sábado, 29 de octubre de 2016

LA HISTORIA DEL BATALLÓN DE INFANTERÍA MOTORIZADO "IQUIQUE" N° 31 LOBITOS TALARA PIURA 1989

Después del desastroso comando del Teniente Coronel de infantería Manuel Llanos Reyes en el año 1988, como Comandante del glorioso Batallón de Infantería Motorizado “Iquique” N° 31, acantonado en el distrito de  Lobitos, provincia de Talara, para el año fiscal 1989, el personal de Oficiales, Técnicos, Suboficiales y Tropa SMO esperaban con ansias la llegada de otro Comandante, con buenos antecedentes en lo moral, sobre todo líder y buen soldado, y se rumoreaba la llegada del teniente coronel de infantería conocido en el ámbito militar como "el chorrillano". 
Este Comandante había llegado a la guarnición de Lobitos con fecha 4 de enero, procedente de la guarnición de Puno, pero no se presentaba al cuartel, pues se había encontrado con sus promocionales de colegio que en su mayoría eran pescadores del distrito de Lobitos y algunos empleados civiles de la 8va División de Infantería, amigos de estudiante que había conocido en uno de los colegios del distrito de Talara, en los tiempos cuando su señor padre había ejercido la función de Comandante de este Batallón en el año 1968. Desde su arribo a la guarnición del distrito de Lobitos "el chorrillano", durante tres días consecutivos se dedicó a celebrar su llegada con sus amigos de la época de infancia, pues se habían encontrado con ellos después de 28 años; abrazados con sus amigos, todos los días pasaba por la pista que estaba al frente de la guardia, especialmente con el civil de apelativo “cabezón” y tres civiles pescadores, uno de ellos era un tal José Periche. Después de celebrar con sus amigos a lo grande la bienvenida en el barrio de los pescadores con harta cerveza, chicha y ceviche de mero, se presentó al cuartel en la mañana del 07 de enero, siendo las 08:00 horas. 

El 7 de enero, siendo las 17:00 horas, después de jugar mini fútbol con el personal de Oficiales, Suboficiales y Tropa Servicio Militar Obligatorio en la cacha de tierra de la Companía Comando y Servicios del Batallón, me apersoné a la cocina de Tropa para calentar agua para bañarme, ahí encontré al señor comandante "chorrillano", estaba vestido con prenda civil, verificaba la cocina, la proveeduría, los lavaderos; en ese momento el cabo SMO José Chapilliquen (cabo de rancho del Batallón) me dijo en voz baja: “mi suboficial él es el nuevo comandante del Batallón"; por ende, en el acto me lo presenté dándole la bienvenida y pronunciando mi grado, especialidad, apellidos y nombres, el comandante mirándome fijamente me dijo: “Suboficial Pineda, ya tengo referencias de tu persona, algunos oficiales me han hablado de tu comportamiento y sobre todo me han dicho que no te gusta huevadas” y me dio la mano, luego cuando entramos en confianza me dijo: “A mí me gusta trabajar con los suboficiales, allá en Puno mis hombres de confianza han sido suboficiales, por ende a usted le nombro como tesorero del Batallón y también como Oficial de Cantina”, ofrecimiento que me sorprendió, teniendo en cuenta que dichos puestos siempre son desempeñados por los oficiales del grado de teniente, y pensando que en estos puestos se manejaba mucho dinero y sospechando que por celos los oficiales podrían petardear mi función para hacerme quedar mal; por ende, en el acto lo negué todos sus ofrecimientos, puse como argumento mi grado, falta de experiencia en dichos cargos, además falta de tiempo pues en aquellos tiempos a falta de oficial de comunicaciones, en mí había recaído esa función de Oficial del Comunicaciones, jefe del almacén de comunicaciones, comandante de la sección comunicaciones, esto implicaba impartir diariamente instrucción al personal de tropa de la sección y del batallón y realizar diariamente mantenimiento preventivo en todo el material de radios Halta Frecuencia (HF) y Muy Alta frecuencia (VHF), centrales y teléfonos de campaña. 

El día 8 de enero, siendo las 09:00 horas, después de la Lista de Diana, el Comandante me mandó llamar con su plantón, me comunicaron para apersonarme a su oficina, por lo que acudí en el acto, cuando ingresé a su oficina el mencionado comandante con mas insistencia me hablaba para aceptar su proposición, por ende solamente acepté ejercer la función de oficial de cantina, tiempos en que el Perú atravesaba una de sus historias negras durante el primer gobierno del doctor Alan García Pérez, el precio de los artículos subía día tras día, el alza del dólar era incontrolable para el gobierno de turno, la moneda nacional el Inti diariamente se devaluaba. Cuando me hice cargo de la cantina no había capital ni proveedores, ergo coordiné con el comandante para formular un documento dirigido al señor General de Brigada Comandante General de la 8va División de infantería, a quien le pedimos un aval para sacar créditos de artículos de primera necesidad, bebidas gaseosa y cerveza en los mayorista de Talara. Con la autorización del Comandante General, en el vehículo administrativo inmediatamente viajamos a la ciudad de Talara, donde los mayoristas inmediatamente nos entregaron todos los pedidos, tal es así que a crédito recibimos 100 cajas de cerveza, 450 cajas bebidas gaseosa, leche, abarrotes, zapatillas ecuatoriana "venus", bizcochos, dulces, plátanos, panes, etc, en Lobitos los proveedores locales diariamente nos abastecía con rico ceviche de mero, arroz con pollo, caldo de gallina, empanadas etc, todo se vendía a bajo precio; por ende, los mismos Oficiales y Suboficiales casados también hacían sus compras en la cantina de tropa del batallón, el fin fue satisfacer las necesidades del personal, se lucró pero vendiendo los productos a bajo precio. Por la buena atención y sobre todo por el precio cómodo, muchos clientes también nos llegaba desde los cuarteles vecinos. En un Batallón con 600 hombres de Tropa y mas con la clientela que venían desde los cuarteles vecinos el negocio nos salió "redondo", para el 31 de enero todos los productos habían sido vendidos, puntualmente se pagó a todos los proveedores y al final hubo una ganancia equivalente a seis ($6,000) dólares americanos). Para el comandante la ganancia equivalente a seis mil dólares americanos no fue poca cosa, se quedó estupefacto viendo la guanacia obtenida que le rendí con total honradez, al "chorrillano" le brillaron los ojos.

El 20 de febrero de aquel año, el G-1 de la 8va División de Infantería, ordenó para que el Batallón de Infantería Motorizado "Iquique" N° 31 sea el Centro de Reclutamiento en la primera y segunda etapa del año 1989, por ende los oficiales y suboficiales del Batallón, en los vehículos de apoyo de Combate se desplazaron a diferentes lugares del distrito de Talara, Negritos, Cruce hacía el distrito de El Alto, etc, para hacer la leva forzada, la gran consigna que dio el mencionado comandante fue que levaran si o si a los hijos del alcalde de la ciudad de Talara, hijos del gobernador, a los hijos de los grandes comerciantes mayoristas y a los 3 hijos adoptados de la señora Juana, dueña del prostíbulo "La Rosa Roja", los hijos de la mencionada señora eran jóvenes que desde su niñez y adolescencia habían crecido entre las prostitutas y parroquianos, todos analfabetos que tenían la fama de ser consumidores de droga y que en dicho prostíbulo cumplían labores de limpieza y seguridad, uno de ellos el de 1.85 de estatura, corpulento, que tenia la cara de "malandrín" finalizado su reclutada se convirtió como seguridad del Comandante. Finalizado la etapa de la leva forzada el personal de Oficiales y Suboficiales retornaron al Batallón con la misión cumplida, pues habían cumplido la orden al pie de la letra; por ende, habían levado a todos los jóvenes que solicitó el comandante del batallón. El alcalde de la ciudad de Talara para que su hijo sea dispensado del Servicio Militar Obligatorio, posiblemente con los recursos de la comuna, mando construir para el personal militar una cacha de fulbito de piso de cemento delante del almacén de Comunicaciones, además colocaron arcos y tablero para basket, así mismo el gobernador también para que su hijo sea dispensado dejó su colaboración y todos los mayoristas también lograron la ansiada dispensa para sus hijos previa colaboración material para mejoras en el cuartel. El mayorista de cerveza y gaseosas como retribución a partir del mes de marzo por la compra de 100 cajas de cerveza nos regalaban 10 cajas, por la compra de 400 cajas de bebidas gaseosas como Pepsi, Coca Kola y otros, nos regalaban 45 cajas. 

Cuando finalizó la leva forzada, el cuartel se llenó con la cantidad de jóvenes civiles de todas las clase sociales, en su mayoría de la zona norte del Perú; por ende, diariamente muchos civiles llegaban a visitar a sus hijos y de paso coordinaban para obtener una dispensa, como es normal la dispensa les costaba, la señora Juana, dueña del prostíbulo de Talara logró sacar a uno de sus hijos adoptados que padecía cojera por una malformación en la cadera derecha, pero quedaron dos como aptos para el servicio militar. Los días domingos a partir de las 10:00 horas, las visitas comenzaban a llegar al cuartel y una de ellas fue la señora Juana, dueña del afamado prostíbulo "La Rosa Roja" del distrito de Talara, ella llegaba acompañada de 6 u 8 trabajadoras sexuales de buena presencia, sobre todo las mas simpáticas y jóvenes, ellas inmediatamente pasaban al comedor del personal de oficiales y ocupaban un lugar preferencial, mientras en la cantina el comandante sacaba una caja de cerveza y les invitaba a los visitantes civiles donde también entraban al ruedo algunas señoras, este era el inicio de la fiesta del día domingo durante las horas de visita a los reclutas, convirtiendo la cantina del batallón en un bar de venta de cervezas, los civiles de la visita compraban mas cajas de cerveza, se emborrachaban y bailaban full música a todo volumen al son de las canciones como "Juana la cubana" ejecutado por las chicas del can, unas bailarinas dominicanas que en aquellos tiempos sonaba fuerte en el norte del Perú, casi en la misma hora en el comedor del personal de oficiales también comenzaba a sonar la música y la fiesta se iniciaba, donde las chicas de la señora Juana, todas ellas impresionantes de figura, bien maquilladas, que muchos civiles varones de lugares aledaños viéndolas bailar se quedaban estupefactos y muchos desconociendo el oficio de estas mujeres trataban de enamorarlas, las 15 cajas de cerveza que trasladé al comedor en horas de la mañana, para las 14:00 horas se había consumido en su totalidad, en el acto el comandante mandó traer 10 cajas mas, en esos momentos de ajetreo yo controlaba el negocio en ambos lados, teniendo bajo mi comando como adjunto al sargento José Diez, un cholo "huerequeque" chiclayano y dos soldados como ayudante. El comandante siempre me decía decía soy "chorrillano", aquí ordenó yo y contigo nadie chocará, así fue durante ese año nadie chocó conmigo. 

El domingo 26 de febrero, siendo las 15:00 horas, me comunicaron para avisarle al comandante que el señor General Comandante General de la 8va División de Infantería le estaba llamando; por ende, en el acto me lo presenté y le informé, pero él me dijo: "Pineda, yo soy el número 2 de mi promoción, el General ya está en su último año, ya no tiene techo, a fin de año le pasaran a retiro", concluyó, me pasó la botella de cerveza y me dijo "salud, eres mi hombre de confianza, leal y fiel, los oficiales ya están advertidos que contigo nadie debe chocar, carajo aquí mando yo y punto", en esas circunstancias de sorpresa, en su vehículo Jeep había llegado el señor General, por la cantidad de gente y el intenso ruido de la música nadie se dio cuenta, momentos en que me percaté cuando el General se había bajado de su vehículo, el General de Brigada Atilio Rojas Herrada, un General Arequipeño con el rostro adusto se paró cerca a la puerta, antes que avancé le puse al tanto al comandante "chorrillano" a quién le dije: ¡ El General mi Comandante!, el "chorrillano" cogió una botella de cerveza, salió por la puerta lateral del comedor del lado Este, saliendo, a un paso y medio de distancia se le cuadro al señor General y en voz alta estirándole la mano derecha que tenía un vaso lleno de cerveza y en la otra la botella, le dijo: "Salud mi general", en ese momento el General movió su cabeza y sin mediar una sola palabra dio la media vuelta, subió a su vehículo y se retiró en el acto. La visita del General en nada varió el curso de la fiesta con el personal civil, la mayoría de los civiles visitantes con muchos litros de cerveza en su cuerpo tambaleándose, con sus botellas de cerveza en la mano se le acercaban al "chorrillano", todos quieran brindar con él, justamente este tipo de acciones le gusta al comandante, como ya estaba acostumbrado a este tipo de juergas, con todos bebía a vaso lleno. Siendo las 20:00 horas muchos civiles abandonaban el cuartel en total estado etílico, en su mayoría hombres, la señora Juana se retiraba en su carro tipo "lancha" sin una de sus chicas, pues la elegida ya estaba en el alojamiento del personal de oficiales. En aquellos tiempos la reclutada en los cuarteles del Perú duraba dos meses consecutivos, lapso de tiempo en que el personal de reclutas recibía instrucción a tiempo completo, finalizado dos meses de permanencia en el cuartel, recién tenían derecho a la primera salida a la calle.

El comandante "chorrillano" era nulo en todo tipo de deportes, pero era muy entusiasta, él formó un equipo de fulbito con los mejores jugadores del Batallón entre Oficiales, Suboficiales y Tropa, teniendo en su equipo a los mejores, todos los días miércoles en horas de la tarde, hora del deporte, según progresión y los días sábados después del medio día, le retaba al mayor Ejecutivo del Batallón, a quien le apostaba por partido una caja de cerveza, normalmente se jugaba dos partidos, como es normal con la gente que teníamos siempre ganábamos por goleada, se ganaba dos cajas de cerveza, mientras en la cantina el sargento Diez ya tenia listo las cajas de cerveza helada, cuando se terminaba de beber las 24 botellas de cerveza ganado en el partido, el personal de todos los grados iniciaba su pedidos para la borrachera, como en los tiempos antiguos mientras el comandante permanecía en la reunión nadie se retiraba, en aquellos tiempos retirarse antes que el Jefe era total falta de respeto y te sancionaban mínimo con 2 días de arresto de simple, sobre todo los 6 subtenientes estaban ahí junto al Jefe, este tipo de borracheras normalmente finalizaba en horas de madrugada. Al día siguiente el subteniente Víctor Sparow Patiño le preguntaba al sargento DIEZ: "sargento cantinero ¿Cuántas botellas de cerveza he pedido anoche?, en el acto el sargento les contestaba diciendo: "9 botellas nomas mi subteniente, muy poco para usted", los días sábados era la misma cosa, así en este tipo reuniones el personal militar del Batallón consumía en la cantina mas de 100 cajas de cerveza por mes.

El comandante "chorrillano", en una oportunidad en hora de la Lista de Diana nos conversaba relacionado a las infidelidades dentro del circulo del personal en las Villas Militares a nivel nacional, él no tenia "pelos en la legua", por ende nos decía: "En la vida todos los hombres somos cachudos,  yo soy cachudo, ustedes también son cachudos, ahora si alguien cree que no es cachudo, levante el brazo", en ese momento todos los Oficiales y Suboficiales permanecieron en completo silencio, como nadie levantó el brazo, el comandante dijo: "¿Teniente Chávez usted no es cachudo?, ¿teniente Romero el hijo que tienes es de un sargento si o no?", por ahí las malas lenguas decían que al teniente Chávez su mujer le sacaba la vuelta con el Comandante General de la 8va División de Infantería, para tal fin este General como para despistar al oficial atrasado siempre lo tenia de comisión de servicios en la ciudad de Lima. El Teniente Juan Romero durante 8 años de matrimonio no había podido tener hijos, como en estas situaciones los chismes vuelan de rincón a rincón, la gente comentaba que este oficial no podía tener hijos por ser estéril, él muy preocupado por su situación, quien después de varios años de espera sin resultados positivos había optado por recurrir a una "ayuda" para tal fin en la Companía Comando del Batallón buscó como su asistente a un sargento de buena estatura y de tez blanca que tenía el apodo de "pichulon", este sargento diariamente cumplía las funciones como asistente; por ende, permanecía durante las horas del día en la casa del oficial, justamente en lapso de ese tiempo la esposa del mencionado Oficial salió embarazada y todos comentaban que era el hijo del sargento "pichulon" (sargento de pene grande). Aquel día finalizado la Lista de Diana todo el personal por subunidades se dirigió a sus respectivos sectores para recibir las últimas indicaciones para iniciar las labores del día, el Teniente Juan Romero en su condición de Jefe de la Companía de Comando y Servicios se colocó delante del personal de Suboficiales y Tropa, en ves de dar las indicaciones para las labores, este Oficial comenzó a renegar y nos decía: "así es la wevada pues, así es la wevada pues, el comandante dice que el hijo que tengo es de un sargento, así es la wevada carajo" en ese momento el oficial sufría tanto que no sabía como descargar su cólera, quien totalmente avergonzado escupió tres veces hacia el suelo y sobre el esputo pasaba la planta de su botas pisoteándolo con fuerza reiteras veces y luego se fue sin decirnos ni una palabra mas, después de una semana el sargento fue replegado al cuartel donde era objeto de tantas burlas, ya no le decían "pichulon" sino "romerito".

El 28 de setiembre de 1989 fue la quema por mi onomástico, aquel día en la lista del medio día el señor comandante dijo: "Mañana es el onomástico del Suboficial Pineda, por este motivo esta noche la reunión de todo el personal de Oficiales y Suboficiales será en la "Rosa Roja, ya coordiné con la señora Juanita, todos asisten, el vehículo administrativo partirá desde la guardia siendo 20:30 horas y la lista en el punto indicado será las 21:00 horas, bajo responsabilidad, oficial S-1 a esa hora me das parte". A esta reunión en el prostíbulo, acudieron todos, después de la lista pasamos al salón principal del prostíbulo, donde las mejores trabajadoras sexuales estaban listas para el baile, después del brindis, toda la gente comenzó a soltarse y con el licor en el cuerpo parecían unos trompos en el saló de baile, a partir de las 12 de la noche la gran mayoría pasó por los cuartos a tener sexo con las damas de la noche, para mi como regalo de mi cumpleaños me la presentaron a una linda chola de Machala Ecuador, de tez clara, con ella estuve en el cuarto hasta las 4 de la mañana, a esa hora todos nos reincorporamos al salón, el "chorrillano" quien paraba su trago como siempre estaba de pie, a el la cantidad de cerveza que ingería ya no le hacía efectos ni daño, mientras por ahí algunos subtenientes se tambaleaban por efectos del licor y la mala noche. Siendo las 05:00 horas partimos hacía el distrito de Lobitos, después de recorrer por el arenal ingresamos por el puesto de control PCA-1 donde se encontraba de servicio el subteniente de infantería conocido como "el feo Gonzales". Pasamos por las inmediaciones de la Comandancia de la 8va DI bajo intenso frío de la mañana y retornamos al cuartel siendo las 05:50 horas. Para la sorpresa de todos el "chorrillano" fue el primero en llegar al patio de formación y pedía parte exactamente siendo las 06:00 horas para iniciar el entrenamiento físico, en la formación la mayoría de los oficiales y suboficiales decían: " Creo que el Comandante se ha tirado un troncho (droga)". El entrenamiento físico comenzó como siempre con la gimnasia básica sin armas de 10 repeticiones cada uno, a continuación formamos por companías y salimos del cuartel cantando canciones militares con dirección a la Quebrada Pariñas, recorrimos ida y vuelta en total 16 kilómetros, corriendo perdimos todo el malestar y los efectos del licor desaparecieron, el retorno como siempre fue por el sector del PCA 1. 

El 29 de setiembre, después de pasar la Lista de Diana, siendo las 08:00 horas, el personal comenzó con normalidad sus actividades del día, los Oficiales con la instrucción a la Tropa y el personal de Suboficiales en sus quehaceres de sus propia especialidad, en esas circunstancias siendo las 11:00 horas el sargento 2do Diez conocido como el "cholo huerequeque" quien se desempeñaba como el sargento cantinero, se presentó al almacén de comunicaciones, y me dijo: "Mi suboficial, el comandante dice que se le presente"; por ende, en el acto acudí a su llamado, cuando me la presenté, me dijo: "Suboficial Pineda vamos a curar la cabeza en la cevichería del Cejón" y salimos en el camión administrativo, después de recorrer las polvorientas calles del barrio Primavera, 300 metros de distancia desde el cuartel, llegamos, en ese momento el suegro del suboficial Leonidas Ventura Bautista, recién había llegado de la pesca de la madrugada y como siempre había pescado buenos pescados del norte del Perú como: mero, ojo de uva, borracho, etc, y comenzó a preparar el rico ceviche de pescado fresco recién salido del mar de Grau, mientras nosotros como para pasar la hora pedimos una caja de cerveza bien helada, que feliz se sentía el "chorrillano" con el vaso en la mano y me contaba sus historias, el chorrillano de 35 botones, hablaba hasta por los codos y me decía: "Pineda, los oficiales y los suboficiales somos la misma huevada, no se porqué algunos jefes se la dan de superiores y tantas huevadas mas",  así en amena conversación ya habíamos terminado las 12 botellas, inmediatamente el comandante pidió otra caja mas, al mismo tiempo también el Cejón se presentó con la fuente de ceviche de mero y el rico sudado de ojo de uva y su respectiva zarandaja, pero la cerveza ingerida ya nos había transformado, cuando nos encontrábamos en el mejor momento del festín, el sargento reenganchado Richar Castro Vásquez, chófer del camión, se presentó en la puerta y nos dijo : "Se aproxima el General mi comandante", pero al "chorrillano" poco le interesaba la presencia del General, no pasó ni 2 minutos el General Atilio Rojas Herrada comandante General de la 8va División de Infantería se presentó y se paró en la puerta de la cevichería, nos miró totalmente sorprendido; como el mas pendejo de los pendejos, anticipándose a todo,  mi comandante le dijo: "Mi General, aquí estoy brindando por el cumpleaños del suboficial Pineda, campeón en las olimpiadas militares representando a la Gran Unidad en Tumbes, Sullana, Trujillo, Chiclayo", en ese momento entre mi dije: a este "chorrillano" nadie le para, nadie le gana en la viveza, en la criollada, tiene salidas por todo lado; como es normal el General no pronunció ni un sola palabra y se retiró con destino a la Comandancia General.

En aquellos tiempos en todos los cuarteles del Perú existieron las mujeres visitadoras, también conocidas como la clase VII, prostitutas que trabajaban con todo el personal de Tropa Servicio Militar Obligatorio. En el Batallón de Infantería Motorizado "Iquique" N° 31 del distrito de Lobitos, quincenalmente llegaban cinco (5) prostitutas y una de ellas fue la Sheyla de 25 años de edad, una chola motupana del departamento de Lambayeque, ella si era una verdadera cachaquera, después de trabajar con la Tropa toda la noche, se quedaba en el cuartel, por ahí, durante el día se recurseaba con algunos oficiales y suboficiales; a ella también le gustaba la cerveza; por ende, el "chorrillano" había encontrado a una mujer que siempre nos acompaña en el consumo de bebidas espirituosas. En horas de la tarde en el almacén de la cantina, el "chorrillano" y la Sheyla a veces a solas se agarraban a libar con normalidad una caja de cerveza, luego en una de los camarotes de los cantineros iniciaban la faena sexual, como todas estas construcciones eran de madera en mal estado; por ende, por algunas rendijas se observaba toda la secuencia del acto sexual, el sargento Diez, me decía: " Mi suboficial a la pobre Sheyla el "chorrillano" ya la tiene piernas al hombro", y el quejido de la mujer se escuchaba con total claridad por las inmediaciones del almacén de comunicaciones, etc, finalizado el primer tiempo, pedían un par de botellas mas y comida como para saciar el desgaste, uno de los soldados que ayudaba al sargento les servía un par de platos de comida arroz con pollo y su respectivo sudado de pescado y luego venía el segundo tiempo. Así trascurrió su comando el "chorrillano" en el año 1989, a fin de año le quitaron la jefatura de Comando de Batallón, es decir lo relevaron del cargo y no conforme con eso lo cambiaron de empleo al Cuartel General del Ejército en San Borja, ciudad de Lima, pero el chorrillano como siempre no se quedó atrás, pues durante el gobierno del Ingeniero Alberto Kenya Fujimori Fujimori, se unió al circulo de los militares del entorno del "chino", él fue uno de sus leales, y su táctica como es normal le había dado resultados positivo, en el año 2000 llegó a ser Comandante General de la 9na División Blindada en la guarnición de Tumbes. Pero también cuando el Ingeniero Alberto Kenya Fujimori Fujimori, dejó el poder por las circunstancias que los peruanos ya conocemos, el comandante "chorrillano" fue el primer General que comandaba una Gran Unidad de Combate en ser relevado del puesto y por ende también inmediatamente le pasaron a la situación militar de retiro. 

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