En el año de 1992 trabajó en este campamento militar, el teniente de ingeniería del Ejército peruano José Tamayo Flores, quien era un cholo fornido de tez trigueño, él se había iniciado en el Ejército como soldado (recluta) SMO, se había distinguió por su disciplina y voluntad de superación, así había obtenido sus ascensos al grado de cabo y sargento segundo, finalizando su servicio militar obligatorio se había reenganchó con el grado de sargento 1°, pasaron los años se le presentó la oportunidad y postuló a la Escuela Militar de Chorrillos, convirtiéndose en cadete de ingeniería, quien después de 4 años de estudios egresó como subteniente del arma de Ingeniería. El mencionado oficial subalterno durante el año 1992 fue el segundo jefe en este campamento militar.
En la tarde nublado del 24 de diciembre de 1992, salí al pueblo para comer un rico ceviche de trucha, en el restaurante “Sabor Serrano” de la señora Marisol Rojas, que se encontraba ubicado en las inmediaciones de la plaza de armas del distrito de Huamachuco. Cuando me encontraba en lo más agradable del festín, se me presentó el soldado SMO Ambrosio Ocas Raico, perteneciente a la Companía Comando y Servicios, quién me dijo: "Mi suboficial el Comandante le espera urgente para que salga de patrulla"; por ende, en el acto retorné al cuartel, a paso largo me desplacé por la avenida 10 de julio, al ingreasr al cuartel desde el sector de la guardia de prevención miré al señor comandante reunido con un grupo de oficiales y personal de tropa en el medio del patio de armas del batallón, me habían esperado para equipar a una patrulla de combate de 20 hombres para desplazarme en un vehículo Unimog con destino al caserío El Pallar. Recibido la orden, inmediatamente organicé la patrulla, y siendo las 13:30 horas inicié el desplazamiento. El recorrido de 35 kilómetros en una carretera de alto riesgo a marcha lento lo hicimos en 3 horas. Pasamos por la laguna Sausacocha al Éste de la ciudad, los caseríos Yanac y Olichoco donde el vehículo se malogró, en este lugar permanecimos una hora y media reparando el viejo Unimog, luego se nos presentó el siempre temido bajada de Potrerillo en el sector de l caserío de Anamuelle, zona muy peligroso sobre todo en las épocas de lluvia, pues en las curvas cerradas constantemente había desprendimiento de piedras y tierra. En la época de invierno desde las partes altas se aprecia un bello paisaje de manto verde en los valles del caserío de Yanasara y El Pallar y es de inolvidable significado para quienes hemos transitado por estos hermosos lugares. Unir la capital de la provincia de Sánchez Carrión con el caserío de El Pallar y Yanasara, significa descender desde los 3200 m.s.n.m en que se ubica Huamachuco a los 2200 m.s.n.m en que se encuentran los caseríos de Yanasara, El Pallar y Cochabamba.
En los meses del año de 1992, los combatientes del Partido Comunista del Perú Sendero Luminoso, extendió su accionar armado, político y de propaganda, en la jurisdicción de la provincia de José Faustino Sánchez Carrión, La Libertad, sobre todo comenzó aplicar asesinatos selectivos contra los alcaldes y gobernadores. Por este motivo, después de 12 años al mando de una patrulla contrasubversivo retorné al Campamento Militar de la Companía "A" Ingeniería N° 112 acantonado en el hermoso caserío de El Pallar. Retorné al mando de una patrulla de combate de 20 hombres, como apoyo. Llegando a la guardia el conductor estacionó el viejo vehículo Unimog que trasladó a la patrulla "Huascaran" conformado en su totalidad por personal de Tropa SMO, armados con los fusiles FAL, granadas de fusil y granadas de mano tipo piña, como es normal el oficial de guardia registró la hora de nuestra llegada, el motivo, y otros detalles; mientras duraba los protocolos para ingresar, recordando los años de 1978 aproveché para mirar todo el sector de la guardia, es ahí que desde la cabina del vehículo reconocí al señor Alejandro Salas conocido por todos como el viejo “chapato”, eterno almacenero de herramientas del Ministerio de Trasportes y Comunicaciones, quien se encontraba en las inmediaciones del sector donde se encontraba el grupo electrógeno, en ese momento viendo al mencionado empleado civil me sentí muy feliz y comencé a recordar mis vivencias en este campamento cuando permanecí como Tropa SMO en el año 1978. Traspasando la tranquera, inmediatamente bajé del vehículo y me acerqué donde el señor Salas y le di la mano, a quien le dije: Maestro Salas que gusto verlo, luego nos abrazamos afectuosamente, mientras el personal de mi patrulla pasó hacia el patio de armas del campamento militar, el viejo "chapato" casi no se acordaba de mi, pero cuando le hice recordar del comando del año 1978 del mayor de Ingeniería don Walter Machiavelo Corcuera, capitán Flores Saucedo, Subteniente Gustavo Espinoza, en instantes los ojos oscuros del viejo comenzaron a brillar como si hubiera lagrimas en ellos, como es normal este reencuentro origina una amena conversación por lapso de algunos minutos. En esas circunstancias también, caminado lentamente llegó a la guardia de prevención un niño de tez trigueño con una gorrita en la cabeza, de cuatro años y medio de edad aproximadamente, quien se paró delante de los soldados de la guardia e hinchó su pequeño pecho, dio un grito fuerte que decía ¡papa, dice mi mamá que vengas a almorzar!, el aviso era para el teniente Tamayo que también se encontraba cerca a la guardia, el oficial lisuriento no tardó ni segundos en contestar, algo ofuscado grito fuerte, diciendo, carajo "cuantas veces te voy a decir que yo no soy tu papá, concha de tu madre" al escucharlo el niño se puso muy triste y casi llora, en ese momento el viejo "chapato" también en voz alta, dijo: Teniente Tamayo "padre no es el que engendra, sino el que cría" quien también recibió una respuesta inmediata con lisuras que decía "cállate la boca chapato concha de tu madre y no me jodas". Este niño era hijo de un policía coimero que había muerto en el distrito de Huacrachuco, asesinado por los combatientes del Partido Comunista del Perú Sendero Luminoso (PCP-SL), quien dejó una viuda de 20 años, una linda chola huamachuquina, que muchos Oficiales, Técnicos y Suboficiales trataban de enamorarla, pero un día misteriosamente ella se desapareció del mundo nocturno de distrito de Huamachuco, pues el teniente Tamayo se lo había llevado al caserío El Pallar y la tenía como su conviviente.