Inca por los sectores de los caseríos de
Nunupata, Lanchan, Chacpar y Chichucancha; después de recorrer la puna Shongu
Pampa, siendo las 12:00 horas, llegaron al paso de Yanashallas Punta sobre los
4700 m.s.n.m, cuya ascensión se había presentado como un verdadero reto,
teniendo al frente el nevado Huantsán de 6,370 metros de altura. Cuando todos
los incansables combatientes breñeros alcanzaron la cumbre, se les presentó un
espectáculo impresionante: "desde allí se divisaba el nevado Huascarán, el
hermoso Callejón de Huaylas, formado por las cordilleras Negra y Blanca".
El ejército patriota siendo
las 17:00 horas, en una tarde radiante de sol plantó campamento en las faldas
de la puna Arhuaycancha, Olleros, bajo los rigores de un congelante frío del
verano serrano sobre los 4400 m.s.n.m. en un esfuerzo por demás admirable,
había avanzado desde el Callejón de Conchucos hasta el otro lado de la
cordillera de los andes del sector Callejón de Huaylas.
Desde la puna Arhuaycancha, el General Cáceres envió en comisión de servicio a De los Heros, Manuel Rodríguez y Elespuro, con encargo de que, llegando al distrito de Olleros, solicitasen acémilas de carga a las autoridades del distrito de Recuay y de Huaraz, caso contrario tendrían que abandonar más cajas de municiones y demás equipaje pesado sobre todo de la artillería. Pocas mulas y caballos pudieron enviar Jesús Elías desde el distrito de Olleros, y nuevamente los oficiales debieron desmontar para permitir el acarreo de los pertrechos.
martes, 8 de diciembre de 2020
MI EXPERIENCIA PARANORMAL ¡ VI EL ESPÍRITU DE MUJER BLANCA SIN PIES! EN URPAY PATAZ PERÚ 1993
Siendo las 12:00 horas, se produce el relevo del servicio, el personal de tropa de guardia de segundo turno bajó del segundo piso y ocupó sus puestos en los exteriores del local municipal; en este pequeño distrito del ande liberteño el frio de la madruga se nos presentaba intenso e insoportable, pese a todo el servicio se encontraba sin novedad.
Uno de noviembre en el Perú es día de los muertos; siendo las 01:45 horas, comencé a sentir fuerte dolor estomacal, el dolor intenso ya no podía soportar, la patrulla no contaba con bolsón de primeros auxilios; ergo, decidí ir al rustico baño del pueblo para defecar, procedí a bajar al primer piso llevando consigo mi fusil FAL abastecido con una cacerina con 20 cartuchos, cargado, es decir con un cartucho en la recamara, además por si acaso llevé otra cacerina abastecida con 20 cartuchos en uno de los bolsillos de mi capotin.
Dejando a los siete centinelas del segundo turno en las inmediaciones del local municipal, con la intensión de defecar para calmar el dolor intenso, a paso largo comencé alejarme caminando por medio de la humilde plaza de armas con dirección a un rústico baño público (letrina) que se encontraba entre las chacras en un lugar oscuro y desolado; a esa hora había total silencio y la oscuridad fue parcial debido a los efectos de la Luna que se encontraba en su Cuarto Menguante, hubo claridad como para caminar sin riesgo de caídas ni tropiezos.
Después de caminar más de 100 metros de distancia a lo largo de la plaza de armas, doble la curva por un camino estrecho e ingresé a un terreno desolado, reinaba el silencio, me aproximé con mucho cuidado a una de las letrinas sin puerta, sin techo, sin agua, ni desagüe, dividido por muros de adobe. Obligado por el intenso dolor, como única alternativa para calmar el dolor estomacal quise defecar lo más rápido posible; por ende, a tropezones ingresé al pequeño y oscuro espacio (baño) con la mirada puesta hacía abajo para no pisar el hueco del silo, ubicando mis pies sobre el piso firme volteé hacía mi retaguardia, antes de bajar mi pantalón levanté la mirada y encontré a mi frente parado a una distancia de 4 metros a un ser extraño de 1.60 de estatura aproximado que tenía la vestimenta de color negro parecido a la de una monja, era una mujer blanca de mirada fija, estaba vestida con una ropa negra, era algo así como una falda que le llegaba hasta las pantorrillas, su tez muy blanca se notaba con claridad, sus ojos no se movían, no tenía pies, permanecía en el aire, todo su cuerpo se movía ligeramente en ambos lados, pero siempre permanecía en el mismo sitio, es decir no se alejaba.
Desde el primer instante este ser paranormal anuló por completo mis movimientos, no pude mover mis pies ni los brazos, intenté gritar a todo pulmón y pedir auxilio, no pude; completamente mudo y sin reacción alguna permanecí en el mismo sitio como si fuera una estatua con el fusil FAL en el hombro derecho (al porta fusil); momentos que comencé a expulsar cantidad de babas en forma de espuma que se deslizaba hacía mi pecho, me salían lágrimas en cantidad y comencé a orinar en mi pantalón.
En total silencio permanecimos frente a frente por lapso de 20 minutos aproximadamente, la vista y el oído en todo momento me funcionó con normalidad, es por eso que lo observé detenidamente, miraba su rostro blanco redondo bien tapado y también miraba sus pantorrillas sin pies que en todo momento permanecía ligeramente inestable, siempre se movía con el viento. Pasé los minutos muy aterrorizado y permanecí haciendo mucho esfuerzo intentando gritar y por momentos también pensada emplear el fusil, pero solo fue una idea nada más, pues mi cuerpo estaba paralizado, en esas circunstancias de casualidad ladró un perro desde una de las casas que se encontraba a una distancia de 80 metros y el ser extraño gira alrededor de sí mismo y sobre las chacras se fue a velocidad con dirección al distrito de Santiago de Chayas, no camina, se desplazó por el aire a ras del suelo como si fuera un papel arrastrado por el viento, aún paralizado me quedé siguiendo con la mirada hasta una distancia de 300 metros aproximadamente, momentos que los perros de otras casas también ladraron, los animales salieron y le persiguieron por la chacras y desapareció, en las chacras los perros comenzaron a aullar.
Aterrorizado procedí a salir de la letrina, mi cuerpo que había permanecido durante varios minutos como anestesiado, gradualmente volvía a su estado normal, no defequé, sin embargo, el dolor estomacal había desaparecido; con abundantes babas espumoso a lo largo del pecho y con el pantalón húmedo por la orina, por el estrecho camino entre magueyes volteé la curva a toda velocidad, me faltaban piernas para correr, corrí por el medio de la plaza con dirección al local municipal a donde llegué con el cuerpo sudoroso y medio adormecido, de a pocas recobré la conciencia. Retornando al segundo piso de este inmueble sin hacer ningún comentario me acosté sobre la misma frazada, mi pantalón seguía mojado, parte de mi uniforme por el sector del pecho aun mostraba el espumoso babas que había quedado impregnado, ya no pude dormir, pasé las horas muy pensativo presagiando malos augurios sobre mi vida.
El día lunes uno de noviembre, es el día de los "muertos"; Urpay amaneció con lluvia, una mañana fría con abundante nubosidad, sobre todo en los cerros circundantes; el empobrecido y silencioso plaza de armas aun mostraba algunas casas pintarrajeadas por los combatientes del Partido Comunista del Perú Sendero Luminoso, cuando estos incursionaron en el mes de julio. Aquel día, siendo las 08:30 horas, empezamos a salir de este pequeño distrito; que como consecuencia de la lluvia de la madrugada la nubosidad baja cubría gran parte del sendero sinuoso, en este tipo de terrenos el ascenso es muy exigente y agotador, pero continuamos, nosotros con los pulmones acostumbrados en este tipo de terrenos continuamos la marcha entre eucaliptos, magueyes y pastos naturales, pero las subidas son cada vez más empinadas, así que las paradas para recuperar el aliento se repiten cada 15 a 20 minutos.
Aquel día, durante el repliegue estuve muy pensativo, mientras caminaba por los cerros, sentía que mis pasos no eran los mismos; en el camino sinuoso, entre arboles de eucalipto y magueyes como si estaría escapando en la madrugada avanzaba entre tropezones, me daba miedo de voltear hacía el distrito de Urpay, me alejé, cargando en mi mundo interno el mal recuerdo del encuentro con el fantasma. En mi condición de soldado andino de acuerdo a mi cosmovisión por muchos años a nadie le informé ni comenté de este encuentro paranormal.
Pasaban los años, la tortura en sueños siempre se me presentaba en imágenes parecidas al fantasma de Urpay, aparecía con vestimenta negra a veces con el cuerpo ensangrentado, ya era casi iterativa; incontables veces he luchado para no ser secuestrado, me perseguía en lugares desconocidos y desolados, pero lograba escapar volando hacia el espacio infinito, o también volaba de un cerro a otro cerro; todo este mal recuerdo se me presentaba en forma de pesadilla, en los instantes que estaba a punto de capturarme, me despertaba sudoroso, jadeando, respirado con cierta agitación por efectos del cansancio, mi corazón latía intensamente, ya no podía dormir, me levantaba de la cama y procedía a caminar, amanecía despierto viendo televisión.
Cuando se cumplió los 20 años de aquel encuentro paranormal en el distrito de Urpay, comencé a contarles a mis familiares y también a mis colegas de labores del ejército en los diferentes cuarteles, pero nadie me cree, algunos lo toman en forma de burla y otros simplemente me dicen que estoy loco, otros dicen que para la ciencia este tipo de seres no existen.
martes, 24 de noviembre de 2020
EL GENERAL CÁCERES REGRESA DE HUAMACHUCO A HUARAZ CAMPAÑA DE LA BREÑA 14 DE JULIO DE 1883
no se desespera
de la victoria,
porque el
coraje crece y se enciende
y en nueva
empresa verá la gloria.
¡Oh Patria
mía! No me maldigas
porque al
chileno no lo vencí,
que bien
quisiera haber perdido
la vida
entera que te ofrecí.
Más queda un
bravo, noble soldado,
que aquí en
la breña luchando está;
tú eres ¡oh
Cáceres!, nuestra esperanza,
tu fe y
constancia te harán triunfar”.
Fue aquella la más hermosa prueba de la conjugación del sentir de los pueblos con los ideales proclamados por el General Cáceres. De seguro, la noticia de lo ocurrido en Huamachuco llegó a Chiquián por la información de algún anónimo combatiente, y su relato debió ser de una emotividad tal que los guerrilleros de la zona le compusieron aquellos versos de reafirmación patriótica, en los que por primera vez se citó a La Breña, para dar nombre inmortal a la epopeya de la resistencia nacional.
Así, pues, la batalla de Huamachuco se convirtió para los peruanos y para Cáceres, la Senda del Honor, sostén principal de la voluntad inquebrantable de no doblegarse ante la adversidad y de continuar la lucha contra el invasor y sus aliados traidores.
(Fuente: “Recuerdos de la Campaña de la Breña".
EN TRES CRUCES CACHICADÁN SE FRUSTRA EL PLAN DE ATAQUE A LAS FUERZAS CHILENAS 6 DE JULIO DE 1883
El General Cáceres se retiró a descasar "a una miserable choza de paja", mientras sus tropas habían ocupado un potrero para pasar la noche, todos a la intemperie. Llegaría durante esa noche un correo del Norte, informando que los guerrilleros del coronel Puga, a los que se creía que se encontraban en Cajabamba, estaban en Ichocán. Se remitieron de inmediato instrucciones al jefe de la guerrilla, pero ya no las recibiría a tiempo de avanzar con oportunidad sobre Huamachuco.
En Tulpo el día 6, siendo las 05:00 horas, la tropa estaba ya en pie, consumiendo rancho. El General Cáceres fue el primero en dejar Tulpo, adelantándose con su escolta a Tres Cruces para elegir posiciones. Tras cargarse dos piaras de mulas que desde Angasmarca enviaron los hermanos Porturas para ayudar en el transporte, en Tulpo a las 06:00 horas parecía quedar todo listo para la iniciación de la marcha, pero desgraciadamente Recavarren, que debía marchar en vanguardia, perdió valioso tiempo castigando a algunos soldados de su destacamento que intentaron desertarse. Recién a las 08:00 horas se inició el movimiento, siempre con Recavarren en vanguardia y por derecha; mientras que el coronel Secada tomaba el difícil camino de la izquierda. El destacamento del Norte tuvo pocos problemas durante la marcha, aparte del desgano visible de parte de la tropa y la severidad que impuso su jefe, temiendo siempre se produjera deserciones en masa. Pero el coronel Secada tuvo múltiples contratiempos, que fueron retrasando la marcha ante la desesperación del comandante en jefe, que infructuosamente trató, a medio camino, pasar a la derecha. Cerca a Pampamarca el Ejército del Centro tuvo que atravesar en columnas de a uno por un estrecho sendero; luego, para pasar un pequeño río en el primer vado de Angasmarca, hubo de bajarse a tierra toda la artillería, por cansancio de las mulas. Se continuo la marcha por terreno pantanoso y de repetidas cuestas sumamente pendientes y accidentadas, trayecto en que se fatigó grandemente la tropa y los animales de carga se fueron retirando de cansadas y extenuadas.
No fue hasta tres horas después de haber pasado el enemigo cuando las tropas de Secada llegaron a la cumbre de Tres Cruces. Tampoco esta vez hubo recriminaciones, pero era ya evidente el enfrentamiento silente entre Recavarren y Secada, y entre éste y los secretarios del General, por más que nadie señalara públicamente a un responsable del percanes. Casi al mismo tiempo se presentaron unos paisanos, con un falso informe de que Gonzales había decidido acampar en Mollebamba. Era gente adicta al hacendado Bartolomé Terry, que llegó poco después, pues este proporcionó a Cáceres otro informe bastante alejado de la verdad: " Me aseguró asimismo el señor Terry - recordó Cáceres - que las fuerzas de Gorostiaga no pasaban de 500 hombres".
Cáceres creyó sobre todo en el primer informe, considerando que Herminio Gonzáles tendría que pernoctar en algún punto distante a 5 leguas de Tres Ríos. Pensó entonces que aun era posible sorprenderlo si se continuaba la persecución a marchas forzadas. Apoyaron esa opinión Recavarren y los secretarios, pero Secada hizo presente su disconformidad, principalmente por lo cansadas que tenía a sus tropas y porque el avance en la oscuridad sería una invitación para los desertores en masa. Se impuso el parecer de la mayoría y las 19:00 horas la hueste patriota principió a bajar la escarpada cuesta, para luego seguir por una extensa pampa salpicada de ciénagas. Cáceres, que marchaba con su escolta en vanguardia, fue ajeno a la dispersión que se declaró a medio camino en algunos batallones, especialmente entre los conformantes del destacamento del Norte. Así, ante la impotencia de los jefes, se produjeron deserciones en masa, cuya considerable magnitud recién pudo comprobarse al amanecer: "El resultado de esa marcha nocturna e infructuoso sugerida por el doctor Manuel Rodriguez y Recavarren - apunta Secada -, fue que éste perdiera más de 300 hombres, y yo 82. La tropa no había tomado más que un solo rancho ese día, y estaba mucho más fatigada que en la víspera". Pero no fueron solamente 382 las bajas, sino 600, según reconocieron Abelardo Gamarra y el propio Cáceres. Y eso no fue todo: al llegar a la llanura de Tres Ríos a las 04:00 horas del 7 de junio, tras una ininterrumpida marcha de 20 horas, no encontraron chileno alguno. Gonzales, que había visto a las tropas peruanas en los altos de Tres Cruces, había acelerado su marcha y no paró hasta Huamachuco, a donde llegó la misma noche del 6 de Julio.
En Tres Cruces, Cachicadán, provincia de Santiago de Chuco se produjo uno de los peores reveses del General Cáceres. Salió a emboscar un destacamento de 781 chilenos que se trasladaban desde la ciudad de Trujillo con destino al distrito de Huamachuco, y perdió en el intento 600 hombres (desertores en masa) sin causar una sola baja al enemigo.
El 7 de julio de 1883 en la localidad de Tres Ríos a 24 kilómetros de Huamachuco, el Ejército del Centro y el Ejercito del Norte con trapas disminuidas por la fuerte deserción y con el resultado de una frustrada persecución nocturna, se reuniría para una nueva junta de guerra.
sábado, 21 de noviembre de 2020
DESPLAZAMIENTO DEL EJÉRCITO CHILENO DESDE CHAVÍN DE HUÁNTAR A LA CIUDAD DE HUARAZ 18 DE JUNIO 1883
Utilizaron la misma ruta de camino pre inca que había utilizado las fuerzas peruanas, es decir marcharon por la ruta del caserío de Nunupata, Chuna, Lanchan, Chichucancha, Puna Shongu, Yanashallas Punta sobre los 4700 m.s.n.m, luego bajaron por la puna de Arhuaycancha, con destino al caserío de Huaripampa y el distrito de Olleros. Siendo las 17:00 horas del mismo día la vanguardia había llegado hasta el caserío de Huaripampa, pero en total mal estado debido a los cinco días de penosa marcha desde el distrito de Agua Miro, Huánuco.
El acuerdo de los mandos chilenos había sido que, si las fuerzas peruanas continuaban su desplazamiento hacia el Norte, las tropas chilenas se unirían nuevamente en el distrito de Olleros, provincia de Huaraz; en efecto sucedió así, ambas fuerzas se unieron en horas de la mañana del 19 de junio, unidos las fuerzas de Arriagada y las fuerzas de León sumaban 3200 hombres de las tres armas y continuaron la marcha hacía la ciudad de Huaraz, Ancash, lugar donde llegaron en horas de la tarde del mismo día.
El día martes 19 de junio el Ejército del Centro de 2240 hombres al mando del Cáceres ya se encontraba en el distrito de Yungay.
viernes, 20 de noviembre de 2020
TROPAS CHILENAS EN LA PUNA TORRES HUALLANCA BOLOGNESI ANCASH 16 DE JUNIO DE 1883
Las poderosas fuerzas chilenas de las tres armas se desplazaron con destino a la ciudad de Huaraz por la
subida de Yanashallash, sobre los 4600 m.s.n.m., prosiguieron la marcha
por las rutas de la cordillera Huarapasca, Puncu Ruri y la zona de Pastoruri; después
de 12 horas de penosa y sacrificada marcha, ocuparon la hacienda ganadera Pumapampa
jurisdicción del distrito de Cátac, provincia de Recuay, lugar donde pasaron la noche y esperaron a
las tropas rezagadas.
En aquellos tiempos, las poderosas fuerzas chilenas al mando del coronel Arriagada se dirigían a la ciudad de Huaraz, persiguiendo a las fuerzas peruanas al mando del General Cáceres que se habían dirigido desde el distrito de Agua Miro por las rutas de Tambillo, Taparaco, Ichik Kolla y Jatum Kolla con destino al distrito de Chavín de Huántar, las fuerzas desde el día 15 ya se encontraban en la ciudad de Huaraz.
En esta etapa de la guerra a las poderosas fuerzas chilenas se unieron los traidores peruanos adeptos al traidor de Cajamarca Miguel Iglesias Pino. Después del Grito o Manifiesto de "Montan" ocurrido en Cajamarca el 31 de agosto de 1882, peruanos y chilenos comenzaron a formar el "Ejército pacificador del Perú", los invasores transitaron en los andes del Perú guiados por peruanos traidores.
La cordillera de Yanashallash del distrito de Huallanca, provincia de Bolognesi, se ubica a 200 kms al sur de la ciudad de Huaraz, capital de la región Áncash y a 15 kilómetros del Centro Poblado Mayor de Pachapaqui, pueblo mas cercano; y a una distancia de 17 kilómetros del distrito de Huallanca. El clima es muy frío y lluvioso, por localizarse sobre los 4600 m.s.n.m.
domingo, 25 de octubre de 2020
LA PATRULLA "HUASCARÁN" EN CASERÍO DE GOCHAPITA TAYABAMBA PROVINCIA DE PATAZ 1993
El 28 de octubre de 1993, el helicóptero Ruso MI-8 trasladó a la patrulla "Huascarán" de 21 hombres desde la sede del Batallón Contrasubversivo N° 323 acantonado en el distrito de Huamachuco, con destino a la Base Contrasubversiva acantonado en el distrito de Tayabamba, provincia de Pataz. Después de 45 minutos de vuelo, la nave que había sobrevolado bajo el infinito cielo azul sobre las inmensas montañas comenzó a descender, aterrizando en el aeródromo de tierra afirmada del caserío de Gochapita que está ubicado en la parte alta, sobre los 3,800 metros de altura sobre el nivel del mar.
Dejando a la patrulla bajo mi mando, la nave inmediatamente retornó a Huamachuco, pues tenía la misión de trasladar más personal de patrullas a otros lugares del departamento de La Libertad. Siendo las 12:30 horas, desde el caserío de Gochapita la patrulla “Huascarán” conformado por 21 hombres comenzó a bajar a pie con destino al distrito de Tayabamba; en esas circunstancias, en las faldas del cerro en una pequeña escuela de educación primaria varios niñas y niños nos recibieron con toda su alegría que les brotaba desde su pequeño corazón, decían: ¡soldados del Perú!, ¡soldados del Perú!, ¡soldados del Perú!; casi todos corrieron, se nos acercaban unos y otros nos abrazaban.
Entre el caserío de Gochapita y el
distrito de Tayabamba, existen desde muchos siglos algunas quebradas profundas
y medianas, originadas por fallas geológicas, donde el hombre andino de estos
lugares, al andar, con sus huellas han hecho camino, por donde transitan a pie a través de todos los tiempos los
pobladores de todas las edades. Por este camino angosto,
pedregoso y sinuoso bajó la patrulla "Huascarán" de 21
hombres, luego aparecimos por la parte alta del distrito, bajamos cantado
canciones de guerra, canciones de muerte, canciones de sangre; pasamos por la
calle donde está el pequeño mercado de abastos, la iglesia, y formamos al frente
de la Municipalidad donde se encontraba instalado la Base Militar
Contrasubversivo, y desde los tiempos que permanecí como destacado en esta
instalación militar continuaba como jefe el capitán de infantería de seudónimo
"aguila", oficial que se encontraba coludido con los narcotraficantes
de la zona en contubernio con todas las autoridades políticas y policiales del
distrito.
El caserío de Gochapita por su ubicación estratégica siempre fue paso obligado para los
combatientes del Partido Comunista del Perú Sendero Luminoso y también de los
mochileros con droga que salían por la ruta del distrito de Ongon con destino al distrito de Urpay.
El día 29 de octubre, en la Base Militar
del distrito de Tayabamba, siendo las 05:00 horas, la patrulla de 21 hombres
salió al pequeño patio de armas con sus fusiles FAL en la mano, esperando, tan
solo la orden para el desplazamiento a pie, nos esperaba por tercera vez el
pequeño distrito de Urpay con sus 2688 m.s.n.m. En las dos anteriores nos
desplazamos por motivos del terrorismo y el narcotráfico; en esta oportunidad
teníamos la misión de dar seguridad en el local de votación instalado en el
colegio César Vallejo del distrito, para el cambio de la Constitución mediante
el proceso de Referéndum ordenado por el presidente Alberto Kenya Fujimori
Fujimori.
jueves, 8 de octubre de 2020
LAS HEROÍNAS RABONAS EN LA GUERRA CON CHILE (1879 – 1884)
¿Por
qué en los colegios no nos relataron la relevancia de la mujer rabona que
participó en las guerras de la resistencia contra los españoles y durante la
Guerra con Chile?. Lamentablemente las acciones de las mujeres peruanas en
estos acontecimientos han quedado en la oscuridad u olvido, como si ellas no
hubieran hecho nada por la patria; me refiero a todas las mujeres sin importar la
clase social.
Las
rabonas eran aquellas mujeres campesinas, algunas esposas y otras amantes de
los soldados reclutados para formar los batallones. Eran llamadas así porque
seguían a las tropas y se colocaban en la retaguardia de los combatientes. La
existencia de las rabonas viene desde los improvisados ejércitos que se crearon
durante las guerras independentistas y de aquellos que se formaron bajo el
mando de los caudillos militares que se disputaron el poder posterior a la
declaración de la independencia, siendo su accionar más importante durante la Guerra
del Pacifico.
Flora Tristán, testigo en la guerra de la Independencia, relata en su obra Las Peregrinaciones de una Paria: “Estas forman una tropa considerable y preceden al ejército por un espacio de 4 o 5 horas para tener tiempo de conseguir víveres, cocinarlos y preparar todo el albergue que iban a ocupar, ellas atraviesan los ríos llevando uno y a veces dos hijos sobre sus espaldas, siempre están atentas a las necesidades del soldado, lavan y componen sus vestidos”. “Además de llevar esta vida de penuria y peligros cumplen los deberes de la maternidad, se admira uno de lo que puedan resistir”. Otro autor, referente al segundo momento en la guerra escribió: “…desde entonces la compañera del soldado tiene que multiplicar sus labores: guisa, barre, cose, limpia las armas de su “cholo”, recoge sus haberes, asiste a sus ejercicios y cuando hay orden de emprender una marcha, carga con todo el ajuar para la guerra, equipo que lo trasladaba a la espalda”.
Cuando el ejército peruano iniciaba largas marchas por los desiertos y en los andes, las rabonas se encargaban de conseguir todo tipo de provisiones para preparar el rancho para las tropas, casa por casa pedían colaboración voluntaria de provisiones y leña, muchas veces le cerraban las puertas, no porque los pueblos estaban en contra del país, sino que cuando estas rabonas buscaban provisiones cometían algunos excesos. Las tropas después de larga marcha acampaba, ellas organizadas en grupos, inmediatamente preparaban el racho caliente para los combatientes. En largas marchas ellas trasladaban agua en los porongos para saciar la sed de los combatientes.
Pero la labor de estas rabonas no queda allí, a pesar de las condiciones de vida que llevaban, del peligro en el cual se encontraban, también se hicieron presentes en el mismo campo de batalla, sea para recargar los fusiles de sus compañeros, prestando servicios de enfermería, enterrando a sus muertos, ocasionalmente también entró en combate. También cumplieron el papel de espías, Doña Antonia de Cáceres cuenta que “una indiecita frutera, fingiendo no saber hablar castellano, se había infiltrado en el campo chileno y había escuchado un complot para asesinar al Mariscal Cáceres y gracias a esta información el Mariscal pudo salvar su vida”
Por
todo lo mencionado, no debería de sorprender aquellos actos heroicos de algunas
de ellas como el de Dolores, heroína anónima de la Batalla de San Francisco,
nunca se llegó a saber su verdadero nombre y se la denominó así por el cerro en
que se produjo su primera hazaña. Esta mujer, cuentan, que era la esposa de un
sargento, que al caer herido mortalmente, ella tomó el mando y
luciendo por su osadía ayudó a desalojar a los enemigos, peleando cuerpo a
cuerpo junto a los soldados. Posteriormente se trasladaron a Tarapacá donde
vuelve a tomar parte activa en el combate hasta lograr la victoria,
lamentablemente fue herida en un brazo y murió antes de llegar a Arica.
Doña
Antonia Moreno de Cáceres, llamada cariñosamente como hatum mamay, otra rabona
destacable, se encargó de la organización del Comité de Resistencia en la
ciudad de Lima; este comité desempeñaba diversas actividades como, por ejemplo,
la recolección de armas, envíos secretos de víveres, armas, medicinas y otros.
Siendo esposa del Mariscal Cáceres tuvo la labor de ser intermediaria
diplomática entre él y otros jefes militares con los cuales discrepaba
políticamente.
En
conclusión, la participación de estas rabonas en la guerra fue decisivo y
esencial para nuestros soldados; sin ellas, no hubieran tenido las fuerzas
necesarias para dar frente al enemigo. Incluso los propios soldados lo
aseveraron al realizar protestas cuando los mandos oficiales pretendieron
eliminarlas, debido a que ellos no confiaban que la administración militar
fuera capaz de suplantar los servicios de nuestras grandes rabonas. Aquellas
que simplemente quedaron en el olvido.
La
presencia de las mujeres y su apoyo antes, durante y después de combate
o guerra era imprescindible para el ejército. Estas mujeres valientes,
osadas y corajudas demostraron gran valor patriótico; que antes de aceptar
cualquier retirada decían: "yo muero matando".
En la Campaña Militar del Alto Cenepa 1995, el día 7 de febrero de 1995, las mujeres del Centro Poblado Mayor de Imazita en Mesones Muro, Amazonas, organizada en grupo preparon comida para la tropa de diferentes batallones que pasaron por este caserío con destino al puerto pluvial para dirigirse a la Base de Ciro Alegría. Ellas nos sirvieron un plato de guiso de pallar, con arroz y carne de pescado de rio, después de esta comida nadie probó alimento caliente por lapso de tres meses en el Puesto de Vigilancia N° 1, Amazonas.