lunes, 8 de diciembre de 2014

LA CAPTURA DEL SACERDOTE ESPAÑOL SEBASTIÁN ROSELL CAMPAMENTO MILITAR "EL PALLAR" HUAMACHUCO

En el año 1978, durante el gobierno militar del General de División Francisco Morales Bermúdez Cerruti, se crea el Proyecto de Carretera desde el caserío de El Pallar, Huamachuco, con destino a la provincia de Juanjuí, San Martín.

Mediante RM Nº 0034 - 78 - TC, el Ministerio de Guerra ordenó que la Compañía “A” Ingeniería N° 112 se constituya en una Jefatura Militar y se haga cargo de la construcción de carretera desde el sector del Puente Pallar a la localidad de Calemar, tal es así que la mencionada Companía se traslada al caserío El Pallar el 16 de Marzo de 1978, instalándose en el terreno donado por el anciano Francisco Pinillos de (90 años), dueño absoluto de inmensas chacras en el caserío de Yanasara y caserío de El Pallar, provincia José Faustino Sánchez Carrión, La Libertad.

En el año de 1978 a falta de personal de Oficiales, Técnicos y Suboficiales, los sargentos de Tropa Servicio Militar Obligatorio cubrimos el servicio como oficiales de guardia en la puerta principal del Campamento Militar.

Desde los primeros días del mes de abril del año 1978, siempre nos visitaba un sacerdote español nacido en Mallorca, se llamaba Sebastián Rosell, este religioso venía desde el distrito de Huamachuco, él era un gordito bien colorado, este sacerdote nos tenía cansado y mortificado con las misas y charlas todos los días domingo desde las 08:00 horas hasta las 90:30 horas; desde el día lunes hasta el día viernes todo el personal trabajaba desde las 08:00 horas hasta las 18:00 horas y los días sábado se trabajaba hasta las 13:00 horas; por el trabajo forzado no teníamos tiempo para descansar ni para lavar nuestras prendas, mucho menos no había tiempo para jugar fútbol.

Los días domingo en las horas de la mañana el centinela que se encontraba en el torreón de la puerta principal avisaba cuando la camioneta blanca del sacerdote español aparecía por las curvas del caserío de Yanasara, nos alertaba diciendo: “Mi sargento ya viene el puca cunka, mi sargento ya viene el puca cunka”, al escuchar ese aviso todo el personal de la guardia murmuraba y otros también renegaban. "Puca kunca" traducido en español, significa "persona de cuello rojo", en aquellos tiempos todo el personal de Tropa ancashino hablaba el idioma quechua, idioma ancestral de los huaras.

El Sgto2 SMO Chilca Vásquez Martiniano, era un cholo de 1.75 de estatura aproximadamente, corpulento, quien tenía el apelativo de “cara de perro”, era natural de Pampas Grande que está por la zona del distrito de Pira al frente de la ciudad de Huaraz, este sargento era muy abusivo con el personal civil, en las calles, así por gusto se peleaba con  dos o tres civiles a quienes les masacraba simplemente porque le daba la gana; muchos pensaban que él era el hombre indicado para capturar al sacerdote español para mantenerlo en el calabozo por 24 horas; pero él nunca se atrevió en su condición de valiente bruto.

El Cabo SMO Jamanca, era un cholo de uno de los caseríos de las alturas de Huaraz, con su rostro de indio autóctono, era también alto y corpulento, obediente y muy sumiso en su conducta, pero bien observador, un día me dice, lo siguiente: “ He observado tanto a este cura español y veo que este es la reencarnación del miserable Vicente Valverde que actuó en nombre de Dios en Cajamarca el 16 de Noviembre de 1532, este todos los días domingo nos jode, adormece nuestra mente y por este desgraciado ni siquiera podemos jugar futbol”, al escuchar esas palabras, me quedé totalmente sorprendido. Yo muchas veces había discutido con este cura cuando llegaba y se sentaba en las bancas de la guardia de prevención, se discutía principalmente de la invasión a estas tierras tahuantinsuyanas, de parte de los  españoles comandado por el analfabeto Francisco Pizarro Gonzales, del exterminio de nuestra raza, del trabajo forzado en las mitas y de todos los males que nos dejaron como herencia los españoles, pero el cura justificaba de mil maneras la invasión y todo los demás, este cura siempre trataba de engañarme o también confundirme con sus argumentos, tal es así que un día me llené de irá y me propuse a capturarlo y mantenerlo en el calabozo durante las 24 horas.

Un día domingo, cuando ya me había relevado como oficial de guardia entrante, el soldado centinela de la puerta principal, desde el torreón dio aviso de la aproximación del sacerdote español, quien había aparecido en su camioneta blanca por la esquina donde vendían la chicha de jora embotellada, en las botellas de aceite “capri”, ante el aviso yo salí inmediatamente para recibirlo, quien como siempre estacionó su vehículo en las inmediaciones de la guardia. Cuando el sacerdote español bajó del vehículo le invité a sentarse en las bancas de la guardia, el personal de tropa de reten y reserva se encontraba sentado al frente al pie de la muralla bajo la sombra, al sacerdote lo llevé a la banca que estaba junto a la sala de guardia, nos sentamos y como siempre iniciamos la conversación, entonces preguntas van y respuestas vienen, pero todo ya estaba preparado, en esas circunstancias armé la ametralladora UZI que estaba abastecido con 32 municiones de calibre 9 mm, el cañón se la coloqué en la sien del lado izquierdo, le dije vas a morir español de mierda, entonces el sacerdote se silenció y no me contestó ni una sola palabra, el pobrecito comenzó a botar sudor, mientras yo pensaba en nuestros antepasados que murieron en manos de estos ladrones españoles; a quien le dije: "levántate y camina en esta dirección", ante mis ordenes se levantó y caminó con dirección al calabozo, el calabozo se encontraba en la parte posterior de la sala de guardia, ahí lo llevé siempre con el cañón puesto en la cabeza, caminó obediente y lo deposité así como se merecía a este desgraciado puca cunka, descendiente del satanás de Cajamarca Vicente Valverde. La mayoría del personal de la guardia presenció este acto, pero nadie habló, todos los testigos presenciales guardaron silencio, la verdad que todos estaban en desacuerdo con la presencia de este “religioso” español.

Aquel día el suboficial Mariano Negri Estrada, quien se encontraba como oficial de día había pedido permiso para permanecer en su casa un par de horas, él vivía con su familia al frente del campamento pasando el puente Pallar, por ahí tenía una casa alquilada. Pasaban las horas y nadie averiguo ni le dieron la importancia de la situación del sacerdote español, tal es así que el puca cunka continuaba depositado en el calabozo, permaneció sin almuerzo. Aquella tarde el personal de Tropa SMO después de mucho tiempo salió de paseo, que contentos se sentían, todos desfilaron por la puerta principal del campamento, en su mayoría merodeaban por esa esquina donde una señora vendía chicha de jora en botellas de aceite “capri”, es que donde hay licor también hay mujeres, la señora dueña de la cantina pues aprovechaba bien el momento porque tenía dos hermosas hijas de 17 y 19 años respectivamente, entonces ese inmueble era frecuentado por la mayoría del personal de tropa y algunos adultos que trataban de conquistar a esas lindas chiquillas de hermosos ojos.

Aquel día siendo las 20:00 horas, comencé a pasar lista de retreta con el personal de la guardia, a esa hora también el suboficial Mariano Negri Estrada, en su condición de oficial de día pasaba lista con el personal de la Compañía, en esas circunstancias cuando me encontraba impartiendo instrucción llegó corriendo a la guardia un sargento que todos le conocíamos con el apelativo de “cholo blanco” y me preguntó si en la mañana había llegado el sacerdote español, cómo el vehículo del religioso se encontraba cuadrado en las inmediaciones de la guardia le contesté manifestando que el sacerdote se encontraba en la localidad de Cochabamba y no había retornado hasta este momento, con dicha información retornó el cholo blanco y le informó al oficial de día, mientras yo me quedé organizando los tres turnos de servicio para la noche.

Siendo las 21:00 horas el primer turno de la guardia ocupó sus puestos bajo el comando del cabo de guardia, el turno de reten y el turno de la reserva se dirigieron a la sala de descanso de la guardia, donde procedieron a descansar. En la misma hora también llamé al cabo de castigados e inmediatamente le impartí órdenes para que nadie se apersoné al calabozo, este clase permanecía parado delante de la puerta con el fusil FAL cargado y al seguro, en ese momento por mi cabeza reinaba miles de preguntas, caminé de un lado a otro y me preguntaba ¿qué pasará si le hago amanecer en el calabozo a este miserable español?, al final no me interesaba nada, ni castigos, ni amenazas de nadie, pero al final decidí darle liberad.

Siendo las 22:00 horas, en los cuarteles del Perú el personal de servicio da cuenta al capitán de día del Parte de Instalación; pues a esa hora el oficial de día pide parte a todos los sargentos de semana, quienes informan que todo el personal de tropa está acostado y el servicio de imaginarias se encuentra alerta en las cuadras. Hasta ese momento el sacerdote seguía depositado en el calabozo, en esas circunstancias siendo las 22:45 horas, lentamente me acerqué al calabozo y al cabo de castigados mandé abrir la puerta, al ingresar encendí mi linterna de manó y al iluminar por los rincones encontré al sacerdote español sentado en el piso de tierra en una de las esquinas; me miró sin remordimientos como si estaría clamando por su libertad, los ojos del sacerdote  tan gordito y colorado brillaban dentro de un ambiente totalmente oscuro, me quedé parado por unos instantes y al observarlo bien me compadecí de él, le dije; padre ya pasó todo tu castigo, te vas, pero le advierto para que se retiré sin abrir la boca, calladito nomas, me obedeció y salió calladito a paso lento, pobrecito habría estado con mucho hambre, le acompañé silenciosamente hasta que abordó su vehículo, subió, se colocó al volante, arrancó lentamente, se alejó de la guardia. A partir de ese momento pasé las horas de la noche pensando en las represalias que podrían adoptar mis superiores, pero al final entre mi dije: ¿Qué sanción recibiré, si soy tropa, me patearan, me golpearan con palo, me pondrán de plantón, me sancionaran con arresto de rigor y permaneceré en el calabozo, nada más?; en eso pensé toda la noche, al final no pasó nada. Al día siguiente el personal de la guardia saliente en su mayoría me felicitó, me alababan y me decían lo siguiente: “no hay nadie como usted mi sargento” y otros decían con esta mala experiencia creo que nunca más volverá ese puca kunca español, otros me decían: Mi sargento si regresa ¿qué castigo le darás?, pero toda esa felicitación y conversaciones relacionado a esa detención era casi en secreto, solamente hablaban los más antiguos en grado, los menos antiguos solamente se limitaron a mirarme asustados. Así pues, le dimos un susto grande a ese descendiente del “padre” Vicente Valverde, el satanás de Cajamarca, cómplice del jefe invasor Francisco Pizarro Gonzales, quienes asesinaron, torturaron y exterminaron a millones de hombres y mujeres de estas tierras en nombre de Dios.

Entre los años de 1988 hasta el año de 1995, el departamento de La Libertad, en especial las provincias de Pataz, José Faustino Sánchez Carrión y las zonas de Huacrachuco y otros, se convirtió como una zona guerrillera de mucho peligro para el Estado peruano, las provincias que menciono se encontraban dominados por las huestes del Partido Comunista Sendero Luminoso, donde las fuerzas policiales fueron derrotados. En la zona Sierra del departamento de La Libertad el gobierno de Alberto Fujimori decretó Zona de Emergencia; por ende, el Comando del Ejército mandó construir un cuartel en el sector denominado la Cuchilla en el extremo Este de la Llanura de Purumpampa, ahí se instaló el Batallón Contrasubversivo “Coronel Oscar de la Barrera” Nº 323, se crearon Bases Contrasubversivas en diferentes lugares como: Tayabamba, la Mina Marsa, la Mina Retamas, en Huacrachuco, Sarín, Quiruvilca, Llamobamba, Shorey, etc.

En la primera semana del mes de julio de 1992, como cambiado de colocación, procedente del Batallón de Infantería Motorizado "Iquique" N° 31 del distrito de Lobitos, Talara, me incorporé a este batallón. Había cinco companías, cada una contaba con 120 hombres de Tropa Servicio Militar Obligatorio, todas las companías de fusileros se encontraban al mando de un capitán y con el efectivo completo de Oficiales, Técnicos y Suboficiales, en ese momento ostenté el grado de suboficial de segunda antiguo, en mi condición de especialista como Mecánico de Comunicaciones y Electrónica  formé como parte de la Companía de Comando y Servicios.

Después de 12 años regresé al distrito de Huamachuco, inmediatamente pensé encontrar al “religioso” Sebastián Rosell, pero grande fue mi sorpresa cuando me informaron que se había regresado a España, llevando consigo una campana de oro macizo que se encontraba desde los tiempos de la colonia en el campanario que se encuentra en las inmediaciones de la plaza de armas, la gente me decía, ese cura ladrón se lo llevó la campana de oro y nadie lo reclama, en ese momento dije, a ese desgraciado mejor le hubiera ejecutado en El Pallar en el año 1978, pues había sido un gran ladrón como todo español.

El padre Sebastián Rosel, cura español, se acordará en su perra vida de lo que le hicimos los soldados tahuantinsuyanos en el Campamento Militar de “El Pallar” en el año de 1978, nunca más regresó a dicha instalación militar.


1 comentario:

  1. LINDO TU ESCRITURA SOBRE EL PADRE ESPAÑOL,LO HUBIERAS EJECUTADO LA VERDAD NO ME ACUERDO DE ESE ANEGNOTA.

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