Por
los mismos días llegaba al puerto del Callao procedente de Santiago de Chile,
don Nicolás de Piérola, país donde se encontraba exiliado con el amparo de la
burguesía chilena que tenía el poder en esa nación. Apenas desembarcó comenzó a
conspirar en la oscuridad contra el gobierno cosa que era costumbre en él,
porque este fue el eterno revoltoso con sus montoneras y que siempre fueron
derrotadas por los gobernantes de turno.
El
día jueves 18 de diciembre de 1879, siendo las 16:00 horas, el presidente
Prado, a escondidas se escapó dejando sus funciones como presidente del Perú,
en plena Guerra con Chile, su destino inicial fue Estados Unidos de Norte América;
para no despertar sospechas se escapó el día que cumplió los 53 años de edad,
siendo General del Ejército se desertó de manera clandestina, usando nombre
falso de Jhon Cristian perteneciente a un familiar suyo; abordó el vapor Correo
Payta de propiedad de la Compañía chilena Pacific Navegation Compani, nave que
procedía del puerto chileno de Valparaiso. Se escapó porque Chile nos había declarado
la guerra y él no quería pelear con sus socios chilenos, pues el General Prado había
amasado mucha fortuna en país del sur, tenía muchas propiedades, negocios, minas
y el Banco Montegro. Hombre de origen pobre, durante su primer gobierno hizo
plata con la compra sobrevalorada de dos barcos viejos Manco Cápac y Atahualpa.
El
22 de diciembre llegó a Guayaquil, lugar donde renunció a la presidencia de la
república del Perú y se fue a Paris donde permaneció escondido gozando con el
dinero del pueblo. Terminada la guerra con Chile, Prado preparó su retorno al
Perú. El gobierno del general Andrés A. Cáceres, por decreto del 11 de
diciembre de 1886, levantó los impedimentos que obstruían su retorno. Cuando
pisó suelo peruano, numerosas personalidades de la época olvidando el escuro
pasado del traidor, muchos le recibieron entre aplausos, entre ellas el edecán
del presidente Cáceres. Instalado de nuevo en el Perú, Prado prefirió
mantenerse al margen de la actividad pública, pero en dos oportunidades fue
elegido presidente de la Sociedad Fundadores de la Independencia y Vencedores
del 2 de mayo de 1866 (1890-1891 y 1896-1897). Pero poco después viajó una vez
más a Europa, por motivos de salud, y murió en París, Francia, el 5 de mayo de
1901, afectado de un cáncer lumbar, enfermedad que ya se había manifestado
incluso durante la guerra del Pacífico y que le había limitado la realización
de algunas actividades físicas. Repatriados sus restos mortales, con todos los
honores de la alta clase social limeña y militares fue enterrado en el Cementerio Presbítero Maestro, en donde actualmente
se encuentra junto a la tumba de su hijo Manuel Prado Ugarteche. Esta
indignante traición no se enseña en las escuelas y colegios, es cierto que la
amnesia del pueblo no tiene límites, su familia en el Perú fue poderosa y
acaudalada, ostentando lujo con el dinero del pueblo.
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