viernes, 4 de agosto de 2017

LA HISTORIA DEL PATRULLAJE CONTRASUBVERSIVO EN ALTO SAPOSOA HUALLAGA SAN MARTIN OCTUBRE 1994

En el año 1994, durante cinco meses consecutivos permanecí como destacado en la Base Contrasubversivo del distrito de Agua Blanca, provincia de El Dorado, departamento de San Martín, desde el (01 de junio a 30 de octubre).

Ante la constante información del Servicio de Inteligencia relacionado a la presencia de combatientes del PCP Sendero Luminoso en las alturas del sector mina de sal, ubicado en el lado Sur del distrito de Agua Blanca, provincia de "El Dorado"; por ende, con la misión de realizar emboscadas al mando del teniente del Ejército de seudónimo "Marte", oficial Comando, en dos oportunidades, entre los meses desde el uno de junio al treinta de octubre me desplacé como integrante de la patrulla Contrasubversivo, siempre por el itinerario que fue el sector Mina de Sal, zonas del distrito de Pasarraya, San Francisco, Centro Poblado Mayor de Rejis, el cerro Sica Sica, Fausa Sapina, Fausa Lamista, Santa Rosa, sectores del distrito de Alto Saposoa, provincia de Huallaga. En total nos desplazamos al mando de 40 hombres de Tropa SMO (Tropa netamente de la Selva). El mencionado oficial era medio loco, a veces a manera de comentario nos decía que un ex Técnico de la especialidad de comunicaciones del Ejército había entrado a formar en las filas del Partido Comunista del Perú Sendero Luminoso y estaba interceptando nuestras comunicaciones en la red de "HF" Alta Frecuencia, con esos argumentos había solicitado para que el suscrito se apersoné a la base militar del distrito de San José de Sisa para ejecutar el mantenimiento preventivo del equipo de radio y además para la orientación de la antena dipolo, en esta base militar trabajaba el mencionado oficial; lugar donde permanecí durante siete días ejecutando trabajos relacionado a mi especialidad. Durante mi permanencia como destacado en la base militar del distrito de San José de Sisa, relacionado a este oficial el personal de Tropa SMO me comentaba que en las noches el oficial salía a los servicios higiénicos bien armado con el fusil FAL en la mano listo para ser empleado en caso de un ataque, decían también que a veces llevaba consigo un lanzacohetes RPG al hombro, etc. Solo son anécdotas y recuerdos de aquel memorable tiempo de nuestro paso por las bases militares, trochas y ríos profundos cuando aún éramos jóvenes en busca de terrucos, pero el tiempo es ingrato, ahora desde lejos miramos al son de las modernas normas nuestros viejos hechos de ayer.

En el lado Sur del distrito de Agua Blanca, existe un cerro muy alto, en este lugar existe una mina de sal que los pobladores de las diferentes zonas la explotan para su consumo, en ese sector hay trochas muy antiguas por donde también transitan los combatientes del Partido Comunista del Perú Sendero Luminoso; por ende, las patrullas siempre se movilizaron hacia el sector en mención en un terreno empinado y muy difícil de transitar. En la segunda semana del mes de octubre del año 1994, realicé el último patrullaje en dicha zona, en esta oportunidad las informaciones de inteligencia relacionado a la presencia de las columnas subversivas del Partido Comunista del Perú Sendero Luminoso en estas alturas parecieron certeras. En este patrullaje nos acompañaron cinco civiles del pueblo que eran ronderos, ellos transportaron a la espalda las municiones y granadas de reserva, provisiones y otros. En aquel patrullaje me desplacé como hombre en punta, 100 metros adelante de los grupos de asalto, seguido de cerca de 10 metros de distancia por un sargento 2do; en la inmensa subida con pequeñas entradas y salidas dentro de una densa vegetación, caminé tenso, a pesar de mi fortaleza física mis piernas ya no daban más, me cansé, sin embargo, superando todos los inconvenientes cumplí la misión, en estas situaciones el combatiente siempre está al borde de la muerte, el soldado que avanza está en total desventaja, pues el adversario que está a la defensiva siempre está en cubierta y abrigo y observa todo sin ser visto; ergo, ubicado en un lugar muy estratégico con amplio campo de vista en su condición de francotiradores en estas situaciones no fallan y te eliminan en cuestión de segundos, también uno está expuesto a los encuentros inopinados, en este tipo de desplazamientos el primero en morir es el hombre en punta, ese es el riesgo de ser hombre en punta en terrenos de la Selva, pero gracias a Dios todos llegamos a la cumbre más alta de esta cadena de montañas sin novedad. Siendo las 14:30 horas todos ocupamos una loma debajo de unos árboles de gran tamaño donde procedimos a descansar, mientras el personal de ronderos cada uno con sus respectivas escopetas salieron a casar unos aves de color negro con cresta y pico rojo parecido a un pavo, creo que se lama paujil, habían casado cuatro aves, estos ronderos acostumbrados a la vida en el monte rápidamente lo pelaron y lo prepararon a la brasa, con esa carne en total 47 hombres de la patrulla nos alimentamos aquella tarde. 

La tarde era muy agradable y soleado por lo que decidimos pasar la noche en la cima de este cerro, el más alto de esta cadena de montañas, cubierto de una densa vegetación de inmensos arboles; en este lugar tendimos ramas y lo cubrimos con plásticos, ahí nos acostamos tapados también con plásticos que nos servían como si fueran ponchos de jebe, en esa circunstancias siendo las 01:00 horas, nos sorprendió una lluvia torrencial e imparable, era como un diluvio, nada nos protegía, en esos momentos todos nos pusimos de pie con el uniforme mojado, cinco minutos permanecimos acomodando las mochilas y cubriendo el cañón del fusil con bolsas de plástico para protegerlo del agua, luego decidimos bajar por esa trocha angosta al borde de inmensos y profundos acantilados, la oscuridad era total, nuestro destino fue el distrito de Pasarraya del Alto Saposoa. Siempre nos dicen que en las noches para no delatar de nuestra presencia no deberíamos prender nada de luces, pero durante esa marcha todos rompimos esas normas que muchas veces salen del escritorio de tácticos mediocres, si no es por las luces de la linterna de mano aquella madrugada muchos hubieran terminado en esos abismos de más de mil metros de profundidad, los restos de los caídos difícilmente lo hubieran rescatado. Tapamos nuestras espaldas y las mochila con los plásticos que nos servía como si fuera poncho de jebe y continuamos bajando con intervalos de hombre a hombre a una distancia de medio metro, en este tipo de patrullajes, el soldado siempre debe pensar en su fusil, pues sin ella no es nada; siempre protegiendo el fusil así como dice el instructor Gamboa en la película "Ciudad y los Perros" el arma nunca debe caer al suelo, es preferible romperse la cara antes que soltar el fusil, para el soldado el arma es tan importante como sus huevos, ¿usted cuida mucho sus huevos soldado?"; con las palabras del instructor Gamboa que alguna vez habíamos escuchado en la mencionada película, con las mismas frases casi al pie de la letra le inculcamos y advertimos a la tropa para el cuidado del armamento durante la marcha con el correaje del fusil bien asegurado y con el cañón hacia abajo para proteger de la intensa lluvia, en una trocha sinuoso y muy resbaladiza, donde también corría mucha agua, rodaban piedras, se nos presentaba también inmensos árboles caídos que sobre estos teníamos que pasar como si fueran obstáculos de pistas de combate, para estos tipos de desplazamiento no contamos con pochos de jede ni bolsón de primeros auxilios para cualquier accidente. 

Siendo las 06:00 horas, en la bajada llegamos a una chacra con plantaciones de piña, ahí algunos nos sentamos y comimos piña verde que luego nos originó sangrado en la lengua, pero el hambre no era para poca cosa. En la bajada continuamos la marcha, s
iendo las 07:45 horas, llegamos al lado Este del distrito de Pasarraya, las montañas circundantes de este hermoso valle amanecieron cubiertos por una densa neblina que permaneció a largo de la mañana abrazado con la densa vegetación, a los lejos también se sentía el rugir amenazante del caudaloso y turbulento río Saposoa que nos separaba con el distrito en mención. En medio de la densa vegetación hallamos dos casas con techos de hojas de plátanos y lo ocupamos, era un hermoso lugar, el inmueble habría sido de presuntos narcotraficantes, quienes ante la proximidad de la patrulla del ejército escaparon dejando montón de hojas de coca que estaba en proceso de secado, tres sacos de arroz de buena calidad y 15 gallos de pelea en sus corrales, aquella maña los animales nos sirvieron de sustento para saciar el hambre, todos los gallos terminaron en las ollas, desde este lugar los cinco ronderos retornaron al distrito de Agua Blanca, pues ya habían cumplido su misión.

En el inmueble del presunto narcotraficante, descansamos todo el día para recuperarnos del desgaste físico, como es obvio después de consumir el suculento caldo de 15 gallos de pelea ya estábamos bien reconfortados. En la noche todos permanecimos uniformados y puesto nuestros borceguíes en espera de cualquier orden, en esas circunstancias siendo las 02:00 horas, apareció una avioneta, sobrevoló casi en forma circular iluminando con luces potente a todo el valle, ¿pero una avioneta porque hizo su presencia a esa hora?, definitivamente era una avioneta de narcotraficantes; por ende, en plena oscuridad formó todo el personal de la patrulla y nos desplazamos a paso largo con destino al aeropuerto informal del Centro Poblado Mayor de Rejis, Saposoa, caminamos dentro de la trocha, cubierto de una densa vegetación y llegamos al río Saposoa, como en horas de la madrugada del día anterior había llovido por varias horas, el río aún estaba cargado y muy turbulento y se desplazaba lentamente, hallamos un pequeño puerto donde en una de las orillas encontramos una pequeña balsa hecho de maderas de topa, a esta pequeña embarcación el teniente "Marte" le amarró una soga de 60 metros y en plena oscuridad se lanzó al agua todo uniformado, nadó en la oscuridad para trasladar la soga a la otra orilla, él ahí nos esperó, del otro lado ordenó a todo el personal de Tropa pasar nadando, cinco en cinco los clases y soldados pasaron nadando todos uniformados dentro de la oscuridad, en estos casos mis respecto para la Tropa de la Selva, ellos son muy expertos en lo que respecta a la natación en los ríos, todos uniformados nadaron aproximadamente 60 metros de distancia de orilla a orilla, mientras yo quedé en mí mismo emplazamiento con ocho hombres de Tropa, amarrando los fusiles sobre la pequeña embarcación de madera de topa, bien amarrado, por ambos lados, mientras ellos amarraban los fusiles, las mochilas de todo el personal, la ametralladora Mag, el lanzacohetes RPG y el equipo de radio Thomson TRC 340, ahora el problema era para mí, por mi cabeza reina mil problemas, en ese momento sentí mucho miedo, entonces me vino a la memoria mis recuerdos de adolescente, pues en esas épocas había nadado más de 100 metros de distancia en una represa profunda por allá en la hacienda agrícola de Santa Rosa en Sayán, Huacho al norte de la ciudad de Lima, así mismo llegaba a mi memoria los nados que realizaba en el río Pallar en Huamachuco, donde nadaba juntamente con mis compañeros en esos remolinos profundos, todo esos recuerdo de años llegaba en mi mente, como acicate de valor, pero habían pasado muchos años, en los cuarteles me habían entrenado en unas piscinas de 25 metros de largo en ropa de baño, por ende el entrenamiento básico del cuartel no me garantizaba para pasar este río bajo intensa oscuridad, en ese momento de desesperación hasta casi me orino de miedo, entre mi dije ¿son más de 60 metros, son más de 60 metros?, en estas situaciones no podía justificar el miedo delante de personal de Tropa, nunca había nadado uniformado en horas de la madrugada y mucho menos en total oscuridad, en ese momento pensé subirme sobre la topa cargado de armamentos, pero sentí vergüenza delante de la Tropa, no sabía qué hacer; por si acaso para evitar cualquier percance los ocho hombres de Tropa se encargaron de la seguridad de la pequeña embarcación (cuatro en cada lado), momentos que en voz alta el oficial ordenó de la otra orilla para pasar y al mismo tiempo el grueso del personal de tropa que ya estaba en la otra orilla a una sola voz comenzaron a jalar todo el cargamento, en ese momento de desesperación me colgué detrás de la pequeña embarcación, cogí una soga gruesa entre las crucetas de la madera topa y no la solté para nada, de otro lado nos arrastraron, continuaron jalando con mucha fuerza, cuando el cargamento y el personal llegó a la otra orilla el teniente dijo (¿dónde está el suboficial, dónde está el suboficial?) pues no me habían visto porque me demoré mucho en salir por la misma situación de la oscuridad, estreches y el barro. Luego, todos con el uniforme mojado, cogimos nuestros armamentos y mochilas, nuevamente reinicie el desplazamiento como hombre en punta, todo el camino se nos presentó barroso y muy difícil para transitar, hemos realizado una marcha forzada hasta el aeropuerto del Centro Poblado Mayor de Rejis, adonde llegamos siendo las 06:40 horas, no hallamos ninguna evidencia del aterrizaje de la avioneta de presuntos narcos. El desplazamiento nocturno de la madruga fue un error muy grande, pero el destino no se equivoca que por alguna razón hoy escribo estos recuerdos.

En el Cerro Sica Sica, en la bajada, llegamos a un pequeño campamento de cocaleros, donde sorprendimos a un grupo de campesinos cocaleros en pleno trabajo de elaboración de cocaína (pasta básica), había tres pozos con las hojas de coca con querosene y otros insumos, la dueña fue una señora de contextura gruesa nacida en el departamento de Piura, y la mayoría de los trabajadores también fueron piuranos, aquí la señora se ofrece "arreglar" por este trabajo ilícito nos quiso "aceitar", pero dijo que no tenía plata, aducía que el personal de tropa durante las pesquisas en una de las chozas le había robado la suma de seis cientos ($ 600.00) dólares americanos; ergo, comenzó con la acusación, entonces se ordenó a formar a todo el personal de tropa con la finalidad que la señora identifique al presunto autor del robo, formado la tropa, la señora caminó delante de la tropa mirándolos de cerca a cada uno de ellos pero solo se atinaba a decir: "uno de ellos ha sido, uno de ellos a sido, uno de ellos ha sido", no identificó a nadie; trató de sorprender a la patrulla haciéndose la victima con falacias; por la acusación sin pruebas, por el ofrecimiento ilícito, además por el reclamo constante con palabras de amenaza, procedimos a prender fuego a las tres pozas de maceración y fueron detenidos la señora jefa que aún tenía un bebito de un año, más tres mujeres también con hijos menores, además 15 hombres que trabajan como peones en la elaboración de la pasta básica de cocaina, a todo este personal detenido lo trasladamos a pie, todos caminaron cargando sus mochilas, algunos llevaron sus bidones, sus ollas, sus platos; aquella tarde llegamos a un centro poblado mayor donde pernoctamos, cuyo nombre del lugar no recuerdo, como se anocheció a los 19 detenidos lo depositamos en el local comunal, ahí amanecieron muy triste, viéndolos en ese trance pensé que se arrepentían del momento que vivían como detenidos, el traslado de este personal siempre fue a pie, los niños iban llorando y las mujeres sufrieron mucho en esa trochas dentro del monte; al día siguiente siendo las 06:00 horas el personal de la patrulla y los detenidos, todos sin rancho reiniciamos el desplazamiento; después de larga caminata, siendo las 15:00 horas llegamos con todos los detenidos y el personal de la patrulla al cruce de la carretera entre Santa Rosa y Fausa Lamista, yo inmediatamente con dos sargentos me dirigí al paso ligero hasta el distrito de Santa Rosa, lugar donde había paradero de camionetas de 4x4, a los dueños (chóferes) inmediatamente les solicité sus documentos de identidad, los documentos de los vehículos, eso fue solo para asustarlos, en aquellos tiempos ante la presencia de los militares los civiles cumplían las ordenes sin dudas ni murmuraciones, todos callados obedecían las ordenes, les ordené a los chóferes de las 4 camionetas para que se dirijan al cruce, donde teníamos muchos detenidos entre ellos las mujeres con niños en los brazos que no podían caminar, los sargentos y el suscrito subimos a la primera camioneta y a los demás les dije: "síganme que en el distrito de Agua Blanca les entrego todos sus documentos" y por ende todos me siguieron y llegaron al cruce, con el apoyo de estos vehículos trasladamos a los detenidos y al personal de la patrulla, llegando a la Base Contrasubversiva de Agua Blanca en horas de la tarde, finalizado la misión a los cuatro chóferes se les devolvió todos sus documentos y se retiraron en sus respectivos vehículos. Este personal civil al día siguiente se trasladó a la fiscalía de Tarapoto, en ese traslado participaron otros cuyo seudónimo de ellos no recuerdo. Este patrullaje a pie duró durante ocho días, dimos una vuelta completa por las zonas de Mina de Sal, distrito de Pasarraya, Rejis, San Francisco, cerro Sica Sica, Fausa Lamista, Fausa Sapina y Santa Rosa. Pido disculpas si por ahí ha existido error impremeditado en los términos de contexto de como sucedieron los hechos.  

2 comentarios:

  1. Soy Manuel Javier Alva. Lo que Usted cuenta respecto a la "aceitada" no es verdad y afecta mi honor y buena reputaacion. Es necesrio se rectifique inmediatamente, de lo contrario haré la defensa de mi honor y buena reputacion por medios legales.
    Atte. Manuel Javier Alva, tf: 995607777

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  2. Me rectifico en esta parte de mis narraciones, ha sido un error impremeditado, no ha sido mi intención de mellar su buena reputación y mucho menos su honor, mas al contrario yo siempre he admirado a usted como persona y oficial, en aquellos tiempos el suscrito en dos oportunidades bajo su comando formé como parte de la patrulla de la Base Contrasubversiva del distrito de Agua Blanca, provincia de "El Dorado"; lo que sucede es que mis manuscritos que los plasmé en el mismo lugar de los hechos por los años transcurridos se encontraban con las letras despintadas e ilegibles induciéndome a error, los 30 negativos de las fotografías también se malograron debido al tiempo transcurrido. Reitero a usted mis disculpas, atte. El autor.

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