El día viernes 15 de junio de 1883, siendo
las 17:00 horas, durante la tercera etapa de la Campaña de la Breña, el General Andres Avelino Cáceres Dorregaray y su escolta realizó su triunfal entrada en
la provincia de Huaraz, capital del departamento de Ancash, años más tarde el
General recordaría: "Algunas calles estaban abanderadas y las damas de la
ciudad expresándome su simpatía me obsequiaron ramos de flores, atados con
cintas bicolores": Pudo notarse sin embargo, que muchas familias había
evacuado la ciudad, una por temor a la barbarie chilena y otras acatando la
propaganda derrotista del General traidor Miguel Iglesias Pino.
Después de 25 días de penosa y sacrificada marcha, siendo las 18:00 horas, ingresó a la ciudad de Huaraz el grueso del Ejército del Centro de 2240 hombres procedente de la ciudad de Tarma, Junín; el personal de tropa de diferentes batallones ocupó la plaza de armas. Esa noche, sabedor de que los
agentes de inteligencia del traidor de Cajamarca pugnaban por infiltrarse en sus filas, el
General Cáceres visitó los cuarteles, exhortando a sus soldados a rechazar el
carácter derrotista del traidor Miguel Iglesias. Poco después ordenó la prisión
de dos individuos, uno peruano y el otro español, bajo la sospecha de que
realizaban espionaje para el enemigo. No se pudo probar culpabilidad, pero, de
cualquier forma, continuaron encarcelados por algún tiempo. En aquellos tiempos difíciles para el Perú, las autoridades y los pobladores de la ciudad de Huaraz ofrecieron pocos recursos, no obstante lo cual el General y sus tropas permanecieron tres días, no sólo porque la tropa precisaba de un descanso reparador, sino porque la situación táctica obligaba a un detenido estudio de la estrategia a seguir
Relacionado a la permanencia de las tropas del Ejército
del Centro de 2240 hombres en la ciudad de Huaraz, el combatiente y periodista huamachuquino don Abelardo Gamarra Cueva,
dijo lo siguiente: "El ejército se mantenía en el mayor orden y compostura, y en las
mejores condiciones dando excelente idea de su disposición, moralidad y
entereza, a pesar de 25 días de penosa marcha desde la ciudad de Tarma, atravesando una distancia de ciento
cincuenta leguas, poco menos que intransitables y desprovistas de
recursos".
El día sábado 16 de junio, llegaron a la ciudad de Huaraz, procedente de Yungay, el señor Coronel Isaac Recavarren Flores y el señor Manuel Espíritu Cisneros, este último inclinado a la paz inmediata, aunque sin mostrar abiertamente simpatías por el traidor de Cajamarca Miguel Iglesias Pino de Arce, lo que le permitía moverse entre las fuerzas patriotas. Influido por Cisneros, el Coronel Recavarren propuso al General Cáceres negociar con el enemigo. Ante las insinuaciones de rendición se sorprendió el General, pero se mantuvo de rechazarla violentamente pensando que un enfrentamiento entre jefes provocaría la desmoralización de su Ejército. La rendición fue desechado por completo, algunos días después las tropas del Coronel Recavarren procedente del Norte y las tropas del Centro del Perú se juntaron en Yungay y juntos continuaron la marcha con destino a la ciudad de Huamachuco, provincia José Faustino Sánchez Carrión, departamento de La Libertad, donde se llevó a cabo la batalla el día martes 10 de julio de 1883. La resistencia nacional se había roto con la traición del Jefe del Ejército del Norte General Miguel Iglesias, quien después del grito o manifiesto en la hacienda Montan en Cajamarca el 31 de agosto de 1882, había licenciado a todo el personal de tropa y oficiales, mandó enterrar los fusiles y las cajas de miles de municiones en las iglesias de Chota y Cajamarca, liberó a los prisioneros chilenos capturados en la Batalla de San Pablo, ocurrido el jueves 13 de julio de 1882; luego, de lleno entró en negociaciones de paz con los chilenos, con la sesión territorial de Tarapacá, Tacna y Arica. En esos momentos difíciles para la patria el Coronel Issac Recavarren y el Coronel Leoncio Prado, organizaron otro Ejército del Norte, en base al personal de Ancash.
El día domingo 17 de junio, en la
noche, en la ciudad de Huaraz, se produjo la emotiva despedida del señor General
y su esposa. Al respecto en sus memorias la señora Antonia Moreno, dijo lo siguiente:
“Salimos, pues, el 17 de junio en horas de la noche, siendo las once, ya
montadas a caballo, nos despedimos en la puerta de calle de la casa que
ocupábamos. Cáceres y sus ayudantes permanecían de pie en el corredor de la
entrada. Todos, muy emocionados, con las lágrimas en los ojos, nos dijeron:
"¿A cuántos de nosotros no volverán a ver más?". El momento era
terriblemente conmovedor. Habíamos seguido con el ejército al lado de Cáceres
durante casi toda esa heroica Campaña de la Breña, tan heroica como dolorosa
compartiendo todo género de privaciones y ansiedades, de frío, de hambre y
también a veces, de ráfagas de alegría de pasos escabrosos por las montañas,
por los bordes de los abismos desafiando los precipicios. En fin, todo un
conjunto de acechanzas y amarguras que nos ligaban más con esos valerosos
muchachos que yo miraba como a hijos y mis pequeñas como a sus hermanos. Un
rato duró la penosa despedida. Cáceres y sus acompañantes parecían el símbolo
de dolor. De pie con sus largos cubrepolvos y sus kepis rojos, distintivos de
los breñeros, nos miraban y hablaban con honda tristeza. Se acercaron a
nosotras y nos abrazaron cariñosamente, Cáceres acarició a sus hijas,
intensamente emocionado. Y partimos como almas en pena, llevando el corazón
lacerado ante la perspectiva de que iban a una lucha sin cuartel. Para ellos y
para nosotras, el instante fue desgarrador, como si mil puñales nos hubiesen
atravesado el corazón. En Huaraz, con el alma crucificada, nos separamos de
Cáceres, dejando también al querido ejército, leal y generoso, ellos los bravos
y nobles hijos del Perú, marchaban al sacrificio, a derramar su sangre, a
sufrir desgarramiento de sus carnes la mutilación y la muerte, por el ideal
sublime: El honor, ¡Nada más que el honor! porque la victoria era imposible,
sin recursos económicos ni elementos guerreros. La campaña de la resistencia
nacional fue la más elocuente expresión de la altivez del alma peruana, capaz
de luchar y sufrir, si humillarse jamás. Supo erguirse en desigual contienda,
para forjar una epopeya gloriosa. Todas esas imágenes del holocausto de
nuestros soldados nos acompañaron en la dolorosa jornada que seguimos, después
de la trágica despedida". Desde la ciudad de Huaraz a la esposa del
General la escoltó el coronel Borgoño, el mayor Zapatel, el oficial Salinas, el
español Alejandro Torres, dos ayudantes de Cáceres, un piquete a caballo y los
servidores Gregorio Pineda y Valentin Pineda; y las ayudantes de la señora
Moreno, Martina y Eloisa. Viajarían con grandes sobresaltos, disfrazándose a
menudo y descansando en humildes chozas de campesinos. Durante el viaje doña
Antonia enfermó de Tifus, penoso mal que llevó a la muerte a la fiel Martina.
Hostigada incansablemente por los chilenos y de sus colaboradores traidores pro
iglesistas, soportando la fiebre alta, doña Antonia autorizó continuar la
marcha a la Costa y tras varias peripecias llegó finalmente a la capital,
asilándose bajo la bandera de España.
El 17 de junio, en horas de
la noche el General Cáceres obtuvo información precisa sobre la concentración
de las divisiones chilenas, cuyas vanguardias alcanzaban el distrito de
Olleros. En esas circunstancia de proximidad de las fuerzas chilenas, una junta
de oficiales, convocada de urgencia, decidió entonces proseguir la retirada
hacia el distrito de Carhuaz, fijándose la hora del desplazamiento para las
01:00 horas del 18 de junio. A efecto de dificultar el avance enemigo "se
mandaron torpedistas que colocaron minas de dinamita en el puente Pariac, a una
legua de la ciudad de Huaraz. Los oficiales y la tropa pasó la noche en vela,
dispuesta ya para el desplazamiento, pero después de una hora se varió el horario
de salida, fijándose para las 07:00 horas.
El día lunes 18 de junio, siendo
las 07:00 horas, las fuerzas patriotas al mando del General Cáceres, abandonan
la ciudad de Huaraz. El General Cáceres abandonó la ciudad siendo las 09:00
horas, se desplazó en retaguardia; pero marchando a caballo, fue el primero en
llegar a diferentes lugares, deteniéndose en cada uno "hasta ver pasar el
último de sus soldados, que por enfermedad u otra causa se habían
atrasado", pasaron por Vichay, Monterrey, Uchuyacu, Lucma, Taricá,
Pariahuanca, Aco, Marcará, Acopampa y Cucchón, cubriendo siete leguas para
llegar al distrito de Carhuaz, lugar que llegaron siendo las 17:00 horas. En
este lugar el General Cáceres y sus ayudantes se hospedaron en la casa del cura
patriota Pérez Palma, pero la Tropa pernoctó en la plaza de armas, pues dadas
las circunstancias la orden de marcha podía impartirse de un momento a otro,
teniendo en cuenta la presunta cercanía del enemigo.
El día lunes 18 de junio en horas
de la tarde la vanguardia de las fuerzas chilenas al mando del coronel Juan
León García procedente del distrito de Chavín de Huántar llegó al caserío de
Huaripampa, luego bajaron al distrito de Olleros, provincia de Huaraz, donde
fue avistada por los exploradores patriotas enviados desde la ciudad de Huaraz,
pero en el mas calamitoso estado, tras cinco días de marcha forzada; mientras
el grueso del ejército al mando del coronel Marco Aurelio Arriagada Palacios,
aun permanecía en el distrito de Ticapampa.
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