El
sábado 11 de febrero de 1995, amanecimos en el sector La “Y”, sentados al pie de inmensos árboles apreciamos en la falda de los cerros la neblina que permanecía abrazado con la densa vegetación, había mucha humedad. Sin rancho desde el día anterior, sin medicamentos, varios días permanecimos con el mismo uniforme húmedo, con las botas cubierto de barro y con nuestro
infaltable fusil FAL en la mano, en las noches durmiendo sobre hojarascas arrancados de los
árboles que nos sirvieron como colchón, tapados con ponchos de jebe y
plásticos, así soportamos los embates del oscuro cerrazón al pie de inmensos
árboles, en esos momentos difíciles yo me encomendé a una pequeña cruz que en los días anteriores fabriqué con dos palos del lugar
que los mantenía amarrado con una tira de un plástico viejo, siempre pensaba en
Cristo.
Desde las tempranas horas habíamos soportado el incesante disparo de los lanzadores múltiples BM-21 y el bombardeo de la aviación ecuatoriana. Los monos “hueveros” nunca acertaron con sus disparos; los disparos de los BM - 21 desde las partes altas no causó ningún daño en el personal, cientos de granadas explosionaron en las faldas de los cerros circundantes, sus efectos fueron negativos debido a la densa vegetación. Así transcurrieron las primeras horas de la mañana, siendo las 09:30 horas, los rayos de la luz solar comenzó a cubrir el manto verde calentando el ambiente húmedo, y los resultados de los enfrentamientos también comenzaron a aparecer bajo la sombra de los árboles, un grupo de soldados sin zapatos bajaban desde de la zona del Helipuerto Tormenta cargando en una camilla rustica a un soldado fallecido y otro grupo trasladaba a los heridos a la UQM (Unidad
Quirúrgica Médica) que se encontraba en las inmediaciones.
Y llegó el momento de la partida, ordenaron a equiparse, formamos, nos dijeron que el camino empinado era largo y sinuoso cubierto de
mucho lodo que lo hacía muy difícil de transitar. Siendo las 10:30 horas, en un
terreno barroso, las tres compañía de fusileros comenzaron a ascender, a cada paso se nos presentaban diversos tipos de
obstáculos como los huecos bajo inmensas piedras y árboles caídos, superando
todo tipo de inconvenientes lentamente llegamos a la cima del cerro que ya formaba como parte del sector Helipuerto Tormenta, donde hallamos
terreno bombardeado por la aviación ecuatoriana, aunque algunos también
comentaban que por error había sido bombardeado por un avión Canberra del Perú,
lo cierto es que a 20 metros a la redonda todo había sido removido, no existían
ni las raíces de los árboles, las piedras estaban calcinados, fue impresionante ver los efectos que deja una bomba de 300 kilos lanzado desde un
avión, como es normal a muchos nos hacía pensar todos los peligros a que
estábamos expuesto, pero de ninguna manera afectó la moral del soldado peruano. Siendo
las 15:00 horas, bajo intenso sol y cielo azul, el grueso del personal del
Batallón Contrasubversivo Nº 28 de Rioja, San Martín, llegó al cerro
que se encuentra al frente de Puesto de Vigilancia ecuatoriano de Coangos, a
este lugar los peruanos lo conocemos como el Helipuerto¨Tormenta”, cota 1274 y
los ecuatorianos como la Base Norte.
En
las inmediaciones del lugar bombardeado se encontraba un equipo de radio de
alta frecuencia HF/BLU PRC 2200 (S) Tadiran, enterrado hasta la mitad, la gente
decía que durante el bombardeo un soldado del Batallón Contrasubversivo Nº 314
de Huánuco había perdido dicho equipo de radio, no lo sacaban pensando que los
ecuatorianos lo habían conectado a una mina y que al menor movimiento
explotaría. Al soldado "cobra" que se desplazaba a mi retaguardia le
ordené para que lo amarre con la soguilla de nylon de 25 metros que llevé en mi
mochila, pensé sacarlo arrastrando, pero éste soldado se negó a cumplir la
orden pensando en las minas; por ende, decidimos continuar la marcha, llegamos
donde se encontraban instalados los tiradores de cohetes Strella (tiradores de
lanza cohetes de misil tierra aire fabricado en Rusia). Desde la zona
bombardeada ya se observaba con total claridad todo el Valle del Cenepa y sobre
todo el PV ecuatoriano de Coangos, que prácticamente está en
la misma cresta de la Cordillera del Cóndor, desde este lugar los ecuatorianos
día y noche disparaban sus lanzadores múltiples BM-21, estos disparos solo asustaban
por el gran ruido y las explosiones en las faldas de los cerros circundantes,
ningún soldado peruano perdió la vida
por efectos de estos disparos, que normalmente era absorbidos por la
densa vegetación.
En
un sector del Helipuerto Tormenta, cota 1274, se encontraba el (PCA) Puesto de
Comando Avanzado del Batallón Contrasubversivo “Coronel Buenaventura Aguirre”
Nº 314 que se había desplazado desde el departamento de Huánuco, donde llegué a
conocer al Teniente Coronel de Infantería Lindo Zárate Javier, Comandante de
dicho batallón. Helipuerto “Tormenta”, lugar donde la gran mayoría de
combatientes abrimos los ojos para ver de cerca los peligros que se corría a
cada instante, más aun cuando a manera de recibimiento los
cañones y los lanzadores múltiples BM-21 del Ejército ecuatoriano comenzaron a
“vomitar” cientos o tal vez miles de proyectiles desde diferentes direcciones
con destino al Puesto de Vigilancia Nº 1 y con dirección al sector conocido como la "Ye". Aquella tarde soleada, cientos de granadas de los cañones y lanzadores múltiples del enemigo pasaron por encima de nuestras fuerzas, explosionaron en las partes altas de los cerros circundantes a los PV peruano, estos proyectiles disparados desde diferentes direcciones en horas del día eran invisibles, pero en las horas de la noche se les veía con total claridad, se desplazaban echando chispas que al explosionar producían ruido ensordecedor, estos disparos nunca llegaron a los objetivos que ellos deseaban.
Después del desastre de 1981, los ecuatorianos para esta ocasión se habían preparado bien en el mismo terreno, habían instalado buena defensa antiaérea, buena artillería y sus aviones de combate siempre ingresaron a nuestro espacio aéreo "como Pedro por su casa", sobre todo en las noches, quien no permaneció asustado escuchando la explosión de las bombas lazados por las naves de Ecuador; los resultados no mienten ellos derribaron cuatro aviones de combate y cinco helicópteros, en total perdimos nueve naves. Cuando llegué a conversar con el personal de Suboficiales del Batallón Contrasubversivo Nº 314 de Huánuco, que ya tenia mas tiempo en este lugar, la gran mayoría decía que los ecuatorianos nos habían superado en el combate aéreo; por ende, la situación se tornaba muy preocupante, porque el arma antiaérea Strella (lanza misil tierra aire) del año 1970 adquirido en Rusia ya se encontraba con obsolencia técnica, si lo comparamos con el lanza misil moderno tierra aire IGLA de Ecuador adquirido en Israel.
Después del desastre de 1981, los ecuatorianos para esta ocasión se habían preparado bien en el mismo terreno, habían instalado buena defensa antiaérea, buena artillería y sus aviones de combate siempre ingresaron a nuestro espacio aéreo "como Pedro por su casa", sobre todo en las noches, quien no permaneció asustado escuchando la explosión de las bombas lazados por las naves de Ecuador; los resultados no mienten ellos derribaron cuatro aviones de combate y cinco helicópteros, en total perdimos nueve naves. Cuando llegué a conversar con el personal de Suboficiales del Batallón Contrasubversivo Nº 314 de Huánuco, que ya tenia mas tiempo en este lugar, la gran mayoría decía que los ecuatorianos nos habían superado en el combate aéreo; por ende, la situación se tornaba muy preocupante, porque el arma antiaérea Strella (lanza misil tierra aire) del año 1970 adquirido en Rusia ya se encontraba con obsolencia técnica, si lo comparamos con el lanza misil moderno tierra aire IGLA de Ecuador adquirido en Israel.
El
Batallón Contrasubversivo Nº 28, contaba entre sus filas con personal de Tropa
en su totalidad oriundos de la Selva. Llegando al lugar denominado como
"Helipuerto Tormenta", cota 1274, bautizado por los ecuatorianos como la Base Norte, nos ubicamos a continuación del dispositivo izquierdo del
Batallón Contrasubversivo N° 314 procedente del departamento de Huánuco.
Recuerdo que fue una hermosa tarde caluroso y muy apacible; la densa vegetación
como un manto verde descansaba en las altas cumbres abrazado por los efectos de
rayos del sol; en las quebradas como un inmenso manto blanco, sinónimo de paz,
también casi inmóvil plácidamente descansaba la densa neblina, entonces sentí
paz y total tranquilidad interior, me senté y luego me recosté mirando con
dirección hacía la cima del Puesto de Vigilancia Coangos de Ecuador, saqué mi
binocular y pude observar que la bandera ecuatoriana flameaba con total
tranquilidad, alrededor algunos soldados caminaban, a partir de ese momento
comenzaron a reinar en mi cabeza muchas interrogantes, por ejemplo: ¿Por qué no
se bombardeó dicho Puesto de Vigilancia del enemigo?”. El Puesto
de Vigilancia Coangos de Ecuador, está ubicado en plena cresta de la Cordillera
del Cóndor, cota 1666, entre territorio (P) y (E) desde allí se domina
perfectamente todo el valle del Cenepa; por ende, Ecuador tenía ventaja en el
terreno y porque no decirlo también en el emplazamiento de armas de largo
alcance de artillería como los obuses, cañones y sobre todo sus lanzadores múltiples.
Las horas de la tarde transcurría con normalidad, en total silencio, en esas circunstancias el grueso del personal del Batallón, después de acondicionar el PCA (Puesto de Comando Avanzado), comenzaron a buscar abrigos y cubiertas para pasar la noche, luego algunos se agruparon, el tema de la conversación fue relacionado al problema de siempre, es decir el rancho, mientras otros también comenzaron a descansar. De repente la tranquilidad de la tarde se quebró, pues siendo las 17:20 horas aproximadamente, la tropa comenzó a gritar: “¡Avión! , ¡avión!, ¡avión!, ¡avión!”…a lo lejos se sentía el rugido del motor, algunos rápidamente nos pusimos de pie logrando ver que se aproximaba un avión subsonico A-37 ecuatoriano, ante tal situación lo único que hicimos fue encomendarnos a Dios, luego, en silencio corrimos hacia las cubiertas y abrigos que en sí no nos protegía más que de los tiros de fusiles, nada más, pero no del fuego de la artillería y mucho menos de los bombardeos de la aviación. Ya habíamos visto los efectos que deja una bomba de 300 kilos lanzado desde un avión, es por eso que muchos mostramos desesperación y pánico.
Desde
el lugar donde nos encontrábamos, parcialmente se podía ver la ubicación de los
tiradores de cohetes Strella; logré ver a un Técnico de la FAP quien corrió a toda velocidad desde su trinchera llevando consigo el lanza cohete, rápidamente trepó a un
árbol y al llegar a la parte más alta buscó un campo de acción y esperó al
avión ecuatoriano. La
nave al llegar sobre nuestra ubicación acortó la
velocidad y lanzó dos bombas que se fueron al otro lado del cerro, las mismos
que explotaron sucesivamente, después del lanzamiento, el piloto sintiéndose
exitoso procedió a retirarse con total tranquilidad, en ese momento en cuestión
de segundos uno de los tiradores le soltó un misil, el cohete salió directo a la nave, casi logró
impactarlo, entre mi dije: ¨Ya se jodió carajo, ya le pescó, ya le pescó¨, pero
no, el piloto al darse cuenta, hizo una hábil maniobra haciendo zigzaguear a su
nave repetidas veces, así logró esquivar el misil; cuando la ave levantó el
vuelo ligeramente, el misil se desvaneció y se fue de picada al fondo de la
quebrada, donde explotó. Pienso
que por el susto del momento, el piloto ecuatoriano guió su nave en acción
desesperada hacía la quebrada, luego reaccionó para levantar el vuelo,
desapareciendo por el sector del PV Coangos. En esta oportunidad el
avión de combate ecuatoriano se salvó por gracia de Dios, pero a partir de ese
momento los pilotos enemigos se dieron cuenta que nuestra defensa antiaérea
estaba allí, para proteger el avance de nuestra gloriosa infantería entre la
espesura de la selva. A
las 18:20 horas apareció otro avión por la misma ruta y en la
misma dirección, pero esta vez un poco más alto y a más velocidad, tal vez a
dos mil metros de altura, soltó sus bombas, las mismas que
cayeron lejos de nuestra ubicación, solo sentimos las explosiones, en seguida
desapareció a gran velocidad por el sector Coangos; en esta oportunidad también los tiradores lo esperaron listos, pero la nave no entró a la zona de
captura del misil, por lo que pienso que por razones técnicas no se efectuó el
disparo.
El
Batallón Contrasubversivo Nº 28 de Rioja, en su totalidad conformado por
personal de Tropa oriundo de la selva, mal uniformados, todos portaban fusiles
FAL modelo 1958 y modelo 1969, en su mayoría repotenciados y en mal estado, no
hubo dotación de cascos de acero, las fornituras y las cananas también se
encontraban en mal estado por el uso continuo durante los patrullajes en las
Zonas de Emergencia durante los combates contra el personal del Partido
Comunista del Perú Sendero Luminoso; faltó provisiones y apoyo oportuno con
raciones de campaña, pero el personal de tropa Servicio Militar Obligatorio
oriundo de la Selva siempre acostumbrado a la vida en el monte, soportaron
todas las dificultades que se les presentaron durante los días en la zona de
guerra, superando todo tipo de obstáculos demostraron ser buenos combatientes,
lo que si fallan siempre son los que están detrás del soldado principalmente la
clase política del país, ellos son los responsables directos como mandos supremos de las
FFAA.
En aquellos tiempos los altos mandos, principalmente los del Ejército, Generales desleales a su tropa, se dedicaron a robarles parte de sus propinas y racionamientos, mientras ellos vivían involucrados en una serie de escándalos por casos de corrupción; los subalternos combatimos con armamento obsoleto, mal uniformado, sin casco, sin chaleco, con fornituras y cananas en mal estado y sin racionamiento, así permanecimos desde el primer día que ingresamos a la zona de guerra. Cuando finalizó el conflicto salimos con el rostro amarillento y con excesivo bajo de peso. No hubo descanso ni permiso para nadie, inmediatamente todos retornamos a nuestras respectivas Bases Contrasubversivas a continuar con las labores de siempre, es decir para continuar luchando contra los subversivos del PCP Sendero Luminoso.
En aquellos tiempos los altos mandos, principalmente los del Ejército, Generales desleales a su tropa, se dedicaron a robarles parte de sus propinas y racionamientos, mientras ellos vivían involucrados en una serie de escándalos por casos de corrupción; los subalternos combatimos con armamento obsoleto, mal uniformado, sin casco, sin chaleco, con fornituras y cananas en mal estado y sin racionamiento, así permanecimos desde el primer día que ingresamos a la zona de guerra. Cuando finalizó el conflicto salimos con el rostro amarillento y con excesivo bajo de peso. No hubo descanso ni permiso para nadie, inmediatamente todos retornamos a nuestras respectivas Bases Contrasubversivas a continuar con las labores de siempre, es decir para continuar luchando contra los subversivos del PCP Sendero Luminoso.
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