Cuando se inició el conflicto me encontraba en el Frente Huallaga combatiendo contra las huestes del Partido Comunista del Perú Sendero Luminoso; y un día lunes 6 de febrero de 1995 de un momento a otro el Batallón Contrasubversivo N° 28 de Rioja se trasladó al Valle del Alto Cenepa, en ambas guerras (interno y externo) he cosechado muchos recuerdos caminando por los senderos de la vida castrense.
Hoy, la imagen del imponente Selva de manto verde, se me presenta con ruidos de aviones, morteros, lanzadores múltiples y mucha pólvora de fusiles, como aquel 13 de febrero cuando salí del Valle de Cenepa perseguido por la muerte.
Soy uno de los testigos del último conflicto entre Perú y Ecuador. Como consecuencia de este conflicto llevo un recuerdo muy especial en mi cuerpo, una fractura en la mano izquierda y cicatrices en el omóplato izquierdo que no se borran pese a los años que van pasando.
En esta importante fecha, siempre refriego
los ojos, pensando en los hombres que se fueron de este mundo, con la roja y
blanca en el pecho, y persigno con la misma mano que un día empuñé el fusil en
los combates en la cota 1232 del Valle de Cenepa.
En este conflicto se perdieron muchas preciadas vidas, y algunos cuerpos de oficiales, suboficiales y tropa quedaron dentro de la densa vegetación olvidados en tumbas sin rosas, sin himnos y sin ceremonias; hoy al cumplirse 25 años de aquel conflicto, nuestro mejor homenaje es para los que nunca retornaron a sus hogares.
Pienso que en este día especial todos los peruanos reconocen con orgullo el valor y bravura de nuestros combatientes, sobre todo de los jóvenes soldados de SMO que cumplieron con la misión encomendada: “Ejecutar operaciones tácticas ofensivas en el Alto Cenepa, sin sobrepasar la línea de frontera, para desalojar a las fuerzas ecuatorianas infiltradas en territorio peruano delimitado y no demarcado, a fin de preservar la integridad territorial”. Cumpliendo de esta manera con el objetivo militar y político.
En este conflicto se perdieron muchas preciadas vidas, y algunos cuerpos de oficiales, suboficiales y tropa quedaron dentro de la densa vegetación olvidados en tumbas sin rosas, sin himnos y sin ceremonias; hoy al cumplirse 25 años de aquel conflicto, nuestro mejor homenaje es para los que nunca retornaron a sus hogares.
Pienso que en este día especial todos los peruanos reconocen con orgullo el valor y bravura de nuestros combatientes, sobre todo de los jóvenes soldados de SMO que cumplieron con la misión encomendada: “Ejecutar operaciones tácticas ofensivas en el Alto Cenepa, sin sobrepasar la línea de frontera, para desalojar a las fuerzas ecuatorianas infiltradas en territorio peruano delimitado y no demarcado, a fin de preservar la integridad territorial”. Cumpliendo de esta manera con el objetivo militar y político.
Para los hombre del Cenepa, la victoria llegó con sangre y sudor, muchos factores jugaron en contra
nuestra, como la falta de provisiones y armas modernas. A esto se sumaba el hecho
de enfrentar a un enemigo mejor equipado militarmente, que llegó a emplear
minas antipersonales en las trochas de una densa vegetación (violando las leyes
del Derecho Internacional Humanitario).
Así lo hicimos logrando recuperar
nuestro territorio invadido: Cueva de los Tayos, La “Ye”, Base Sur, Base Norte,
Helipuerto Tormenta, Maizal y Tiwinza, es peruano para siempre. Señoras y señores ¡Que viva el Perú el
Perú...!!!
Excelente reseña compañero.
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