martes, 9 de diciembre de 2014

ESCUELA TÉCNICA DEL EJÉRCITO CHORRILLOS LIMA PERÚ (1981 - 1983)

A la edad de 22 años, en la primera semana del mes de enero de 1981 llegué a la ciudad de Lima, con todas las ilusiones provincianas de salir adelante en la gran capital de cemento y acero. Postulé a la Escuela Técnica del Ejército en Chorrillos, ingresando en el puesto Nº 260 de los 500 alumnos, pero no logré la vacante para las dos especialidades que escogí, como Auxiliar de Abastecimiento y Operador de Comunicaciones, como hubo pocas vacantes para las especialidades en mención se truncó mis anhelos que me había trazado desde los tiempos que presté el servicio militar como Tropa SMO, al final me quedé como uno de los alumnos que no tenía especialidad. Un día en horas de la mañana nos reunió en el auditorio de la escuela el señor Teniente Coronel de Infantería Alcocer Pajares Antonio y grande fue mi sorpresa, pues había 145 alumnos que aún no teníamos especialidad; faltaban 60 alumnos para completar la especialidad de mecánicos de comunicaciones, faltaban 55 alumnos para completar la especialidad de mecánicos de vehículos a rueda, faltaban 30 alumnos para completar la especialidad de músicos militares; en ese momento pensé ser músico militar porque me gustaba tocar el trombón de barra desde los tiempos que presté Servicio Militar en el distrito de Caraz, Huaylas, Ancash; un poco resignado dije, seré un buen músico en vez de ser un mecánico de comunicaciones mediocre; en esas circunstancias salió al frente el mencionado oficial superior que se encontraba a cargo de la parte académica, quien nos dio una “lavada” de cabeza a todos, por ejemplo nos dijo lo siguiente: “el personal de  mecánicos de comunicaciones y electrónica son los mejores considerados a nivel ejército y sin embargo aquí nadie quiere esa especialidad, los mecánicos de vehículos a rueda aparte de estar bien considerados por sus jefes, también pueden trabajar en la calle para tener ingreso extra, y ser músico es pues un gran orgullo porque muchos integran la sinfónica nacional así como también la gran banda del ejército”, concluyó. Cuando dejó de hablar el comandante, dentro del grupo algunos alumnos comentaban, decían que ser músico es para los “huevones” y otros decían que los mecánicos de vehículos siempre permanecían cochinos, comentarios de este tipo escuché por todo lado, en ese momento yo me puse más indeciso y también nervioso, después de algunos minutos de murmullos el comandante dijo: "Salir al frente los que desean ser mecánicos de comunicaciones y electrónica", inmediatamente muchos corrieron y formaron en columna de uno, a ese grupo también corrí, me coloque en orden de llegada en el número 35, cuando voltee, en mi retaguardia había más de 60 alumnos, a continuación ordenó salir para la especialidad de mecánicos de vehículos a rueda, a la carrera también salieron y formaron en columna de uno, de hecho hubo excedentes en estas dos especialidades, pero faltaban 30 alumnos para la especialidad de músicos; por ende, como hubo excedentes en las especialidades de Mecánico de Comunicaciones y Electrónica, Mecánicos de Vehículos a Rueda, a los últimos del grupo le ordenaron salir para completar la especialidad de músicos militares y asunto arreglado. Cuando pasaron algunos meses pude constatar que en el Ejército peruano que casi la totalidad de músicos militares son de procedencia de reserva, es decir personal civil captado como asimilado, así mismo también hay muchos mecánicos de vehículos a rueda captados como asimilados que sin duda alguna son muy buenos en sus respectivas especialidades, pero les falta esa fibra de militar formado en las escuelas de formación, ellos por su escasa formación militar, no tienen comando con la tropa y normalmente no participan en las operaciones militares como comandante de patrulla.

Racismo y discriminación a los alumnos de la Sierra.- Siempre identificado con las costumbres de mis ancestros autóctonos del distrito de Chavín de Huántar, Huari, Ancash; en mi condición de joven mestizo andino, durante mi permanencia como alumno en la Escuela Técnica del Ejército (1981 - 1983), experimenté diversos tipos de discriminación de parte de algunos alumnos y también de instructores nacidos en las zona Costa del Perú. La lengua que conocí primero fue el quechua, quechua ancashino; recién a los nueve años de edad mis padres me matricularon en una escuela rural donde la profesora nos hablaba y dictaba sus clases en idioma español; por ende, esa transición de idioma nativo a idioma español, para mi fue un aprendizaje lento y gradual; habiendo pasado por una escuela primaria rural y colegio de educación secundaria me convertí en bilingüe, como consecuencia hablaba con ciertas incorrecciones gramaticales. A pesar de mi condición de joven nacido en el campo que conservaba la cosmovisión del hombre andino, nunca había experimentado discriminación de ningún tipo en el Colegio Nacional de "La Liberta" en la ciudad de Huaraz, donde estudié la educación secundaria; sin embargo, cuando llegué a Lima capital, sobre todo en la Escuela Técnica del Ejército, sentí ese peso de la discriminación cultural y racial, es decir los jóvenes cobrizos en su mayoría hijos de migrantes serranos y "charapas" que llegaron a la ciudad de Lima en busca de mejor vida y nuevas oportunidades e invadieron y poblaron los conos de la ciudad convirtiéndolo en Pueblos Jóvenes o Asentamientos Humanos, esos jóvenes de sangre serrano, como los mamanis, los quispes y los afroperuanos me discriminaban culturalmente, ellos ya aculturizados con la costumbre occidental, pese a que por sus venas corría la sangre autóctona me discriminaban en las reuniones sociales, en los bailes de música salsa, rock and roll, en la forma de hablar, principalmente por mi tono de voz serrano. En grupos, siempre liderados por alguien, como cobardes se burlaban de las frases y palabras que salían de mi  persona; en estas situaciones el serrano tiene que ser fuerte emocionalmente y físicamente, este tipo de ataques del mas fuerte y en grupos también lo aplican los animales del campo, a ese tipo de conductas y ataques también llega el ser humano. Problemas de este tipo normalmente se soluciona en un combate, es decir en una pelea, si triunfas en la contienda te respetan todos, por lo menos hipócritamente y nadie se atreve a atacarte así directamente, murmuran a escondidas pero ya no se atreven con afrentas de ningún tipo. En aquellos tiempos tuve la oportunidad de pelear con algunos alumnos afroperuanos, con el panameño Juan Tovar y también con algunos alumnos discriminadores "cobrizos" del Norte del Perú. Pero no solo hubo discriminación entre alumnos, muchos instructores entre oficiales y suboficiales también discriminaban a los alumnos de procedencia serrano; uno de ellos fue el suboficial de tercera Instructor Militar Faichin García Jarol, quien en su condición de Instructor a los jóvenes serranos y a los gorditos nos insultaba constantemente, con palabras hirientes como: “serranos de mierda, indios de mierda, al indio y al mulo palo en el culo” y a los gorditos le decía: "mejor pide tu baja, tú con ese cuerpo das vergüenza en el ejército, etc”. Pero también se discriminaba a la música andina en todo su género, como el huaylas, huayno, etc; así también a la música chicha por ejemplo de los Shapis, del Chacalon, los Mirlos. En aquellos tiempos en el auditorio de la Escuela Técnica del Ejército se permitía solamente a la música salsa, rock, criolla y la música afroperuana, así lo observé en las celebraciones por el día de la madre y otros eventos cuando salían a bailar los alumnos de diferentes promociones. Estos mismo males de discriminación a nuestra música pude experimentar en las fiestas que se realizaba a nivel sección, nivel compañía en las diferentes zonas de la ciudad de Lima donde estuve presente. Después de tres años de estudios de nivel técnico y el curso básico de paracaidismo militar, el 14 de diciembre de 1983 me gradué como suboficial de tercera en la especialidad de Mecánico de Comunicaciones y Electrónica, como integrante de la 12ª Promoción “Soldado Alfredo Vargas Guerra”.

Revista de roperos, sectores de limpieza y los cabreados.- A las 13:30 horas, en la hora de revista de roperos y sectores de limpieza siempre sobresalí como uno de los mejores por la buena presentación y orden, mientras algunos seudo “vivos” costeños siempre pasaban mala revista; por ende como costumbre y tradición, en aquellos tiempos los instructores nos decían: "por uno pagan todos", que significa que por la culpa de uno se sancionaba a todos, a este de tipo castigos en conjunto, normalmente se le conocía como la "masacre". Por la culpa de algunos pseudo "vivos" todo una sección de 40 alumnos recibía sanción; ergo, los instructores siempre nos desplazaban hacía la pista de combate, donde el personal daba dos o tres vueltas. En una pista de 400 metros de largo, todo el personal pasaba los 14 obstáculos; luego sudorosos y con el uniforme cubiertos de tierra se retornaba a las cuadras, en otras ocasiones también nos “masacraban" en la parte posterior del auditorio, en aquellos tiempos en este lugar había una chacra con plantaciones de manzana donde el personal de alumnos rampaban de espalda, de pecho, daban volantines, raneaban, cangureaban. En este tipo de "masacres" a mediados del año 1981 murió el alumno piurano mecánico de armamentos Murguía Quevedo Buenaventura, quien durante el pasaje de obstáculos en la pista de combate saltó mal y como consecuencia se golpeó la cabeza en el borde del pozo de cemento del terraplén, botó sangre por la nariz y perdió la vida en el mismo lugar. Durante los tres años que permanecí en la ETE yo no participé en las "masacres" fuertes; claro que en algunas ocasiones si participé en pequeñas sanciones en grupos, sobre todo en las noches. Cuando alguien por ahí hablaba relacionado para una “masacre” fuerte, yo me desaparecía, me buscaban por todo lado y nadie me encontraba, a veces me escondía en el taller y almacén del material de comunicaciones del Tco3 MCE Córdoba Cajapuri, cerraba la puerta y me ponía a limpiar los materiales de comunicaciones; en otros casos me escondía en los SSHH que se encuentra en las inmediaciones de las aulas ahí sentado en un rincón permanecía leyendo mis libros hasta que termine la masacre, en ocasiones también corría hacia la proveeduría y me ofrecía voluntariamente para hacer limpieza del piso y acomodar los costales de víveres en los anaqueles y de pasadita comía harto pan. Es necesario precisar que en cada sección de las diferentes especialidades, siempre hubo hasta seis "cabreados", con ellos ya éramos conocidos y guardábamos siempre nuestros códigos para no delatar de nuestros escondites. Seguramente muchos de mis promociones recordaran cuando los instructores les “masacró" un día antes de nuestra graduación, primero les “masacró” en la pista de combate, donde todos ramparon y les echaron tierra, enseguida a paso ligero se trasladaron a la parte posterior del auditorio, ahí dentro del barro todos los futuros suboficiales ramparon de espaldas, mientras yo les observaba cómodamente desde una de las ventanas de la enfermería; en esas circunstancias el mismo Comandante del Batallón de Alumnos el señor Teniente Coronel de Infantería Samuel Echáis Feijoo, se dio cuenta que le faltaban muchos alumnos; por ende, dando gritos se aproximaba a la enfermería, donde también se encontraban 6 alumnos “cabreados” de otras secciones, en esos momentos ya sentíamos los pasos del mencionado comandante, instantes que yo me escondí en uno de los armarios donde guardaban las prendas de los enfermos, jalé la puerta corrediza y lo cerré, mientras otros habían corrido hacía la parte posterior de los galpones. Entrando a la enfermería el Comandante le preguntaba al alumno adjunto del enfermero de servicio ¿Dónde están los cabreados, donde están los cabreados" y recorrió todos los ambientes de rincón a rincón y no encontró a nadie, así pues mientras la gran mayoría de seudo "vivos" costeños y "charapas" se encontraban rampando y dando volantines dentro del lodo con el cuerpo cubierto de barro; yo pasé las horas muy tranquilo, les observaba cómodamente ubicado en una de las ventanas de la enfermería, al día siguiente me gradué como suboficial.

Teniente de infantería Lozano Chumpitaz César.- Oficial medio tartamudo, natural del departamento de Ica, se desempeñó como comandante de la sección "B" mecánicos de comunicaciones y electrónica; a este oficial siempre le gustaba "masacrar" a los alumnos en las horas de la noche durante el estudio obligatorio, a este oficial también muchas veces le hice pasar malos momentos, un día él estaba como oficial de guardia y yo como su adjunto, esa noche adrede le escondí las llaves de la puerta principal y siendo las 22:00 horas el vehículo del subdirector de la escuela no pudo salir, las llaves estaban escondido en uno de los cajones, a este oficial le hice castigar con dos días de arresto simple, esa noche como represalia me hizo ranear y rampar toda la noche, en esas circunstancias siendo las 01:00 horas, cuando me ordenó rotar por la parte posterior del monumento del sargento 1° Fernando Lores Tenazoa, pasando a toda velocidad por su costado, de casualidad le boté su casco de fibra que se fue rodando a mas de 20 metros; por ende, el mencionado oficial aún mas se enfureció, me ordenó para amanecer en la posición de rana como centinela de la puerta principal, todo el castigo físico lo soporté sin problemas, aquella noche no dormí ni un minuto, unas horas después tenía el examen final del curso de electrónica.

Tuve suerte para ingresar a la ETE.- En la primera semana del mes de enero de 1981, postulé a la Escuela Técnica del Ejército como licenciado de tropa con el grado de sargento 2do. Yo, no tenía quien hable por mí en casos de eliminación por error o mala intención. Recuerdo que integré el grupo N° 20, cada grupo lo conformaban 50 postulantes. En el primer examen que fue el de perfil antropométrico, comenzando nomas me eliminaron, me sacaron a un lado, los médicos argumentaron que mis hombros estaban ligeramente desnivelados; ergo, por lapso de 25 minutos permanecí preocupado y asustado en las inmediaciones de la puerta donde se realizaba el examen, en esas circunstancias como si fuera un "ángel salvador" de la nada apareció un capitán, un oficial de tez blanca (caucásico) de pelo castaño, a este oficial nunca lo conocí, él me miró por lapso de algunos segundos y me preguntó ¿eres licenciado? a quien le contesté manifestando, afirmativo mi capitán, soy licenciado con el grado de sargento 2do, aquí están mis documentos, escuchando mi respuesta, el oficial inmediatamente ingresó donde se encontraban los médicos y abogó por mí, quien les dijo: "Este postulante es licenciado del ejército con el grado de sargento 2do, hace 70 planchas y 15 barras, además es atleta", en el acto los médicos sin decir nada me aprobaron. Este oficial se llamaba Jurutunay Makperson Rolando, a quien le conocían con el apelativo de "mono blanco".  

Las especialidades que sirven pero no tienen importancia en el Ejército del Perú.- Las cinco especialidades que sirven pero no tienen importancia en el Ejército del Perú, son las siguientes: Estado Mayor, Operador de Comunicaciones, Policía Militar, Instructor Militar, Auxiliar de Abastecimientos; estas son las especialidades que en aquellos tiempos en la Escuela Técnica del Ejército del Perú tenían vigencia y los alumnos estudiaban durante tres años, son especialidades que cualquiera las puede desempeñar sin tener los estudios en estos campos; en cuanto a mi persona sin ser de la especialidad de estado mayor he trabajado en el campo de la logística como (S-4) titular de un batallón, también trabajé como Instructor Militar; por muchos años he trabajado como Operador de Comunicaciones y Mecánico de Comunicaciones y Electrónica, ambas especialidades lo alterné sin problemas. En los últimos tiempos el Ejército ha inventado otras especialidades como Auxiliar de Infantería, Auxiliar de Ingeniería, Auxiliar de Comunicaciones, Auxiliar de Artillería, rancheros y otros, estas en el campo de las realidades no tienen importancia y no deberían existir. Por ejemplo, el mecánico de comunicaciones debería abarcar la operación y mantenimiento de todo el material de comunicaciones de campaña y no debe existir la especialidad de operador de comunicaciones y mucho menos auxiliar de comunicaciones. La Escuela Técnica del Ejército lo que debe priorizar son las especialidades técnicas de alto nivel, sobre todo en el campo de las comunicaciones y electrónica, blindados, aeronáutico, mecánicos de vehículos, armamentos, cohetes, maquinarias de ingeniería pesada, etc. Durante mis 35 años y seis meses de permanecía en el Ejército nunca recibí una capacitación real, siempre nos engañaron con capacitaciones en el papel, con hartos paporretas.

Roce con los alumnos negros.- En los años de 1980 el racismo y la discriminación en el Perú aún se mantenía muy fuerte, sobre todo para los alumnos recién "bajados" desde las zonas de la Sierra, en estos casos la ciudad de Lima le llevaba la delantera a todas las zonas de la costa, así de compleja fue nuestra realidad. En el mes de enero de 1981 como postulante comencé a tener algunos roces con los postulantes negros y zambos, ellos siempre actuaban en grupo, del grupo de tres a cinco negritos uno de ellos me decía "serrano piojoso, serrano come cancha", luego todos del grupo se reían, son pues los típicos costeños que siempre actuaban en mancha. En estas situaciones cómo es normal en el silencio yo iba acumulando esas palabras ofensivas contra mi persona, y estando como alumno de primer año en las horas de rancho comencé a vengarme de ellos, pero ellos tenían sus defensores, entre costeños siempre se apoyaban, no se quedaban atrás.  

Rancho.- En los comedores de la Escuela Técnica del Ejército, en las horas de rancho, las mesas lo ocupaban diez alumnos, normalmente como jefe de mesa se colocaba un alumno de tercer año, en algunas ocasiones también lo ocupaba un alumno de segundo año, completado los asientos por alumnos de segundo año y de primer año, en este caso uno de los alumnos de primer año se colocaba como servidor. En el año 1981, estado como alumno de primer año, muchas veces, apropósito me colocaba como servidor, cuando me tocaba servir la comida (cena o almuerzo), a los alumnos negros y zambos les servia poquito y les llenaba los platos a los de apariencia serrano; luego, dando cumplimento el dicho que dice: "El que parte y reparte se lo lleva la mejor parte"; ergo, mi plato lo llenaba con harto arroz, guiso y fréjoles, y se parecía el cerro "Morro Solar", por este tipo de atrevimientos en algunos casos los alumnos de tercer año y segundo año, nacidos en la Costa, siempre apoyando a los "alumnos negros" me quitaban mi plato y se repartían mi comida; por ende, me quedaba sin almuerzo a veces también sin cena; en otros casos similares, los jefes de mesa (alumnos de tercer año, en ocasiones de segundo año) me dejaban almorzar y cenar con total tranquilidad, pero luego me llevaban a sus respectivas cuadras donde me sometían a intenso castigo físico, según ellos dizque me "masacraban" por relajado; por ende, con el estomago lleno, reneaba, cangureaba, hacía planchas y polichinelas, me decían: "eres muy relajado y pendejo serrano de mierda", ante este tipo de abusos a veces me revelaba y me negaba a cumplir sus órdenes, me quedaba parado y no podían hacer nada conmigo, me rodeaban entre tres a cinco alumnos con amenazas de todo tipo, me decían: "perro te vamos hacer volar en conducta, perro ya te jodiste, estas en la lista negra..., etc", al final todos se rendían, victorioso me retiraba a mi cuadra. En una oportunidad el alumno arequipeño Granda Tapia me llevó a su cuadra donde me hizo ranear y luego me ordenó rampar por debajo de los camarotes, a continuación me ordenó subir sobre su ropero donde me puse con las manos sosteniendo el cielo raso del techo de la cuadra, por la distancia corta entre el cielo raso y el ropero permanecí incomodo, agachado casi en la posición de rana con los brazos arriba, este alumno antes de acostarse me dijo: "perro, ahí vas a estar por relajado y pendejo hasta las 03:00 horas, ¿alguna pregunta?"; en esas circunstancia desde uno los rincones alguien dijo "ah, ese serrano de mierda es muy relajado y pendejo, promoción déjalo ahí toda la noche". Después de algunos murmullos, todos procedieron a acostarse en sus respectivos camarotes, circunstancias que yo les observaba en total silencio, desde el momento que se acostaron habría transcurrido aproximadamente una hora y media, algunos comenzaron a roncar; en ese momento entre mi dije, este es el momento para escapar, pues antes del relevo de imaginaria de primer turno, salté al piso y salí corriendo por la puerta lateral, saliendo a toda velocidad me desplacé por la parte posterior de las diferentes cuadras, hice una maniobra y me escondí en uno de los baños de los alumnos de primer año "B", tras mío salió el imaginaría, seguido por dos alumnos y uno de ellos creo que fue el alumno Granda, quienes gritaban ¡alumno!, ¡alumno!, y no me encontraron. 

Mantenimiento de sectores y conservación de áreas verdes.- La escuela ocupa inmenso espacio; por ende, la distribución de áreas verdes y jardines está divido por sectores, donde las promociones de alumnos se encargan de la limpieza, regado de las plantas y el gras, para este tipo de labores un día sábado del mes de enero de 1982, el alumno de tercer año Uzin Chota "chino" me llevó al sector de su responsabilidad que estaba ubicado por la cancha de fútbol, me ordenó resembrar el gras y limpieza, a lo que me negué a cumplir su orden y me retiré a mi cuadra, desde ese momento este alumno apoyado por otros alumnos de su promoción siempre me buscaba la sinrazón, ya sea en las horas de la formación, horas de rancho, en el servicio de guardia, etc. Así pasaban los meses, un día domingo del mes de mayo de dicho año, me encontraba de paseó y estuve por el sector del Cercado de Lima, en esas circunstancias bajando por la Avenida Colmena, cerca al Hotel Bolívar nos encontramos frente a frente, a quien en el acto le dije: "alumno Uzin, ahora si estamos a solas, muéstrame tu pendejada como lo haces en la escuela", y este alumno arrugó manifestado lo siguiente: " alumno Pineda, lo que pasa en la escuela es parte de la formación, tal vez me habré excedido, te pido disculpas, desde ahora somos patas", me dio la mano y se retiró medio asustado, a partir de ese encuentro nunca mas se cruzó en mi camino . 

En el puesto de vigilancia N° 7 "masacré" a los cadetes de primer año de la Escuela Militar de Chorrillos.-  En el mes de junio de 1981, como alumno de primer año de la Escuela Técnica del Ejército, me encontraba de servicio en el puesto de vigilancia N° 7, puesto que se encontraba en las inmediaciones de la cancha de fútbol de la escuela, que colindaba con los limites de la Escuela Militar, recuerdo que me encontraba como servicio de guardia saliente, en esas circunstancias aproximadamente siendo las 06:30 horas, aparecieron una sección de cadetes "perros de primer año de la Escuela Militar de Chorrillos", quienes me solicitaron permiso para pasar, les abrí la tranquera y pasaron, ellos se dirigían hacer sus ejercicios de tiro en la playa la Chira por la zona de Chorrillos al fondo, cuando ellos pasan el alumno brigadier que les comandaba pasó con su personal un poco desordenado, algunos hacían bulla y otros conversaban en la formación, entonces en mi condición de "cachaco viejo, licenciado del Ejército con el grado de sargento 2do" yo me atreví a tomar atribuciones que no me correspondía, en voz alta les ordené hacer el alto con el personal, a quienes les llamé la atención y les puse en la posición de ranas, este personal que en su mayoría eran aun adolescentes, hijos de civiles, se encontraban confundidos y me obedecieron sin dudas ni murmuraciones y comenzaron a ejecutar las 100 ranas cantando fuerte, cuando finalizaron les puse para planchas, les ordené hacer 50 planchas, algunos gorditos ya no podían, cuando se levantaron nuevamente les puse en la posición de ranas, así entre ranas y planchas permanecieron como 20 minutos, ya estaban con el cuerpo sudoroso, en esas circunstancias no me percaté que por mi retaguardia apareció un oficial del grado de teniente, quien inicialmente me miró sorprendido y me dijo lo siguiente: "Alumno usted ha cometido una falta, voy a formular un parte dirigido al señor director de la Escuela Técnica, ¿Cuál es su nombre apellido completo?, en ese momento yo tenía un marbete con las iniciales M. Pineda R. y sin titubear le contesté manifestado que me llamaba Mario Pineda Ríos, el oficial lo anotó en su libreta de apuntes y se fue. Toda esa semana lo pasé totalmente asustado si por ahí me llegaba una sanción de 8 días de arrestos simple o rigor, pero no pasó nada, no se si el oficial se habría olvidado o en todo caso habría presentado un parte con nombre y apellido falso. 
  
Curso Básico de Paracaidismo Militar.- En el mes de agosto de 1983, en el sector conocido como el "Lomo de Corvina" en la parte alta del distrito de Villa el Salvador, Lima; todo mi promocional realizó el salto básico de paracaidismo militar, en total cinco saltos. Para este salto de paracaidismo básico durante un mes recibimos entrenamiento en la Escuela de paracaidistas del Ejército, el curso empezó con diversos tipos de ejercicios propios del personal paracaidista, luego pasamos al balanceo, en la torre realizamos saltos de frente y lateral; pasaje de pista de cuerdas, en uno de los pasajes de la pista de cuerdas al soltarme de la cuerda caí de espaldas golpeando mi cabeza y la columna en el suelo, donde quedé totalmente inconsciente por el fuerte impacto, como en sueños a gritos pedía auxilio para que me retiren el casco de acero, me había quedado sin aire, después de 35 minutos reaccioné lentamente comenzando a mover mis extremidades y todo el cuerpo, cuando abrí los ojos, todo esto para mi fue como si fuera un abrir y cerrar de ojos, de todo lo ocurrido después del golpe no me acordaba, cuando reaccioné mis compañeros me dijeron que por la conmoción cerebral había permanecido totalmente inconsciente por lapso de media hora, me senté sin camisa y al levantarme sentí fuerte dolor en mi columna, en esas condiciones me puse el polo y la camisa y continué corriendo, terminé de pasar todos los obstáculos; después de este golpe en mi cabeza y la columna no recibí ningún tipo de tratamiento ni asistencia medica, caminé con mucha dificultad soportando el dolor intenso, las tres primeras noches dormí como si estaría en la posición de atención, sentía mucho dolor para moverme en la cama, en los días subsiguientes en el balanceo continué en los entrenamientos soportando el dolor intenso sobre todo durante las caídas. 

El primer salto en la vida de un soldado paracaidista tiene mucho significado, el salto lo realicé desde un avión Antonov del Ejército; como la gran mayoría salté guiado por mis instintos, pero gracias a Dios todo me salió sin novedad; durante el segundo salto también salté con miedo, en instantes se abrió el paracaídas presentando algunas fallas; por ende, comencé a descender muy asustado encomendando mi vida en las decisiones de Dios, resulta que los cordones del paracaídas se encontraban enredadas y no se desplegaron con normalidad, me hizo dar vueltas y vueltas en el aire, cuando se extendió y se templo bien, el paracaídas también presentaba una rotura en uno de sus extremo, al ver este incidente se lanzó en mi auxilio el capitán Soria, jefe del curso, quien me gritaba diciendo: "abre la reserva concha de tu madre, abre la reserva, abre la reserva"; pero yo no reaccioné para nada, miraba hacía abajo y aparentemente la tierra subía a gran velocidad, así seguí descendiendo y repentinamente caí de espaldas sobre el arenal con el cuello doblado, la caída fue tan fuerte que el protector cubre nuca del casco de fibra y acero se había roto, pero me salvó la vida, cuando mi cuerpo impactó en el suelo en cuestión de milésimas de segundos sentí en mi cerebro como si fuera el impacto de luces de miles de "fuegos artificiales" y en seguida me había quedado totalmente inconsciente por lapso de 8 minutos aproximadamente, me habían sacado todo los arneses del paracaídas y cuando reaccioné me encontraba sin camisa, me brindaban todo tipo de primeros auxilios, luego me levanté y me incorporé al grupo. Reunido todo el personal, en un vehículo nos trasladaron hasta la Escuela de Paracaidista en Las Palmas, desde este lugar nos desplazamos al paso ligero hasta la Escuela Técnica del Ejército, mis ojos se encontraban totalmente rojo como consecuencia del derrame de sangre y también sentía fuertes dolores en mi columna del lado derecho, por ende inmediatamente me evacuaron al Hospital Militar Central, donde en todo momento les engañé a los médicos manifestando que me encontraba bien y me dieron de alta esa misma noche, me entregaron una hoja recomendándome para abandonar el curso, sin embargo para la sorpresa de los instructores y compañeros al siguiente día nuevamente aparecí en el curso, así con el derrame de sangre en los ojos y dolores en la columna realicé tres saltos mas, totalizando mis cinco (5) saltos reglamentarios y recibiéndome como paracaidista del Ejército. El derrame de sangre de mis ojos desapareció en dos meses por si solo.

3 comentarios:

  1. bonita historia, pero siempre los erranos somos fuertes y mejores alumnos en la ETE

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  2. Hola: Trabajé en la ETE, aunque no directamente para la ETE, a finales del ‘80 a comienzos del ‘82. Me impresioné mucho al leer su experiencia en la escuela. Se que no era cosa fácil. Algunas veces fui testigo de las “masacres” aunque tengo que admitir que en algunas ocasiones el masacrador hacía un alto cuando yo pasaba cerca, esto era en ese patio grande casi en medio de las cuadras. Con su historia también recordé al Comandante Alcócer, al Sub teniente Chávez, Técnico Llontop, recordé a tres panameños entre ellos Tovar creo que era el “más fornido. Pero hubo algo que me impresionó mucho y es que al leer la parte de su relato que lee: “muchos instructores entre oficiales y suboficiales también discriminaban a los alumnos de procedencia serrano; uno de ellos fue el suboficial de tercera Instructor Militar….” Por alguna razón vino a mi mente, al unísono y mientras leía, el nombre de Faichin García Jarol, nunca vi ni escuché nada malo salir de él pero no sé cómo terminé con ese nombre. Tengo que admitir que, en las pocas veces que hablé con él, siempre noté que no me “pasaba” nunca me importo ya que fue respetuoso y yo también, pero a veces el cerebro y mente perciben cosas que, en circunstancias comunes y corrientes uno no se puede dar cuenta y luego afloran, como en este caso. Por otro lado, recuerdo que entró un alumno, el era bién alto, ahora no recuerdo el nombre, y un alumno de 3 lo forzó a ponerse un pañal y con un chupón de bebés lo hizo correr no sé cuántas vueltas por ese patio grande, fue degradante. A veces me ponía a pensar que, nunca me gustaría ver lo que realmente pasaba en las cuadras. Y si, recuerdo el fallecimiento de aquel alumno, se habló calladamente de ello entre las pocas personas que yo conocía, muy triste. En fin no le puedo llamar un sobreviviente más bien un luchador y un ganador, Salió adelante a pesar de todo y no siguió la tradición de la “masacre” y eso es bueno. Lo felicito y gracias por compartir su experiencia en la ETE 👍

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