miércoles, 11 de abril de 2018

HUARAZ ANCASH EN LA GUERRA CON CHILE : LAS LUCHAS DE PATRIOTAS Y TRAIDORES (1882 - 1883)

Entre los años de 1882 y 1883, cuando la patria requería la unión de todos sus hijos, después del grito o manifiesto de "Montan" ocurrido el 31 de agosto de 1882 en el departamento de Cajamarca, la clase política de la zona Norte del país se había unido a los ideales del traidor Miguel Iglesias Pino de Arce, quien con apoyo de los chilenos y de la clase dominante del país, se proclamó como autoridad suprema sobre los siete departamentos del Norte peruano: Piura, Cajamarca, Amazonas, Loreto, Lambayeque, La Libertad y Áncash. Luego, como presidente Regenerador ocupó el palacio de gobierno.

En el departamento de Ancash, fue mayoritaria la opinión de los pueblos y sus autoridades a favor de proseguir la guerra de resistencia. En la ciudad de Huaraz las autoridades de las principales provincias suscribieron documentos en tal sentido, rechazando la defección del grupo derrotista de Cajamarca; por ende, Ancash fue el único departamento del Norte que se puso al margen del presidente Regenerador del Perú, preparándose más bien para la resistencia armada, sin embargo, los oportunistas y traidores no faltaron, sobre todo en los grupos de poder; ergo, el bando traidor comenzó a nombrar autoridades a favor del traidor Iglesias.

El 1 de enero de 1883, una Asamblea en Cajamarca designó al General del ejército traidor Miguel Iglesias como Presidente Regenerador del Perú. En aquellos tiempos de traiciones y oportunistas, los grandes hacendados comenzaron a colaborar con las tropas del ejército chileno, los traidores peruanos sirvieron al enemigo como guía, informante, cargador de provisiones, acopiador de provisiones y como combatientes como parte del Ejército Pacificador del Perú. La clase política, adeptos al traidor, ocuparon la prefectura en todos los departamentos de Norte, así mismo en las provincias fueron ocupadas por subprefectos iglesistas, los distritos ocupados por gobernadores iglesistas, es decir todo el Norte del país se había rendido; especialmente los departamentos de Piura y Trujillo donde las tropas del enemigo fueron agasajados y le hicieron fiesta al traidor Iglesias. Como prueba de ello el accionar de los guerrilleros en las zonas del Norte del país no fue contundente, no fue agresivo, salvo casos aislados como lo ocurrido en Chota con el coronel Becerra y coronel Puga.

En el distrito de Chiquian, provincia de Bolognesi, al sur del departamento de Ancash, fue destituido el subprefecto de apellido Grillo, leal al  traidor de Cajamarca General Miguel Iglesias, en su lugar asumió el mando el patriota Luis Pardo, como jefe político militar de la zona. Entendiendo que esta actitud del pueblo provocaría la reacción del enemigo chileno y sus aliados; los pobladores iniciaron sus aprestos para proseguir la guerra de resistencia, formando columnas de guerrilleros. Pero cometieron el error de no vigilar al detenido Grillo, quien aprovechando la primera oportunidad para darse a la fuga, se escapó llevándose las pocas armas de fuego que se había conseguido reunir. Pese a todos los inconvenientes no disminuyo el entusiasmo de los patriotas, que hicieron entonces acopio de primitivas armas de piedra y madera, amulando a otros pueblos que con similares pertrechos habían enfrentado al enemigo.

En el distrito de Ocros y sus caseríos en aquellos tiempos difíciles para la patria en todo momento sus pobladores mostraron coraje, abnegación, sacrificio y patriotismo. Pese a tener cerca la presencia enemiga, pues en Huacho acantonaba una guarnición chilena bien armado, no vacilaron en proclamar su condena al traidor Miguel Iglesias, quedando expuestos a una respuesta represiva de los traidores aliados con el enemigo. Bajo las órdenes del cura párroco Matías Velasquez y del ciudadano Juan Romero, los patriotas de Ocros fueron adiestrándose militarmente, recibiendo precisas instrucciones de combatir mediante procedimientos bélicos de guerra de guerrillas.


No fueron vanos los preparativos, pues el 26 de enero de 1883, incursionó en el distrito de Ocros una tropa de 60 jinetes chilenos, que exigió un cupo de 200 reces, fijando un pazo de 24 horas para su entrega. Si no cumplían sus pedidos en plazo establecido, cumplirían con la amenaza de incendiar las casas. 

En esas circunstancias, en premeditado plan, los pobladores fingieron sumisión total ante los requerimiento de los militares chilenos. Era necesario que el enemigo se confiara para poder sorprenderlo, pues sus 25 guerrilleros entrenados, precariamente armados, harían lo imposible para intentar un triunfo en combate directo. Así, mientras los chilenos se creían dueños de la situación en el distrito de Ocros, los patriotas fueron situándose al asecho en las alturas de la quebrada denominado El Infiernillo, paso obligado con destino a las rutas que lleva a la costa. Vencido el plazo, los pobladores sólo pudieron reunir y entregar 160 reces al prepotente enemigo, cuyo jefe, en represalia, ordenó  a la tropa el saqueo a discreción, la iglesias fue destruido donde robaron las joyas de oro de la virgen. Finalmente, en la mañana del 28 de enero arriando todos los animales y cargando los objetos robados con total tranquilidad emprendieron el camino de regreso con destino a la ciudad de Huacho.


Mientras tanto el número de patriotas emboscados había crecido en las alturas de El Infiernillo, pues acudieron campesinos de diferentes caseríos dispuestos a participar en el combate. Una vez colocados en sus puestos y después de haber jurado defenderlos fielmente, vieron al enemigo que se les aproximaba, y entonces se trabó un recio combate, que dio por resultado el triunfo de los nuestros y la derrota de enemigo, que dejó para ejemplo en los acantilados de El infiernillo ocho muertos, todos los animales y provisiones que había sustraído, de no haber sido por la escasez de armas y pertrechos, de seguro que habrían quedado allí todos, en el memorable combate del 28 de enero de 1883, de los nuestros no hubo siquiera un herido. 
Luis Pardo, recibida la información del suceso, inmediatamente dio parte al prefecto de Ancash, Luis Bueno, describiendo el estado de ánimo que mostraban los patriotas por el triunfo y al mismo tiempo reclamando el envió urgente de armas de fuego, pues era de esperarse la represalia del enemigo.     

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