jueves, 16 de julio de 2020

4ta BRIGADA DE MONTAÑA PUNO PERÚ LA HISTORIA DE MI PASÉ A LA SITUACIÓN MILITAR DE RETIRO JULIO 2014

Todos los que hemos pasado por los cuarteles de la Costa, Sierra y Selva, vivimos íntimamente con nuestra experiencia cuartelera, tenemos nuestra propia visión y logros alcanzados en la institución, algunos somos patriotas, muchos también son mediocres arrastrados que solo buscan oscuros beneficios, otros llevan el uniforme como medio de vida para subsistir en la vida y se envejecen arrinconados detrás de los escritorios; luego, cuando pasan a la situación militar de retiro se van con todos los honores, entre discursos y abrazos.

Desde enero 1984 he permanecido durante 35 años, seis meses y quince días en el Ejército. Cumplí mi deber 
como Tropa Servicio Militar Obligatorio durante dos años, luego para ser suboficial estudié durante tres años en la Escuela Técnica del Ejército; desde aquellos tiempos para mi persona el uniforme de campaña fue una constante distinción que no se extinguía, cambiaron los colores y los modelos, cada color, cada modelo, marcaron en mí en forma ineludible mi conducta. 

Los mejores años de mi existencia lo pasé en las Unidades de combate con el uniforme de campaña, la mayor parte en lugares remotos, desiertos y la selva, lapso de tiempo que no me beneficié con los viáticos ni cambios de colocación. En los años de 1990 trabajé en los batallones contrasubversivos, con permanencia en las Bases Contrasubversivas de la Sierra y Selva; en el mes de febrero de 1995 combatí en el Valle del Alto Cenepa contra las tropas invasoras de Ecuador, lugar donde casi perdí la vida.

En estos últimos tiempos con la incorporación de la mujer al Ejército, ellas participan junto con los varones en los entrenamientos físicos y los exámenes de esfuerzo físico; pues en estas situaciones yo soy un caso muy especial, mi auto consigna fue, que ninguna mujer, por más joven que sea: “No debe ganarme en los exámenes de esfuerzo físico”. Pero un día una joven oficial de 26 años del grado de teniente me superó en velocidad de tres mil metros, desde ese instante decidí dejar voluntariamente las filas del Ejército, me consideré como una persona no apto para continuar en la vida castrense, y pedí mi pase a la situación militar de retiro. Si ya no puedes correr y hacer planchas junto con la tropa, es mejor retirarse, es mejor abandonar a la Institución antes que te den de baja por viejo y “obsoleto”.

Con fecha uno de junio viaje por motivos de salud al Hospital Militar Central con sede en la ciudad de Lima, donde permanecí hasta el 25 del mes en curso, lapso de tiempo que lo aproveché para pedir mi pase a la situación militar de retiro; ergo, me apersoné a JATSOE donde pregunté la documentación que debía presentar; por ende, de conformidad a los dispuesto en el DS N° 003-82 CCFFAA del 28 de abril de 1982, formulé toda la documentación y se lo entregué el expediente al delegado de la Brigada para que lo remita por los medios mas rápido a la guarnición de Puno, donde el Comandante Riojas y el General de Brigada Marcelo Valverde Neyra, sin pensarlo dos veces lo había firmado, remitieron de inmediato toda la documentación al Cuartel General del Ejército en San Borja, Lima.

En el Fuerte “Manco Cápac” de la 4ta Brigada de Montaña, con sede en la ciudad de Puno; según la “Resolución del Comando de Personal del Ejército N° 930 SJATSO/DACTSO N° 2/T/MTEL/02.00, firmado el 3 de julio del 2014; desde el 15 de julio ya me encontraba en la otra orilla, es decir en la situación militar de retiro. En la Companía de Comunicaciones N° 4 oportunamente informé mi situación laboral a la teniente Calizaya (oficial de personal), pero ella me dijo: "Mientras no vea en mis manos tu resolución de pase a la situación militar de retiro, continuas de servicio", con esos argumentos me nombró de servicio que lo denominan "rueda chica", tres días seguidos, es decir desde el día viernes 11, sábado 12 y domingo 13 cumplí con los servicios como oficial de día, y además los días 14 y 15 de julio continúe cumpliendo la función de  jefe del centro de comunicaciones. 

El día lunes 14 de julio, me encontraba de servicio de oficial de día saliente. El cielo puneño cómo nunca desde las primeras horas se había vestido de color azul eléctrico, yo le llamaría literalmente, “color de los comunicantes”, bajo este cielo, me estaba despidiendo del ejército. Finalizado el rancho con el personal de tropa, me dirigí hacía el almacén de armamentos para el relevó del material con el oficial de día entrante, como siempre el relevo fue muy riguroso, físicamente contamos a los viejos fusiles FAL, la MAG, RPG y UZIS, que tienen mil historias en los campos de tiro, pues son de la época de 1970, todo el material estaba sin novedad.

Recuerdo que finalizado las actividades del relevo, formó todo el personal para la lista de diana, como siempre el oficial de día saludó: "Companía buenos días, subordinación y valor, atención a la lista", a lo que todos contestamos con fuerza. Presentía que sería mi última lista de diana con el uniforme digitalizado color arena, así que grabé en mi mente la imagen del personal formado, todos con cabello corto, el oficial de día entrante estaba al frente, el frío de la mañana bajo el manto de la brillantes solar del estío serrano como despedida me abrazaba fuerte, era puro, también muy triste, el reloj plateado SEIKO que durante 25 años me había acompañado en las bases contrasubversivas de la Sierra, Selva y en el Conflicto del Alto Cenepa 1995, aquella mañana brilló más que nunca, entonces presentí mi despedida; instantes como en películas todas mis vivencias en los cuarteles se proyectaba desde mis inicios en la 9ª División Blindada en Tumbes en el año 1984, hasta los últimos instantes. 

Finalizado la lista, viendo que se me aproximaba el sargento mensajero, presumí que venía con alguna noticia para mi persona, entonces pensé que definitivamente sería mi última lista, así que lo esperé, quien a su llegada me comunica que mi resolución de pase a la situación militar de retiro procedente del Cuartel General del Ejército, Lima, había llegado a la oficina postal del Cuartel General de la Cuarta Brigada de Montaña; momentos que nuevamente miré hacia arriba y el cielo infinito permanecía de color azul eléctrico, que desde tempranas horas me había anunciado mi triste y silenciosa despedida, sin abrazos, sin brindis y sin ceremonia de despedida de la bandera de guerra.

Aquel día siendo las 10:00 horas, salí del cuartel “Manco Cápac” con rumbo a la Comandancia General de la Brigada, caminé pausado pensando en una ceremonia de despedida, llegando a la oficina postal cuando cogí mi resolución de pase a la situación militar de retiro, me retumbó el corazón, en el acto procedí abrir el sobre que contenía la “Resolución del Comando de Personal del Ejército N° 930 SJATSO/DACTSO N° 2/T/MTEL/02.00, firmado el 3 de julio del 2014. 

Regresando, feliz ingresé por el viejo portón del antiguo cuartel “Manco Cápac”, ante la atenta mirada de los soldados de la guardia de prevención pasé con el documento en la mano, doblando la curva caminé entre los bosques de árboles ciprés que por las manos del hombre tienen diversas formas, después del breve recorrido llegué a la esquina y miré hacía el patio de armas que permanecía en completo silencio, ni de casualidad nadie transitaba por las inmediaciones; ante el sorpresivo silencio avancé muy pensativo; cruzando el inmenso patio, inmediatamente me presenté a la oficina de personal (S-1), donde la teniente de comunicaciones Eliza Calizaya y su adjunta, una suboficial, reciben mi resolución, coordinan telefónicamente con el mayor de comunicaciones Edgar López (jefe de la compañía), finalizado la coordinación la oficial me dijo: “Técnico para usted no hay nada, el mayor dice que se retire inmediatamente”, ante esta ingrata respuesta de discriminación e injusticia, en el acto me dirigí a la oficina del mayor López, a quién le encontré sentado en su escritorio verificando unos documentos. La conversación con el oficial fue breve, pero muy tensa, lapso de tiempo que el oficial no dejaba de verificar sus papeles, demostrado con sus actos que no le interesaba mis peticiones. En esos instantes, el oficial no comprendía lo que yo llevaba por dentro, mis anhelos de años para despedirme de la bandera de guerra se fué al tacho. Entonces presumí, es muy posible que el oficial haya recibido una orden de la superioridad, si accedía a mi petición tal vez podrían perjudicar su carrera con una sanción. Le hablé de mi tiempo de servicios de 35 años, seis meses, de mi calificación por acción de armas como Defensor de la Patria, aunque me escuchó sé que mis palabras no entraron en su corazón. Momentos que me sentí frustrado porque no me permitieron despedirme de la bandera de guerra.

El oficial se animó a decirme: “Técnico que se puede hacer, es una orden de la superioridad, proceda a retirarse”. El oficial estaba cumpliendo al pie de la letra la consigna del Comandante General de la Brigada, quien escondido detrás de su escritorio ha dado una orden precisa contra la persona de un soldado patriota que se va al retiro, tildado injustamente en las Inspectorías y sectores de Inteligencia como “terrorista y comunista”. El anhelo de muchos años de despedirme con la tropa formado en el patio de armas no se cumplió, ante la total indiferencia de todo el personal de Oficiales, Técnicos y Suboficiales, no les estreche la mano a mis superiores ni subalternos; ergo, en el acto me retiré a la casucha que me sirvió como alojamiento, bajo el techo de calamina agujereado por todos los lados, inmediatamente me quité el último uniforme de campaña digitalizado de color arena y los borceguíes. Una hora me demoré en llenar mis cosas en mi maleta y mi bolsa de impedimenta, y en completó silencio me retiré de la Compañía de Comunicaciones N° 4. En esos momentos, durante mi desplazamiento con dirección a la guardia de prevención ni de casualidad nadie se asomó por las ventanas. Cargando a la espalda el pesado bulto, ante la mirada silenciosa del personal de tropa de la guardia de prevención, traspase el viejo portón, me retiré para siempre.

En el Ejército del Perú, hay un lugar preferencial para aquellos que han trabajado dentro del círculo de los leales a los jefes corruptos y traidores; en ese círculo no caben, los patriotas leales a la institución y a la patria. Cuando los leales a los jefes, mediocres que se han envejecido detrás de los escritorios agachando la cabeza y pasan a la situación militar de retiro, normalmente para ellos hay ceremonias de despedida, ellos se despiden de la bandera de guerra, reciben estatuillas de oro, platos recordatorios de plata, diplomas, hay brindis y palabras de despedida. ¿Por qué existe ceremonia de despedida para algunos Oficiales, Técnicos y Suboficiales?, ¿qué aportó este personal durante los largos años de su permanencia en la institución?, ¿Qué méritos tienen?, ¿inventaron algo?. Los méritos del personal de Oficiales son: El personal de Oficiales por ahí han permanecido robando dinero del rancho de tropa, combustible por cocción de alimentos, combustibles de los vehículos de combate y de apoyo de combate, uniformes del personal de tropa, dinero enviado por la ONPE para el pago de viáticos del personal durante el proceso electoral y otros.

El Gran mérito, que lo consideran como excepcional para muchos Técnicos y Suboficiales, es haber trabajado por muchos años como chófer de los Generales, otros que se han envejecido detrás de los escritorios como "papelucheros" también son bien recompensados; ni que hablar del personal del Servicio de Intendencia que a través de todos los años han permanecido “cutreando” combustible y rancho de Tropa por orden expresa de los "honestos y disciplinados" Generales; y en las Unidades de Combate la gran mayoría son cómplices de robos de los “disciplinados y honestos” Comandantes. Los “leales” a los jefes, venden su alma, con la única intención de obtener buena calificación, por el silencio cómplice a fin de año son recompensados con buena nota para el ansiado ascenso al grado inmediato superior. Personal del circulo de los leales son recompensados para trabajar en las embajadas en todo el mundo y ascensos al grado máximo como Técnico Jefe Superior. Cuando personal de Técnicos y Suboficiales del circulo de los "leales" a los "disciplinados y honestos" Generales pasan a la situación militar de retiro, normalmente para ellos hay ceremonias, reciben estatuillas de oro, platos recordatorios de plata, diplomas, hay brindis y palabras de despedida. Yo, no recibí nada, ni el saludo, ¿quien se quedó con el plato de plata que me corresponde?.

Desde el año 1990, en un Ejército politizado, hay pocos elementos entre Oficiales, Técnicos y Suboficiales que brillan por sus propios medios. En su mayoría son mediocres arrastrados, que si habría un examen estricto dentro de la institución serian dados de baja, pues no son aptos en sus respectivas especialidades, muchos sufren de sobre peso y no aprueban el examen de esfuerzo físico. 

En los cuarteles, ante las injusticias y la corrupción que cometen algunos "disciplinados y honestos" Comandantes, Coroneles y Generales, me convertí en recalcitrante; ergo, me gané algunos enemigos de mucho peso, los mismos que difamaron a mi persona sin los medios probatorios y me tildaron de terrorista y comunista.

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