lunes, 31 de julio de 2017

LLEGADA DEL EJÉRCITO CHILENO AL DISTRITO DE HUALLANCA BOLOGNESI ANCASH 14 DE JUNIO DE 1883

Durante la guerra con Chile, tercera etapa de la Campaña de la Breña, el día jueves 14 de junio de 1883, siendo las 17:00 horas, procedente del distrito de Agua Miro, hoy distrito de la Unión, provincia de Dos de Mayo, Huánuco; llegaron al distrito de Huallanca, Bolognesi, las fuerzas chilenas de 3200 hombres bajo el comando del coronel Marco Aurelio Arriagada Palacios, que ya contaban entre sus filas con el apoyo incondicional de muchos militares y civiles peruanos, traidores, adeptos al traidor de Cajamarca Miguel Iglesias Pino de Arce.

El día viernes 15 de junio, siendo las 05:30 horas, las fuerzas invasoras reanudaron la marcha con destino a la hacienda ganadera en la puna Torres, propiedad del señor Genaro Llanos. Se desplazaron por el sector Carmen Alto, Cañaveral, Shuyana, pasaron por los farallones de piedra en el sector Quita Calzón, la laguna Contaicocha, mina "Santa Luisa" en Huanzala y la puna Tanash; siendo el destino final la puna Torres, situado al pie de la cordillera; según la versión chilena escaso de recursos. El ingreso de los chilenos a este inhóspito paraje fue pasada las 17:00 horas, donde pasaron la noche. Mientras los chilenos procedente del distrito de Huallanca hacían su ingreso a la puna Torres guiado por el Coronel peruano Luis Milón Duarte; casi en la misma hora y fecha también, el General Cáceres procedente del distrito de Olleros, hacía su ingreso a la ciudad de Huaraz, capital de Ancash. 

El día viernes 6 de julio de 1883, en el distrito de Huallanca, el Coronel del Ejército peruano Luis Milón Duarte Ramos y su cuñado el coronel Juan Valladares, que se habían unido como aliado de los chilenos junto con un centenar de traidores de la zona, expidió un decreto creando la segunda división del "Ejército Regenerador". Como Comandante General de ella, designó a otro traidor el coronel peruano Víctor La Puente, adepto al traidor de Cajamarca Miguel Iglesias Pino; el mencionado coronel en su condición de ex prefecto de Huánuco al asumir el cargo conformaría su Batallón sobre la base de las guardias nacionales de las provincias de cercado de Huánuco, Dos de Mayo, Huamalies, Huari, Bolognesi y Cajatambo. 

El cuartel general de la flamante Unidad se instaló en la Villa de la Unión y la misión principal de esa fuerza fue la de "garantizar la propiedad privada y la vida de las poblaciones, amenazadas diariamente por los guerrilleros adeptos al General Cáceres". A pesar de las acciones del coronel traidor Víctor La Puente, el 9 de julio, la guerrilla patriota ofreció buena resistencia a las fuerzas chilenas al mando del coronel Arriagada durante su desplazamiento de repliegue desde el distrito de Huallanca con destino al distrito de Agua Miro. El jefe guerrillero patriota fue don Francisco Loarte, quien no hacía mucho había ordenado el ajusticiamiento del subprefecto de Agua Miro, un tal Mendoza, a quien se probó su militancia iglesista, leal y fiel colaborador a las fuerzas chilenas.

Durante la Tercera Etapa de la Campaña de la Breña, las fuerzas chilenas recibieron apoyo de muchos oficiales y civiles peruanos que cumplieron la  misión de informantes, guías y cargueros; juntos formaron el ejército que lo denominaron "Ejército Pacificador del Perú".

sábado, 22 de julio de 2017

LLEGADA DEL EJÉRCITO PERUANO A LA CIUDAD DE HUARAZ ANCASH CAMPAÑA DE LA BREÑA 15 DE JUNIO DE 1883

El día viernes 15 de junio de 1883, siendo las 17:00 horas, durante la tercera etapa de la Campaña de la Breña, el General Andres Avelino Cáceres Dorregaray y su escolta realizó su triunfal entrada en la provincia de Huaraz, capital del departamento de Ancash, años más tarde el General recordaría: "Algunas calles estaban abanderadas y las damas de la ciudad expresándome su simpatía me obsequiaron ramos de flores, atados con cintas bicolores": Pudo notarse sin embargo, que muchas familias había evacuado la ciudad, una por temor a la barbarie chilena y otras acatando la propaganda derrotista del General traidor Miguel Iglesias Pino.

Después de 25 días de penosa y sacrificada marcha, siendo las 18:00 horas, ingresó a la ciudad de Huaraz el grueso del Ejército del Centro de 2240 hombres procedente de la ciudad de Tarma, Junín; el personal de tropa de diferentes batallones ocupó la plaza de armas. Esa noche, sabedor de que los agentes de inteligencia del traidor de Cajamarca pugnaban por infiltrarse en sus filas, el General Cáceres visitó los cuarteles, exhortando a sus soldados a rechazar el carácter derrotista del traidor Miguel Iglesias. Poco después ordenó la prisión de dos individuos, uno peruano y el otro español, bajo la sospecha de que realizaban espionaje para el enemigo. No se pudo probar culpabilidad, pero, de cualquier forma, continuaron encarcelados por algún tiempo. En aquellos tiempos difíciles para el Perú, las autoridades y los pobladores de la ciudad de Huaraz ofrecieron pocos recursos, no obstante lo cual el General y sus tropas permanecieron tres días, no sólo porque la tropa precisaba de un descanso reparador, sino porque la situación táctica obligaba a un detenido estudio de la estrategia a seguir

Relacionado a la permanencia de las tropas del Ejército del Centro de 2240 hombres en la ciudad de Huaraz, el combatiente y periodista huamachuquino don Abelardo Gamarra Cueva, dijo lo siguiente: "El ejército se mantenía en el mayor orden y compostura, y en las mejores condiciones dando excelente idea de su disposición, moralidad y entereza, a pesar de 25 días de penosa marcha desde la ciudad de Tarma, atravesando una distancia de ciento cincuenta leguas, poco menos que intransitables y desprovistas de recursos"

El día sábado 16 de junio, llegaron a la ciudad de Huaraz, procedente de Yungay, el señor Coronel Isaac Recavarren Flores y el señor Manuel Espíritu Cisneros, este último inclinado a la paz inmediata, aunque sin mostrar abiertamente simpatías por el traidor de Cajamarca Miguel Iglesias Pino de Arce, lo que le permitía moverse entre las fuerzas patriotas. Influido por Cisneros, el Coronel Recavarren propuso al General Cáceres negociar con el enemigo. Ante las insinuaciones de rendición se sorprendió el General, pero se mantuvo de rechazarla violentamente pensando que un enfrentamiento entre jefes provocaría la desmoralización de su Ejército. La rendición fue desechado por completo, algunos días después las tropas del Coronel Recavarren procedente del Norte y las tropas del Centro del Perú se juntaron en Yungay y juntos continuaron la marcha con destino a la ciudad de Huamachuco, provincia José Faustino Sánchez Carrión, departamento de La Libertad, donde se llevó a cabo la batalla el día martes 10 de julio de 1883. 
La resistencia nacional se había roto con la traición del Jefe del Ejército del Norte General Miguel Iglesias, quien después del grito o manifiesto en la hacienda Montan en Cajamarca el 31 de agosto de 1882, había licenciado a todo el personal de tropa y oficiales, mandó enterrar los fusiles y las cajas de miles de municiones en las iglesias de Chota y Cajamarca, liberó a los prisioneros chilenos capturados en la Batalla de San Pablo, ocurrido el jueves 13 de julio de 1882; luego, de lleno entró en negociaciones de paz con los chilenos, con la sesión territorial de Tarapacá, Tacna y Arica. En esos momentos difíciles para la patria el Coronel Issac Recavarren y el Coronel Leoncio Prado, organizaron otro Ejército del Norte, en base al personal de Ancash.

El día domingo 17 de junio, en la noche, en la ciudad de Huaraz, se produjo la emotiva despedida del señor General y su esposa. Al respecto en sus memorias la señora Antonia Moreno, dijo lo siguiente: “Salimos, pues, el 17 de junio en horas de la noche, siendo las once, ya montadas a caballo, nos despedimos en la puerta de calle de la casa que ocupábamos. Cáceres y sus ayudantes permanecían de pie en el corredor de la entrada. Todos, muy emocionados, con las lágrimas en los ojos, nos dijeron: "¿A cuántos de nosotros no volverán a ver más?". El momento era terriblemente conmovedor. Habíamos seguido con el ejército al lado de Cáceres durante casi toda esa heroica Campaña de la Breña, tan heroica como dolorosa compartiendo todo género de privaciones y ansiedades, de frío, de hambre y también a veces, de ráfagas de alegría de pasos escabrosos por las montañas, por los bordes de los abismos desafiando los precipicios. En fin, todo un conjunto de acechanzas y amarguras que nos ligaban más con esos valerosos muchachos que yo miraba como a hijos y mis pequeñas como a sus hermanos. Un rato duró la penosa despedida. Cáceres y sus acompañantes parecían el símbolo de dolor. De pie con sus largos cubrepolvos y sus kepis rojos, distintivos de los breñeros, nos miraban y hablaban con honda tristeza. Se acercaron a nosotras y nos abrazaron cariñosamente, Cáceres acarició a sus hijas, intensamente emocionado. Y partimos como almas en pena, llevando el corazón lacerado ante la perspectiva de que iban a una lucha sin cuartel. Para ellos y para nosotras, el instante fue desgarrador, como si mil puñales nos hubiesen atravesado el corazón. En Huaraz, con el alma crucificada, nos separamos de Cáceres, dejando también al querido ejército, leal y generoso, ellos los bravos y nobles hijos del Perú, marchaban al sacrificio, a derramar su sangre, a sufrir desgarramiento de sus carnes la mutilación y la muerte, por el ideal sublime: El honor, ¡Nada más que el honor! porque la victoria era imposible, sin recursos económicos ni elementos guerreros. La campaña de la resistencia nacional fue la más elocuente expresión de la altivez del alma peruana, capaz de luchar y sufrir, si humillarse jamás. Supo erguirse en desigual contienda, para forjar una epopeya gloriosa. Todas esas imágenes del holocausto de nuestros soldados nos acompañaron en la dolorosa jornada que seguimos, después de la trágica despedida". Desde la ciudad de Huaraz a la esposa del General la escoltó el coronel Borgoño, el mayor Zapatel, el oficial Salinas, el español Alejandro Torres, dos ayudantes de Cáceres, un piquete a caballo y los servidores Gregorio Pineda y Valentin Pineda; y las ayudantes de la señora Moreno, Martina y Eloisa. Viajarían con grandes sobresaltos, disfrazándose a menudo y descansando en humildes chozas de campesinos. Durante el viaje doña Antonia enfermó de Tifus, penoso mal que llevó a la muerte a la fiel Martina. Hostigada incansablemente por los chilenos y de sus colaboradores traidores pro iglesistas, soportando la fiebre alta, doña Antonia autorizó continuar la marcha a la Costa y tras varias peripecias llegó finalmente a la capital, asilándose bajo la bandera de España.

El 17 de junio, en horas de la noche el General Cáceres obtuvo información precisa sobre la concentración de las divisiones chilenas, cuyas vanguardias alcanzaban el distrito de Olleros. En esas circunstancia de proximidad de las fuerzas chilenas, una junta de oficiales, convocada de urgencia, decidió entonces proseguir la retirada hacia el distrito de Carhuaz, fijándose la hora del desplazamiento para las 01:00 horas del 18 de junio. A efecto de dificultar el avance enemigo "se mandaron torpedistas que colocaron minas de dinamita en el puente Pariac, a una legua de la ciudad de Huaraz. Los oficiales y la tropa pasó la noche en vela, dispuesta ya para el desplazamiento, pero después de una hora se varió el horario de salida, fijándose para las 07:00 horas.

El día lunes 18 de junio, siendo las 07:00 horas, las fuerzas patriotas al mando del General Cáceres, abandonan la ciudad de Huaraz. El General Cáceres abandonó la ciudad siendo las 09:00 horas, se desplazó en retaguardia; pero marchando a caballo, fue el primero en llegar a diferentes lugares, deteniéndose en cada uno "hasta ver pasar el último de sus soldados, que por enfermedad u otra causa se habían atrasado", pasaron por Vichay, Monterrey, Uchuyacu, Lucma, Taricá, Pariahuanca, Aco, Marcará, Acopampa y Cucchón, cubriendo siete leguas para llegar al distrito de Carhuaz, lugar que llegaron siendo las 17:00 horas. En este lugar el General Cáceres y sus ayudantes se hospedaron en la casa del cura patriota Pérez Palma, pero la Tropa pernoctó en la plaza de armas, pues dadas las circunstancias la orden de marcha podía impartirse de un momento a otro, teniendo en cuenta la presunta cercanía del enemigo.

El día lunes 18 de junio en horas de la tarde la vanguardia de las fuerzas chilenas al mando del coronel Juan León García procedente del distrito de Chavín de Huántar llegó al caserío de Huaripampa, luego bajaron al distrito de Olleros, provincia de Huaraz, donde fue avistada por los exploradores patriotas enviados desde la ciudad de Huaraz, pero en el mas calamitoso estado, tras cinco días de marcha forzada; mientras el grueso del ejército al mando del coronel Marco Aurelio Arriagada Palacios, aun permanecía en el distrito de Ticapampa.

lunes, 10 de julio de 2017

LLEGADA DEL EJÉRCITO CHILENO A LA CIUDAD DE HUARAZ ANCASH CAMPAÑA DE LA BREÑA 19 DE JUNIO DE 1883

El día martes 19 de junio de 1883, siendo las 16:00 horas, las tropas del ejército chileno de 3200 hombres de las tres fuerzas, al mando del coronel Marco Aurelio Arriagada Palacios, efectuaron su entrada en la ciudad de Huaraz, capital del departamento de Ancash, donde aparte de los notables nadie se presentó a recibirlos. Advirtiendo la obvia hostilidad del pueblo huaracino, un soldado chileno anotó lo siguiente: " Huaraz, capital del departamento de Ancash, es una ciudad fea y de sucias calles; en una palabra, es como todas las de la Sierra"

El coronel peruano traidor Luis Milón Duarte, ingresó al lado del coronel y jefe chileno Arriagada, quien no tardó en convencer a esos vecinos notables para que proclamaran su adhesión al gobierno del General Miguel Iglesias Pino de Arce. Al respecto el coronel chileno Arriagada apuntó lo siguiente: "El señor coronel Luis Milón Duarte ha podido organizar un gobierno local y departamental sin obstáculo alguno". A la reunión convocada por el coronel chileno Arriagada y el coronel peruano Luis Milón Duarte, acudieron cuarenta (40) personas locales leales al traidor Miguel Iglesias, encabezado por el doctor Luis Bueno Guzmán, que ejercía la alcaldía que pronunció un furibundo discurso elogiando a las fuerzas pacificadoras. Luis Bueno, al hacer la entrega de las medallas al coronel Arriagada, jefes y oficiales, expresó: " Recibid, pues, señor coronel jefe del Ejército pacificador, recibid señores jefes y oficiales, que habéis conducido con honor al ejército victorioso, una prenda de gratitud que en su valor material es pequeño; pero grande en su significación moral, porque con ellos os lleváis el corazón de todo un pueblo, representado por este pequeño signo que se os va colocar a vuestros pechos para que recordéis su paso por el departamento de Ancash". Esa noche los notables huaracinos y algunos extranjeros le presentaron a los mandos chilenos una fastuosa cena y prometieron colaborar y auxiliar al Ejército "Pacificador del Perú" con los escasos recursos de que podían disponer después de las exacciones que el General Cáceres les había impuesto. La consecuencia de esto fue que se adhirieron por medio de actas a la política del presidente traidor Miguel Iglesias Pino. Desde su ingreso y permanencia en la ciudad de Huaraz, Arriagada mencionó lo siguiente: " Los notables, la colonia extranjera y el alcalde, que fue la única autoridad que no huyó, me aseguraron por medio de una comunicación que el pueblo no tenía miras ni intenciones de hostilizarme y gracias a las informaciones y auxilio de ellos fueron evitados las minas, aviso oportuno de los vecinos de esta ciudad nos salvaron del peligro". Una versión pro iglesista añadiría que los notables huaracinos constituyeron comisionados que acercándose a la vanguardia de las tropas pacificadoras (chilenas - peruanas), señalaron el peligro y tomaron medidas para inutilizar los torpedos y/o minas". De igual forma, esos traidores comunicaron al jefe enemigo que el General Cáceres se fortificaba en el distrito de Yungay, dispuesto quizá a empeñar combate contra las fuerzas chilenas.

Enterado el coronel Marco Aurelio Arriagada Palacios, de la reunión del General Cáceres y el Coronel Recavarren en el distrito de Yungay y preocupado al no haber recibido la noticia del coronel Alejandro Gorostiaga, despachó correos a este jefe, exigiéndole avanzase a Corongo, creyendo todavía posible encerrar a las tropas peruanas en el Callejón de Huaylas. 

El 21 de junio, previendo que se frustraba el plan, manifestó sus temores de que Cáceres hubiese optado marchar por la ruta “del Amazonas ejecutando por el Oriente de la cordillera una contramarcha hacía el Sur”, comunicando entonces al jede de la expedición Patricio Lynch que proseguirá la persecución el 22, aunque temiendo ya el fracaso hizo un elogio de admiración al General Cáceres: “bastante difícil es, señor, dar caza al famoso Cáceres, desde que tiene tantos elementos de movilidad y está acostumbrado a hacer larguísimas jornadas de marcha. Sin embargo, no cesaré de perseguirlo, aunque sea a costa de los mayores sacrificios".

El 22 de junio en horas de la mañana el coronel Arriagada movió su ejército con destino al distrito de Carhuaz, llegando a este pueblo siendo las 18:00 horas. Tuvo allí un frío recibimiento, ni con amenazas pudo recibir apoyo de provisiones. En Carhuaz, el coronel Arriagada recibió los primeros informes sobre la marcha del Ejército peruano por detrás de la cordillera Blanca con destino al Sur. Por ende, destinó inmediatamente personal de exploradores hacía el distrito de Yungay, quienes regresaron a la primera hora del 23 de junio, confirmando la noticia, añadiendo que el movimiento del General Cáceres al Oriente obedecía al plan de contramarchar al Sur, y que todos los caminos y puentes que conectan hacia el Norte habían sido destruidos por completo. En ese momento de asombro, el coronel Arriagada totalmente asombrado temió que Cáceres, efectuando un extraordinario rodeo por la zona del distrito de Chacas, amenazase su posición en el distrito de Carhuaz. Nuevos exploradores enviados al distrito de Yungay certificaron el movimiento del General Cáceres al Oriente, añadiendo que había destruido el único y angosto sendero que hubiese permitido su seguimiento por las inmediaciones de la laguna de Llanganuco. Nada había dejado al azar el jefe de la fuerzas peruanas y una vez más el enemigo hubo de reconocer su genio y estrategia.

El coronel Marco Aurelio Arriagada, que queriendo justificarse, escribió por su parte: "El ejército peruano marchando en su propio territorio, formado por gente acostumbrado a vivir en las punas, no estaba expuesto como el nuestro a rendirse de cansancio por los efectos del soroche. Su escasa alimentación consiste principalmente en coca y maíz tostado (cancha), este artículo es de fácil transporte y abundante en cualquier localidad. bajo todos los aspectos, el Ejército de Cáceres tiene mejores medios que el nuestro para soportar los rigores de una campaña pesada"Le faltó añadir al jefe chileno que las fuerzas peruanas le superaban también a las fuerzas chilenas en valor, disciplina, moral y coraje, porque el ejército agresor no se rendiría por el soroche, como dijo Arriagada, sino de puro miedo. En efecto, las tropas que salieron en vanguardia hacía Quebrada Honda se amotinaron al llegar al pie de la cordillera, siendo apoyados en la defección por quien las comanda, el tantas veces derrotado coronel Del Canto. "Al llegar a la Quebrada Honda, cuatro leguas al noreste de Huaraz, a las fuerzas chilenas, se les presentó a la vista la formidable montaña de nieve de esta parte de la cadena de los andes, todos aterrados, la tropa chilena se resintió a no continuar la marcha, deteniéndose en ese punto".

El coronel Del Canto regresó a la ciudad Carhuaz, informando de lo sucedido al coronel Arriagada, quien intentó reconvenirlo. Protestó de inmediato el irrespetuoso coronel, señalando:  "Que no era posible avanzar, porque la Tropa se resistía a ello, y el opinaba igualmente, porque no debía exponerse al ejército a perder más gente atravesando cordilleras como la que se presenta, y sin la seguridad ni de la ruta que el General Cáceres llevaba; que él asumiría la responsabilidad ante el gobierno de Chile". Arriagada, una vez mas demostró claramente su falta de autoridad, convocó entonces a una junta de jefes y oficiales, quienes le apoyaron a las decisiones del coronel Del Canto, tal como refiere la versión iglesista "la marcha iba a ser espantosa, según el dictamen de los jefes de los cuerpos". Y el propio Arriagada terminó avalando esa opinión, escribiendo a Lynch, esa misma noche del 23 de junio, sus justificaciones: "El cansancio de mi división y la falta de bagajes no me permitía hacer una marcha forzada y penosa para atravesar la cordillera más al Sur de Carhuaz, tomando el valle de Marañón para atajar a Cáceres más directamente. Los informes que pude obtener del camino más adecuado a este objeto eran pésimos, además de ser largo y cubierto de nieve en su mayor parte, había pasos difíciles, llenos de obstáculos y caminos destruidos por el ejército enemigo"Entonces, pasado por encima de las instrucciones de Patricio Lynch y sin importarle lo que pudiese suceder a la división del coronel Alejandro Gorostiaga si el General Cáceres tomaba la ruta del Norte, circunstancias en que el coronel Arriagada resolvió la contramarcha a Junín, medida que llenó de entusiasmo a su desmoralizado ejército. Se manifestó totalmente convencido de que Cáceres efectuaría el mismo movimiento, y aduciendo frágiles razones pretendió también justificar que necesariamente su marcha sería lenta; Arriagada escribió lo siguiente: "Mis temores han sido confirmados desgraciadamente, pues Cáceres, después de un simulacro en Yungay ha pasado la cordillera por la ruta de la laguna de Llaganuco, distrito de Yanama y se dirige al Sur. Aunque previsto este caso, pues se le puede cortar el paso contramarchando hacía Chavín de Huántar o Aguamiro (con mas seguridad en este último punto), su realización, que pongo en práctica desde luego, tropieza para que sea con la rapidez requerida, con lo cansada de la tropa y la cabalgaduras de la división de mi mando. De este punto (Carhuaz) a Aguamiro hay siete jornadas que no baja cada una de diez leguas chilenas, incluso el paso de la cordillera. Este trayecto demandaría siete días de continua marcha, si las tropas no estuvieran tan cansadas, por lo que es prudente presupuestar uno o dos días más para descansar. Cáceres en su desplazamiento con destino a  Aguamiro, debe realizar una marcha en semicírculo que aumentará en tres o cuatro jornadas más el camino que tiene que recorrer con relación al que he trazado; pero es necesario considerar que sus fuerzas son capaces de hacer jornadas más largas que las nuestras y con menos fatiga"

Lo único cierto de esta explicación era su párrafo final. A efecto de tranquilizar su conciencia, Arriagada despachó nuevos mensajes con los guías adeptos al traidor Miguel Iglesias, estos traidores peruanos fueron los responsables de traslado de mensajes para el coronel Gorostiaga, notificándole su contramarcha con destino al Sur. Como queda demostrado esta vez se valió de la colaboración de los traidores, pero éstos tampoco lograron  cumplir su misión, pues en el tránsito fueron capturados y fusilados por los patriotas adeptos al General Cáceres. Arriagada, que en un principio desconoció lo sucedido creyó que los mensajeros peruanos habían defeccionado, por ende optó entonces por despachar, como expresos a peruanos guías y 3 oficiales chilenos disfrazados de paisanos, pero éstos también corrieron a misma suerte que los primeros. Un último mensajero, el sobrino del general Lynch, tuvo noticia de todo ello antes de llegar a Yungay, y volvió apresuramente.

Antes emprender la contramarcha hacia el Centro del Perú, el coronel Arriagada comunicó a Patricio Lynch la necesidad de que la división del coronel Martiniano Urriola se estacione en Cerro de Pasco, al igual que las fuerzas acantonadas en Huacho, pues no descartaba que el General Cáceres pudiese burlar su persecución en Huánuco.


Engañado por el brujo de los andes, en la noche del 24 de junio la división Arriagada ocupó nuevamente la ciudad de Huaraz. En esta ciudad a sus fatigadas tropas le ordenó descanso de 4 días, luego inició el repliegue al Centro del Perú, por la misma ruta que se había desplazado durante el despliegue, es decir nuevamente pasaron por Recuay, Ticapampa, Huarapasca, Hacienda Torres, distrito de Huallanca, Aguamiro, Huánuco y Junín.


La versión oral del señor Víctor Valenzuela Guardia (Alcalde de la ciudad de Huaraz, ex docente, julio 1983.- Permítanme señores, antes de empezar a contarles algunas anécdotas de la presencia del General Cáceres y de las fuerzas chilenas en esta ciudad durante la Guerra con Chile, expresar por vuestro intermedio mi saludo al glorioso Ejército del Perú, así como felicitación por el afán que los anima; rescatar la figura mas importante de la Guerra de 1879, el General Andres Avelino Cáceres.

Voy a narrarle a Usted un pasaje que me refirió mi padre, quien en esa época contaba con 12 años de edad y fue testigo de las peripecias que pasaron su padre o sea mi abuelo, don Felipe Valenzuela y mi abuela la señora Francisca Hinostroza de Valenzuela. Ocurrió que cuando el ejército chileno llegó a esta ciudad en persecución del "Brujo de los andes", se estacionaron acá en Huaraz, y de inmediato iniciaron casa por casa el pedido de cupos.

Mi abuelo, que era un músico de renombre y dirigía por ello la Banda de Músicos del Concejo Provincial de Huaraz, fue buscado por los jefes chilenos tanto por ello como por su apellidos de ascendencia chilena. El se hacía negar repetidamente hasta que un día llegó a la casa un oficial chileno que en forma prepotente quiso llevarlo al cuartel. El aceptó ir pero le pidió al emisario que regresara al día siguiente, que lo disculpara y que tenía problemas familiares que atender. Según lo convenido, al día siguiente un oficial en companía de dos soldados chilenos se acercó a la casa de mi abuelo don Felipe Valenzuela para llevárselo. Para esto, él (mi abuelo), ya había acordado un plan con mi abuela: Tan luego vinieran a buscarlo, ella debería fugar e irse a las alturas de Huaraz (Pucaventana), en donde ellos tenían una pequeña propiedad. Así fue que mi abuela escapó, y mi abuelo, con el pretexto de haberse olvidado de traer las llaves de la casa, consiguió volver a ella en companía del oficial chileno, a quien luego de arrebatarle la espada lo victimó para luego escapar y reunirse con su esposa en Pucaventana. Luego de unos días de intensa búsqueda por parte de la tropa chilena, hallaron el cadáver del oficial encerrado en casa de mis abuelos. Mis abuelos, retornaron a casa recién cuando se retiraron las fuerzas chilenas desde Huaraz. 

¿Qué otra versión nos podría relatar?.- Además, mi padre me contaba que el coronel en jefe del ejército chileno Marco Aurelio Arriagada Palacios cuando estuvo en Huaraz, venía con dos mujeres de raza negra que le daban de lactar, una especie de nodrizas, el jefe chileno era un hombre enfermo, seguramente enfermo de estomago. Eso es todo lo que sé, referido por mis antepasados. 

viernes, 7 de julio de 2017

DECRETO DE SIMÓN BOLIVAR

DECRETO DE SIMÓN BOLÍVAR

Simón Bolívar, legislador presidente de la República de Colombia y encargado del poder dictatorial del Perú.

Teniendo presente:

I.      Que una de las principales causas de los desastres en que se ha visto envuelto la república del Perú, ha sido la escandalosa dilapidación de sus fondos, por algunos funcionarios que han intervenido en ella.

II.  Que el único medio de extirpar radicalmente este desorden, es dictando medidas fuertes y extraordinarios.

III.   He venido a decretar y decreto:

1.    Todo funcionario publico, a quién se le convenciere en un juicio sumario de haber malversado o tomado para sí de los fondos públicos de diez pesos para arriba, queda sujeto a la pena de muerte.

2.  Los jueces, a quienes, según la Ley, compete este juicio, que en su caso no procedieren conforme a este decreto, serán condenados a la pena de muerte.

3.    Todo individuo puede acusar a los funcionarios públicos del delito que indica el Artículo 1º.

4.    Se fijará este decreto en todas las oficinas de la república y se tomará razón de él en todos los despachos que se librasen a los funcionarios que de cualquier modo, intervengan en el manejo de los fondos públicos.

“Imprimase, publíquese y circúlese”

Dado en el palacio dictatorial de Lima a los 12 días de Enero de 1,825; 4º de la república – Simón Bolívar – por orden de SE.



José F. SANCHEZ CARRION