Este distrito se
encuentra en la margen izquierda del río Huallaga, bajando desde el distrito
de Huimbayoc, a dos horas río abajo. En el año 1994, este distrito era muy
pobre, de escasa población, sus habitantes en su totalidad era gente muy
humilde, se dedicaban a la pequeña agricultura, ganadería y pesca. En este distrito no había servicio de energía
eléctrica, no había red de agua, no había desagüe, no había canales de
televisión, en la pequeña posta médica no había medicamentos ni médicos, pero
si tenía un aeropuerto para las avionetas de los narcotraficantes a una hora de
camino a pie. Una de las misiones que teníamos era resguardar dicho
aeropuerto para evitar el transporte de droga de las firmas peruanas y
colombianas. El pequeño puerto de este distrito era un paso estratégico y
obligado para todo tipo de embarcaciones que ingresaban desde Yurimaguas así
como para las embarcaciones que salían del distrito de Huimbayoc y otros, en este puerto
obligatoriamente día y noche bajaban todos los tripulantes y pasajeros, luego
encolumnados y custodiados por el personal de Tropa se dirigían con sus
documentos de identidad nacional (DNI) en la mano con destino a la Base
Militar, ahí teníamos un registro donde se anotaba el ingreso y salida de todo
el personal civil, también se verificaba las cargas y se incautaba la
madera caoba e ishpingo que día y noche los traficantes de madera trataban de
sacar a través de este puerto con destino al distrito de Yurimaguas. Entre los meses de diciembre 1994 y enero 1995
se incautó 3 toneladas de madera caoba e ihspingo en cumplimiento de las
disposiciones emanadas del Estado peruano a través de INRENA.
Hasta antes de mi llegada, el empobrecido distrito de El Porvenir Pelejo, provincia de San Martín, había sido
un centro de descanso temporal de algunas firmas de narcotraficantes colombianos
y peruanos, principalmente durante la entrada de sus embarcaciones procedente de la ciudad de Yurimaguas. En aquellos tiempos en las
inmediaciones del pequeño puerto había algunos restaurantes, hostales y casas de hospedajes, donde los narcotraficantes almorzaban plácidamente y pasaban algunas horas de siesta en companía de
hermosas féminas peruanas, brasileñas y colombianas, pero cuando puse mis pies en la polvorientas calles de
este distrito, casi olvidado por el Estado peruano, de un momento a otro todo se
convirtió en total silenció, habían desaparecido todas las lacras, por ende los
restaurantes y las tiendas comerciales se quedaron sin clientela, los dueños de
los negocios de comida y otros me miraban con mucho odio, por ahí mis
informantes me decían que por culpa mía los negocios habían fracasado. Decían
que los narcotraficantes y los delincuentes comunes me tenían mucho miedo, es
por eso que antes de la navidad, los mafiosos, principalmente colombianos
comenzaron "a sacarme la vuelta", durante las horas del día no
transitaban por el puerto bajo mi control, para poder sacar la mercadería
popularmente conocido como "merca" ellos habían armado una estrategia,
en complicidad con algunos civiles del pueblo, alertados y guiados por estos
civiles mediante transmisores portátiles de mano a partir de las 01:00 horas se
“colgaban” río abajo apagando los motores de sus deslizadores, más o menos a 5
kilómetros antes de llegar al pequeño puerto custodiado día y noche por dos
centinelas, ellos apagan los motores y a punta de remo pasaban ocultados por la
oscuridad pegado a la orilla del frente (de orilla a orilla había una distancia
aproximado de 120 metros de distancia). Alertado por esta situación, me instalé en la inmediaciones del pequeño puerto, ahí pasé las horas de la
noche atacado por los zancudos, es ahí que sorprendí a un civil del pueblo haciendo comunicación
por radio con los narcotraficantes que ya habían salido en dos deslizadores de la zona del distrito de Huimbayoc. A lo lejos se sentía el motor de los deslizadores de los narcotraficantes pero luego
se silenciaba, sucedía esto porque los mafiosos apagan los motores de sus pequeñas embarcaciones y a base de remo, aprovechando la oscuridad y la lluvia pasaba por el
puerto aprovechando la oscuridad. Para contrarrestar esta situación mandé
comprar una batería de vehículo de 24 voltios y un reflector potente que
iluminaba en el río de orilla a orilla, ahora si los narcotraficantes vieron frustrado
sus pretensiones de salir con destino a Yurimaguas, como acción psicológica en las inmediaciones del
pequeño puerto en las horas de la tarde ante la mirada de los pobladores instalé
una ametralladora MAG, esta ametralladora sin trípode tiene un alcance de 1800
metros (gran precisión) y con trípode su alcance es de 3000 metros máximo,
además hice tiros de prueba de orilla a orilla, así mismo en las horas de la
noche se realizaba tiros inopinado. Es ahí que los narcotraficantes habrían recorrido
donde el capitán “Clover” jefe de la Base Contrasubversivo del distrito de
Huimbayoc, tal es así que los representantes de dos firmas de narcotraficantes se me presentaron con
sus "cariños" en la mano de parte del mencionado oficial, pero el cariño no era gran cosa, por ende no permití el paso.
En la Base Contrasubversivo del distrito relevé en el puesto de Jefe de Base al Suboficial de 3ra de seudónimo “Marco”, quien me presentó una instalación
completamente pobre. El inmueble que ocupaba el personal militar era el local
comunal del distrito, ocupado por 21 hombres, no habían catres ni camarotes
para el personal de Tropa, todos dormían en el suelo, donde habían
acondicionado sus camas sobre hojas de árboles, cartones y costales,
cubiertos con frazadas viejas y algunas sabanas de tocuyo de color blanco. Para
el jefe de la base había una pequeña tarima hecho con palos donde había un
colchón viejo, en la pequeña cocina las ollas que disponía la Tropa en su
totalidad eran prestados de los pobladores que en su mayoría vivía en las inmediaciones de la base militar, las ollas en su totalidad se encontraban obsoletos,
sin asas, con huecos por todo lado. El personal de Tropa en su
mayoría carecía de uniformes, es decir, había pobreza total por todo lado, ni
que hablar de provisiones, el rancho para el personal era muy pobre, el personal de Tropa ranchero todos los días preparaba avena ralo con su plátano sancochado, el almuerzo consistía de arroz graneado con manteca blanca, fréjol, guiso de atún, plátanos sancochado y refresco de aguaje, la cena también se preparaba con los mismos productos que se utilizó para el almuerzo. En aquellos tiempos el Estado peruano por cada soldado invertía la suma de Dos soles cincuenta céntimos (S/2.50), equivalente a un dolar americano aproximadamente. El único
medio de comunicación que teníamos en la Base Militar era el Equipo de Radio
Francés Thomson de alta frecuencia “HF/BLU” TRC 340, que funcionaba solamente media
hora, pues se recalentaba uno de sus integrados, cuya batería ALI 116 se
recargaba mediante el generador manual ALG 106, dicho generador también
presentaba desgaste total en la base de la manivela por el uso constante, este equipo
de radio era un aparato antiguo de transmisión y recepción
en “Claro” cuya señal de irradiación en frecuencias de 1.5 MHz a 29.999 MHz se
podía interceptar fácilmente, pero era el único medio que nos permitía estar en
contacto con el Puesto de Comando Avanzado acantonado en el distrito de Rioja, provincia de Rioja, departamento de San martín, este equipo de radio funcionaba 30
minutos y luego se apagaba automáticamente, por ese motivo se ponía en
funcionamiento solamente en las horas de reporte, es decir: en las mañanas
de 08:00 a 08:30 horas, al medio día de 12:00 a 12:30 horas y en las
noches de 20:00 hasta 20:30 horas. Ante total escasez de medios de información
de fuente abierta, más allá de los límites del distrito permanecimos “sordos,
mudos y ciegos”.
En aquellos tiempos durante las luchas contrasubversivas, en la Base Militar, el personal de oficiales y suboficiales hacíamos los trabajos de la policía, juez, psicólogo, conciliador, etc. A las instalaciones de la Base Contrasubversiva llegaban los civiles del distrito y de los caseríos de toda condición social a poner sus denuncias de todo tipo, como: Peleas, líos familiares, robo de animales, violaciones a menores de edad, etc. En algunos casos se detenía al personal denunciado y se les depositaba en el calabozo, para los civiles permanecer en un calabozo bajo tierra por varios días les causaba pánico y mucho miedo, muchos detenidos antes de ingresar a este recinto oscuro, maloliente y lleno de roedores (ratas) "cantaban" todos sus pecados, luego con la presencia de testigos se llegaba a un arreglo salomónico entre ambas partes. En aquellos tiempos en las Bases Militares existían libros de derecho civil y penal, también algunos libros de psicología, haciendo uso de estas bibliografías el personal de oficiales y suboficiales fungían de policía, juez y psicólogo, sobre todo para explicarle a los denunciantes lo concerniente a los delitos de violaciones sexuales que en las zonas de la selva del departamento de San Martín es muy frecuente entre las niñas de 9 a 15 años de edad, a esa edad muchas están gestando, en la selva no es novedad. Durante mi permanencia en esta Base Militar observé que muchas niñas menores de 12 años se encontraban embrazadas principalmente en los caseríos y en el distrito de Papa Playa, a estas niñas embarazadas la tropa de la selva a manera de burla les decía "las buchizapitas" por la panza abultada que mostraban como embarazadas.
En el distrito de Pelejo, provincia de San Martín, departamento de San Martín, una maña del mes de diciembre, antes de la navidad del año 1994, en horas de la mañana llegó a la Base Contrasubversiva el narcotraficante colombiano de seudónimo "pescado", a quien lo recibí en la pequeña sala de visitas de la Base, casi junto a mi modesto dormitorio, en el momento del encuentro el colocho sin perder tiempo me dijo lo siguiente: Dijo: "Jefe, nosotros sabemos de los problemas de provisiones y grandes necesidades que tiene ustedes; por ende, he venido a entregarle mi colaboración para que pasen una buena navidad, aquí te entrego una boleta de pago para que recojan sus provisiones en la tienda del señor Fasabi, y un sobre conteniendo Mil ($ 1000.00) dólares americanos", mientras sucedía todo esto la Tropa de servicio se encontraba atento durante este suceso, en esas circunstancias en el acto mandé llamar al sargento de seudónimo "chancho" el más antiguo entre el personal de Tropa a quien le hice participe de todo lo que recibí; en ese momento me sentí muy feliz por el apoyo recibido y el colombiano un hombre de apariencia humilde de baja estatura me decía "jefe, no se preocupe, mi apoyo es incondicional"; ergo, no me solicitó ningún tipo de favores, pensando que ya había cumplido su misión, se levantó de la pequeña banca, me dio la mano y se retiró con destino al distrito de Papa Playa. En ese momento cuando el colombiano cruzaba el puente, en el acto reuní a todo el personal de Tropa, ordené a diez hombres para que se apersonen con la boleta en la mano para el recojo de provisiones en la pequeña tienda comercial del señor Fasabi, este personal retornó cargando todo el pedido, el narcotraficante colombiano abasteció a la Base mejor de lo que me abastecía el Comando del Ejército a través de su Servicio de Intendencia, recibí tres sacos de azúcar, tres sacos de arroz, cinco cajas de leche, diez paquetes de fideos, dos sacos de harina, cuatro bolsas de avena cada uno de 15 kilos, cajas de condimentos, dos cajas de aceite, cinco cajas de atún, etc. A partir del 18 de diciembre de 1994 todo mi personal comenzó a pasar racho tipo A1, el desayuno, almuerzo y cena, todo era de primera calidad, con el dinero recibido todos los días se compraba gallinas, pescado, carne de sajino, carne de chancho, verduras, plátanos verdes para sancochar y otros, recién nos sentimos como soldados al servicio de la patria, bajo mi comando el personal de Tropa Servicio Militar Obligatorio se sentían muy feliz de la vida, cuando llegaban de transito algunos soldados de otras bases militares, cuando les invité el rancho que comía mi personal se sintieron muy asombrados, al respecto uno de ellos me dijo: "Mi suboficial en esta base me gustaría servir, aquí si el personal de Tropa come bien y en cantidad, mientras allá en mi base el capitán nos mata de hambre". En la base militar de Pelejo todo había cambiado de manera radical, se fomentó la disciplina, respeto a los civiles; con el dinero recibido me apersoné donde un carpintero y le pedí en el acto para que me entregue en lapso de 15 días 20 catres de madera ishpingo, además mande comprar 20 colchones, ollas, pailas y baldes y otros enseres para la cocina. En aquel año en esta base militar pasé una linda navidad junto con todo mi personal, compramos pavos, panetones, es decir hubo una buena cena. Así mismo este dinero se empleaba cuando el personal de Tropa que salía de permiso a lugares lejanos; por ende, se le entregaba la suma de S/100.00 soles para que cubran sus pasajes y alimentación. En esta Base Contrasubversiva todos mis antecesores habían trabajado cómodamente con todos los narcotraficantes colombianos y peruanos, sacaron varios vuelos desde el aeropuerto que se encontraba a una hora a pie, pero en este negocio no solo se beneficiaba el jefe de la Base Militar, este era un trabajo conjunto, para permitir el ingreso de las aeronaves también entraba al negocio el alcalde, el teniente gobernador, el presidente de comité de autodefensa (jefe de Ronderos), es decir todas las autoridades participaban. Para comprar el silencio de los pobladores del distrito abandonados por el mismo Estado peruano, los narcotraficantes compraron un grupo electrógeno, motor generador de luz de corriente alterna y una antena parabólica. Cuando llegué al mencionado distrito, hallé el motor frente de la Base dentro de un pequeño inmueble, justamente el personal de Tropa se encargaba de encenderlo y apagarlo en horas de la noche (19:00 horas - 22:00 horas), además encontré 20 cilindros de petróleo comprado por los narcotraficantes. Me decían en aquellos tiempos cada vuelo costaba la suma de treinta ($ 30,000.00) mil dólares americanos, también me dijeron que en algunas oportunidades habían sacado hasta tres vuelos, información vertida por la familia Ríos Orbe que en aquellos tiempos tenía sus chacras en las inmediaciones del rustico aeropuerto. También comentan que la misma DEA se encontraba involucrado con el tráfico de droga, pues según la versión de algunos intermediarios (hombres de contacto de los narcos), en horas establecidas se apagaban todos los radares, lapso de tiempo en que las aeronaves ingresaban y salían con destino a Colombia. No lo niego, en los lugares donde laboré recibí la propina de los narcotraficantes peruanos y colombianos, dinero que lo empleé en rancho y bienestar de mi personal.
Los narcotraficantes colombianos a mediados de diciembre de 1994, todos habían abandonado las zonas de Juan Guerra, Chazuta, el Pongo, etc, y se fueron a su país a pasar sus placenteros días de navidad y fiestas de fin de años, todos los narcotraficantes habían pasado mi control en el distrito de Pelejo aprovechando la oscuridad y apoyados por algunos civiles del pueblo, en el pueblo comentaban que todos los "nachos" ya se habían escapado sacando en sus deslizadores toneladas de droga, y que recién regresarían a mediados del mes de enero 1995, entonces, con la información recibida de los pobladores, yo les esperé con paciencia; meses atrás algunos pobladores me habían comentado que los narcotraficantes ingresaban a sus zonas de labores en companía de lindas modelos brasileñas, colombianas y algunas peruanas, con estas féminas ellos permanecían en sus campamentos. Efectivamente el 16 de enero siendo las 15:00 horas, fueron detenidos por los centinelas dos deslizadores, en uno de ellos estaba el capo colombiano "Jimi" y sus cuatro de seguridad que los conocí en el distrito de Huimbayoc, bien acompañadas por ocho 8 hermosas féminas con acento colombiano y brasileño, el deslizador donde estaba el capo se había cuadrado en la otra orilla. Cuando me apersoné al pequeño puerto, ellos estaban en la orilla del frente, el otro deslizador que había llegado al puerto había sido detenido por los centinelas, apersonandome constaté que el deslizador había sido manejado por un individuo de contexturas gruesa que había conocido en el distrito de Huimbayoc, entonces este me suplica para dejarlos pasar, quien me dijo: "Jefe estamos llegando desde Colombia, casi sin plata, yo se que estamos en falta, en la siguiente semana recién nos llegará el dinero, que quede como pendiente para ser regularizado a fin de mes", en esos momentos estuve a punto de soltarles una ráfaga de tiros de fusil FAL pero me contuve, pues ellos siempre decían que circulaban porque ya tenían el visto bueno de los de "arriba" y meterse en problemas con esa gente a veces es peligroso; por en, me hacia el cojudo. Aquel día pasaron sin dejar ni un céntimo, si embargo al día siguiente me enteré que en la Base Contrasubversiva de Huimbayoc si le había pagado al capitán. En mi condición de Jefe de la Base Contrasubversivo del distrito, todos los días permanecí despierto desde las 06:00 horas hasta la 01:00 horas aproximadamente, durante 19 horas de servicio ininterrumpido, luego procedía a descansar pensando siempre en el peligro, todos los días así fue la rutina, sin descanso alguno, fue muy agotador.
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