viernes, 31 de mayo de 2019

BANDERA PERUANA QUE SE UTILIZÓ EN LA BATALLA DE HUAMACHUCO EL 10 DE JULIO DE 1883


Huamachuco, 10 de julio de 1983. Versión del señor Armando Gamarra Crhuchaga, nieto de Abelardo Gamarra (sub prefecto 1983). - ¿Qué sabe de su abuelo don Abelardo Gamarra, "El Tunante"?. Cuando mi abuelo viajó a Chile, visitó un Museo Militar en Santiago y entre los objetos que había en dicho lugar vio una bandera peruana que había sido tomada por los chilenos como trofeo de guerra luego de la batalla del 10 de julio de 1883 en Huamachuco. Fue tal su emoción, que se le cayeron las lágrimas. Entonces, el director de dicho museo le obsequió la bandera, la misma que actualmente se encuentra aquí en la ciudad de Huamachuco, conservando aun manchas de sangre y huellas de perforación de balas. Justamente, he dispuesto que se exhiba dicho trofeo durante el desfile cívico militar que se realizará con motivo del centenario de la Batalla de Huamachuco.

jueves, 30 de mayo de 2019

LLEGADA DEL EJÉRCITO CHILENO AL DISTRITO DE CHAVÍN DE HUÁNTAR HUARI ANCASH 17 DE JUNIO DE 1883

Durante la tercera etapa de la Campaña de la Breña, el Jefe de la ocupación chilena Patricio Lynch, con la finalidad de aniquilar a las debilitadas fuerzas peruanas de 2240 hombres al mando del General Cáceres; despliega 15 mil hombres de las tres armas, en los departamentos de Junín, Lima, Ancash, La Libertad, Lambayeque, Ica, Piura y Cajamarca, tropa chilena entrenada y financiada por el imperio inglés, armados con fusiles de última tecnología y con numerosa artillería de montaña, manejadas en su mayoría por artilleros mercenarios (ingleses y alemanes). 

En la ciudad de Tarma, Junín, dando inicio a las operaciones, el 25 de mayo de 1883 se unen las fuerzas chilenas del coronel Juan León García y la del coronel Estanislao Del Canto Arteaga, ambas fuerzas juntaron el efectivo de 3200 hombres, aquí por antigüedad tomó el mando el coronel Del Canto y comenzaron a perseguir a las empobrecidas tropas peruanas al mando del General Cáceres, persecución que culminó en el distrito de Aguamiro, que ahora se conoce como el distrito de La Unión, provincia Dos de Mayo, Huánuco, desde este distrito Cáceres se les escabulló hacía Chavín de Huántar. Es necesario precisar que en esta etapa de la guerra los invasores también recibieron el apoyo directo de muchos traidores peruanos, creando el ejército que denominaron "Ejército Pacificador del Perú". En esta difícil etapa las fuerzas patriotas se desplazaron hacía el Norte (Cajamarca) para la captura del traidor General Miguel Iglesias Pino, quién después del Grito de "Montán" el 31 de agosto de 1882; se había autoproclamó como Presidente "Regenerador" del Perú, disolviendo a todo el Ejército del Norte bajo su comando, ordenó enterrar los fusiles y las municiones en las iglesias de Chota y Cajamarca y comenzó a negociar la paz con los chilenos con sesión territorial de Tarapacá, Tacna y Arica. Para cristalizar sus propósitos el traidor recibió el apoyo de los 7 departamentos del Norte y la protección de las fuerzas chilenas al mando del coronel Gorostiaga acantonados en la ciudad de Huamachuco. En el siglo XIX la Región Norte del Perú lo conformaban los departamentos de Tumbes, Piura, Lambayeque, La Libertad, Ancash, Cajamarca y Amazonas.


El día miércoles 13 de junio en el distrito de Aguamiro, que hoy se conoce como el distrito de La Unión, capital de la provincia de Dos de Mayo, Huánuco; de sorpresa fue relevado del mando el coronel Estanislao Del Canto Arteaga. En la primera hora del mencionado día, lo relevó el coronel Marco Aurelio Arriagada Palacios, quién había llegado procedente de la ciudad de Lima y fue reconocido como nuevo jefe del ejército expedicionario, y pasó revista a las tropas en la plaza de armas del mencionado distrito, en ese momento todos permanecieron sorprendidos de ver el repentino cambio de comando. Hubo cierto descontento en todo el personal, pues Arriagada tenía la fama de ser táctico mediocre, como es normal decayó la moral del personal de tropa, según relato de uno de los soldados del batallón Miraflores, quien dijo lo siguiente: "Nos causó mucha sorpresa la inesperada presencia del coronel Arriagada, pues todo el mundo estaba contento con el coronel Del Canto". Las fuerzas chilenas sumaban entonces 3200 combatientes de las tres armas, armados con fusiles de última tecnología, según la información carecían de vestuarios de repuesto, asimismo pudo advertirse la falta de elementos de transporte, pues algunos caballos y mulas habían quedado en Huánuco, para acarreo de los abastecimientos que aún reunían, y otros debieron servir para conducir a los enfermos de regreso hacía Chicla. En vista de ello, el coronel Arriagada envió comisionados a la ciudad de Lima solicitando a Patricio Lynch el envío urgente de refuerzos. Como si hubieran premeditado un acuerdo, los ejércitos en pugna estuvieron estacionados del 12 al 14, el peruano en Chavín de Huántar y el chileno en Aguamiro, Huánuco. Al parecer, el enemigo prefirió mantener la distancia, a efectos de efectivizar el cerco y atacar por tres frentes en el Callejón de Huaylas, dentro del territorio ancashino. 

El día miércoles 13 de junio en Aguamiro, Huánuco, el coronel chileno Marco Aurelio Arriagada recibió la información precisa de sus colabores peruanos que las fuerzas del General Cáceres se encontraban descansando en el distrito de Chavín de Huántar. En aquellos días el General Cáceres desconocía por completo la ubicación y las rutas de desplazamiento de las fuerzas chilenas. El mando chileno no decide seguir a las fuerzas peruanas por el mismo camino, es decir por las rutas de Tambillos, Taparaco, Andachupa, Ichic Colla y Jatun Colla y Huayrongha, etc; optando el desplazamiento por la ruta hacía el distrito de Huallanca.

El día jueves 14 de junio, siendo las 06:00 horas, el ejército chileno abandona el distrito de Aguamiro, reiniciando el avance cruzaron dos veces las cabeceras del río Marañón y tras pasar un puente de piedra, las fuerzas de los coroneles Marco Aurelio Arriagada y Juan León García continuaron su desplazamiento con destino al distrito de Huallanca, ubicado entre los ríos Huallanca y el rió Ishpac que baja de Azul Mina, lugar donde llegaron siendo las 17.00 horas. Arriagada se quejó allí del escaso alojamiento, pocos víveres y falta de forraje para los animales. Soldados chilenos no acostumbrados al trajín en tan difícil territorio pernoctaron ahí soportando un frió infernal. Para las fuerzas chilenas el destino indudablemente era la ciudad de Huaraz, capital del departamento de Ancash. 

El día viernes 15 de junio, siendo las 05:30 horas las fuerzas chilenas de 3200 hombres abandonan el distrito de Huallanca, continuando con su desplazamiento pasan la zona de farallón de piedras del sector Quita Calzón, laguna Contaicocha, Mina Santa Luisa "Huanzala" y la puna Tanash, llegando a la puna Torres, hacienda ganadera de don Genaro Llanos, paraje que ocuparon siendo las 17:00 horas; los mandos ocupan la casa hacienda y el grueso de la tropa pernoctó en los amplios corrales de piedra, soportando frío infernal del verano serrano. El coronel Arriagadauna vez más temió una contramarcha peruana hacía el Centro del Perú, y a efecto de cubrir tal contingencia, luego de coordinar con su Estado Mayor, decide resolver, que un tercio de su ejército siguiese por la ruta del distrito de Chavín de Huántar, partiendo desde el paraje de la puna Torres vía la puna Mashra, caseríos de Cunin, San Pedro de Pichiu, Machac y Quercos. El grueso del ejército chileno de 2000 hombres al mando de Arriagada marchó por la ruta de Yanashallas, cordillera de Huarapasca, puna Pumapampa, distrito de Cátac, Ticapampa con destino a la ciudad de Huaraz. 

El día sábado 16 de junio, siendo las 07:00 horas, desde la Puna Torres el terció del ejército chileno de 1200 hombres al mando del coronel Juan León García, se desplazó por la ruta de la puna Mashra, Huanquin con destino al distrito de Chavín de Huántar, este día llegaron hasta el caserío de Cunin, lugar donde pasaron la noche. Es necesario precisar que en esta etapa de la guerra muchos militares peruanos y civiles ya se habían unido a la fuerza chilenas y juntos formaron el ejército denominado “ejército pacificador del Perú”. Como los principales traidores tenemos al coronel huancayino Luis Milón Duarte, coronel Manuel Encarnación Vento, coronel Lorenzo Iglesias, General Miguel Iglesias, coronel Segundo Leyva, coronel Arnaldo Panizo y otros, así mismo cientos de campesinos ordenados por los hacendados traidores acompañaron como aliados a las fuerzas chilenas, estos traidores en su mayoría cumplieron la función de guías, acopiadores de ganados, cargadores de provisiones e informantes.

El día domingo 17 de junio, siendo las 07:00 horas, el tercio de las fuerzas chilenas de 1200 hombres de las tres armas  (infantería, caballería y artillería), al mando del coronel Juan León García, abandona el caserío de Qunin, pasan por los caseríos de Pichiu, Machac y Quercos, siendo las 13:00 horas, llegaron al distrito de Chavín de Huántar, provincia de Huari. En este distrito también como en todos los lugares por donde pasaron las tropas invasoras causaron muchos destrozos, saquearon comercios, incendiaron viviendas, robaron animales, buscaron casa por casa dinero y sobre todo alhajas, torturaron a inocentes y violaron a muchas mujeres.

"En aquellos años difíciles para la patria, vivía en el distrito de Chavín de Huántar una distinguida dama, doña Rosaura Beteta Solís, mujer  joven,  muy hermosa y de gran carácter. El 17 de junio en horas de la mañana llegó  al distrito de Chavín de Huántar la noticia que un contingente de 1200 chilenos se acercaban persiguiendo a los guerrilleros del General Cáceres y de paso para abastecerse de alimentos y animales; entonces cundió un gran pánico por todo el pueblo y muchos huyeron a las zonas altas a esconderse; la casa de doña Rosaura, estaba ubicada en el actual mercado, frente a la plaza de armas, era muy amplia y las habitaciones principales conectaban con una galería subterránea muy antigua;  en esas circunstancias ella ideó un plan; preparó un gran banquete, que dejó listo para servir; y organizó todo tipo de alimentos, en pequeñas costales, dejó harinas de trigo, alverja, habas;  abundantes panes, bizcochos; gran cantidad de "charqui" (carne seca); luego doña Rosaura se escondió en su galería ancestral, que tenía a manera de sótano en su casa; y pidió a unos de sus sirvientes que cubriera la entrada con una gran laja de piedra y así esperó el desenlace. Llegaron los soldados invasores, grande fue la sorpresa que encontraron al ver el pueblo sin habitantes, las casas comerciales totalmente vacías, casas comunes vacías; excepto una grande que estaba ubicado en la misma plaza de armas; la casa de doña Rosaura; a este inmueble ingresaron los soldados chilenos desesperadamente buscando comida, encontrando un banquete que estaba caliente; dijeron: "Estos cobardes han abandonado sus casas y nos han dejado el almuerzo listo para servirnos y comenzaron almorzar los ricos pucheros con jamones de chancho serrano, el picante de cuy, el llushtu de trigo, mazamorra de calabaza, etc; habían quedado muy satisfechos con los deliciosos manjares de la tierra chavina. Después de tan opíparo almuerzo, uno a uno los soldados chilenos fueron cayendo muertos, como moscas ¿qué había pasado?, pues la hábil y astuta Rosaura había envenenado toda la comida, así todo un contingente muy hambriento de 70 soldados chilenos, incluidos sus oficiales, murieron envenenados gracias al ardid heroico de la gran Rosaura".

En los años de 1970 vivía en Huayrongha cerca al caserío de Chalhuayaco, lado Sur del distrito de San Marcos, provincia de Huari, un anciano sobreviviente de la batalla de Tarapacá, este veterano de guerra se había desplazado desde la ciudad de Tarma, Junín, como tropa de infantería del General Cáceres, a él lo dejaron en este desolado paraje porque se enfermó. Pasaron los años, el veterano hizo su vida en este lugar, él como muchos de mis familiares de esa época comentaban que en el distrito de Chavín, como represalia por los abusos y robos que cometían las tropas invasoras, envenenaron a más de 70 soldados chilenos.

El día lunes 18 de junio, siendo las 05:00 horas, las fuerzas chilenas abandonaron el distrito de Chavín de Huántar, iniciando el desplazamiento con destino al distrito de Olleros, provincia de Huaraz; utilizaron la misma ruta de camino pre inca que habían utilizado las fuerzas peruanas, es decir marcharon por las rutas de los caseríos de Nunupata, Chuna, Lanchan Chacpar, Chichucancha, la puna Shongo y el paso de Yanashallas punta sobre los 4,700 m.a.s.n.m., luego bajaron a la puna Arhuaycancha y siendo las 17:00 horas, la vanguardía de las fuerzas invasoras llegaron al caserío de Huaripampa, cerca al distrito de Olleros, pero en total mal estado debido a los cinco días de penosa marcha desde el distrito de Agua Miro, Huánuco. El acuerdo de los mandos chilenos había sido que, si las fuerzas peruanas continuaban su desplazamiento hacia el Norte, las tropas chilenas se unirían en el distrito de Olleros, provincia de Huaraz; en efecto sucedió así, ambas fuerzas se unieron en horas de la mañana del 19 de junio, unidos continuaron la marcha hacía la ciudad de Huaraz, capital de Ancash, lugar donde llegaron siendo las 16:00 horas. 

El coronel peruano traidor Luis Milón Duarte, ingresó al lado del coronel y jefe chileno Marco Aurelio Arriagada Palacios, el traidor huancaíno no tardó en convencer a los vecinos notables para que proclamaran su adhesión al gobierno del General Miguel Iglesias Pino de Arce. Al respecto el coronel chileno Arriagada apuntó lo siguiente: "El señor coronel Luis Milón Duarte ha podido organizar un gobierno local y departamental sin obstáculo alguno". A la reunión convocada por el coronel chileno Arriagada y el coronel peruano Luis Milón Duarte, acudieron cuarenta (40) personas locales leales al traidor Miguel Iglesias, encabezado por el doctor Luis Bueno Guzmán, que ejercía la alcaldía que pronunció un furibundo discurso elogiando a las fuerzas pacificadoras. Luis Bueno, al hacer la entrega de las medallas al coronel Arriagada, jefes y oficiales, expresó lo siguiente: " Recibid, pues, señor coronel jefe del Ejército pacificador, recibid señores jefes y oficiales, que habéis conducido con honor al ejército victorioso, una prenda de gratitud que en su valor material es pequeño; pero grande en su significación moral, porque con ellos os lleváis el corazón de todo un pueblo, representado por este pequeño signo que se os va colocar a vuestros pechos para que recordéis su paso por el departamento de Ancash". Esa noche los notables huaracinos y algunos residentes extranjeros le presentaron a los mandos chilenos una fastuosa cena y prometieron colaborar y auxiliar al Ejército "Pacificador del Perú" con los escasos recursos de que podían disponer después de las exacciones que el General Cáceres les había impuesto.

Como consecuencia de la Campaña de la Breña en muchas zonas del departamento de Ancash las acciones del General Cáceres quedó gravado para siempre en el corazón y la mente del campesino peruano, hasta el día de hoy el campesino más humilde e iletrado de estas tierras siempre se identifica con el famoso "brujo de los andes". En aquellos tiempos como parte de la estrategia, muchos campesinos del ande recibieron la consigna verbal del General Cáceres para que envenen a las hambrientas tropas chilenas. En los años de 1970 escuché comentarios de mis antepasados que muchos soldados chilenos habían sido envenenados con mazamorra mezclado con yeso, en mazamorra mezclado con vidrio molido, en bebidas como la chicha de jora y otros, comiendo mazamorra mezclado con yeso perdían la vida después de dos o tres días; comiendo la mazamorra mezclado con vidrio perdían la vida después de meses y/o años, pero la muerte les llegaba lentamente, con total seguridad; es conocido que en una Guerra No Convencional, las fuerzas débiles actúan de esta manera, y también empleando acciones guerrilleras.

Versión oral del señor Martín Flores García (profesor jubilado, natural de Chavín de Huántar). Cuando llegaron los chilenos, las familias se retiraron a las alturas. Un familiar ya fallecido me comentaba que los chilenos llegaron y cometieron muchos abusos. Entonces, los pobladores secretamente se reunieron de noche y planearon atacar a los invasores en las afueras de la ciudad. Así fue que el día 17 de junio un alto jefe y dos soldados fueron emboscados y para no despertar sospechas varios de ellos tocaban sus cornetas y demás instrumentos para distraer la atención de los demás chilenos en esta ciudad. Claro, este ataque y otros que se sucedieron trajeron como consecuencia actos de venganza. También comentaban mis antepasados que muchos soldados chilenos habían muerto comiendo comida envenenada y tomando chicha de jora envenenada.

¿Sobre la presencia del General Cáceres, ¿Qué nos podría relatar?. Sé que por aquí pasó el ejército peruano, venía maltrecho luego de recorrer la ruta montañosa desde el distrito de Agua Miro que hoy se conoce distrito de La Unión capital de la provincia de Dos de Mayo, Huánuco, se desplazaron por el paraje de Taparaco, Andachupa, Ichic Kolla, Jatun Kolla, paraje de Huayrongha, caserío de Cahallhuayaco y el caserió de Chullus. El 12 de junio de 1883, antes del medio día llegaron a este distrito, desfilaron aquí, el pueblo los recibió con flores.

¿Algo más señor Martín?. Sí, que tengo en mi poder uniformes y un revolver, que han pertenecido a algún oficial chileno de caballería, y que se lo facilito para los fines necesarios.   

miércoles, 29 de mayo de 2019

LLEGADA DEL EJÉRCITO PATRIOTA A CHAVÍN DE HUÁNTAR HUARI ANCASH CAMPAÑA DE LA BREÑA 12 JUNIO 1,883

La tercera etapa de la Campaña de la Breña, comprendido desde el (06 de mayo de 1883 - 02 de agosto 1883). En esta etapa de la guerra las fuerzas peruanas del Centro del Perú, procedente de la ciudad de Tarma, Junín de 2260 hombres al mando del General Cáceres llegaron a este milenario distrito el día martes 12 de junio de 1883, antes del medio día. Las fuerzas peruanas se dirigían a Cajamarca para la captura del General traidor Miguel Iglesias Pino.

El 21 de mayo de mayo de 1883, cumpliendo la decisión de la Junta de Tarma, las fuerzas peruanas del Ejército del Centro de 2260 hombres al mando del General Cáceres, abandonan la ciudad de Tarma, Junín, iniciando el largo y penoso desplazamiento a pie hacia el Norte del Perú con la misión de capturar al traidor de Cajamarca General Miguel Iglesias Pino, quien disolviendo al Ejército del Norte bajo su mando había entrado en negociaciones de paz con los jefes chilenos para la entrega de Tarapacá, Tacna y Arica.

Las fuerzas peruanas de 2260 hombres después de pasar por Cerro de Pasco y Huánuco, el día jueves siete de junio de 1883, en la noche, llegaron al distrito de Agua Miro, hoy conocido como el distrito de La Unión, capital de la provincia de Dos de Mayo. El día domingo 10 de junio, siendo las 07:00 horas, inició el desplazamiento desde el distrito de Aguamiro, con destino al distrito de Chavín de Huántar, provincia de Huari. Cuando finalizó el despliegue del último soldado, una hora después salió el General, acompañado de sus ayudantes, secretarios y la escolta. Desde un principio el camino se les presentó muy difícil, pedregoso y con muchos atolladeros, pero en ciertos tramos el antiguo camino de los Incas les presentó un trazo admirable, llano y muy espacioso, que los combatientes breñeros admiraron. Al respecto el combatiente De los Heros, anotó lo siguiente: "Parece una calle ancha, horizontal y bien alineada, y en ella se notan claramente los vestigios de esa gran obra de la civilización imperial, tanto más asombrosa por las inmensas dificultades que vencieron para construirla". Después de un sacrificado marcha de seis leguas por las rutas de Tambillo, llegaron a la puna Taparaco en el sector de Andachupa, lugar donde pasaron la noche soportando el intenso frió del verano serrano, lugar donde también hallaron tres chozas de paja abandonada, careciendo de leña hubo necesidad de deshacer esas casuchas, cuyo material sirvió de combustible para tostar un poco de cacha, que otro alimento no pudieron consumir los soldados en aquel inhóspito paraje. El General, por su parte, se conformó con un poco de infusión de hojas de coca, bebida a la que se habituó para soportar el rigor de la marcha en las altas punas.

El día lunes 11 de junio, siendo las 06:00 horas, se reanudó la marcha desde la puna Taparaco con destino al distrito de Chavín de Huántar. Esta jornada fue de las más penosas, según la versión de todos los cronistas, por ejemplo, el combatiente Pedro Manuel Rodríguez, habló de un "camino infernal" y el combatiente De Los Heros lo describió como laderas resbaladizas, bajadas muy pendientes, quebradas y atolladeros a cada paso, el combatiente huamachuquino Abelardo Gamarra por su parte recordó que anduvieron por el "peor camino imaginable, cubierto de profundos pantanos, en algunos de los cuales fue preciso colmar con piedras y fajina para que pudiera pasar los animales con sus cargas de artillería, cajas de municiones y otros. Relacionado a este desplazamiento el general Cáceres mencionó en sus memorias que "se despeñaron algunas mulas en los barrancos, o quedaron sumidas en el cieno, perdiéndose con ellas la carga que llevaban, la artillería se trasladó con mucho cuidado y las bestias cuidadosamente guiadas por sus acemileros". 

El ejército patriota conformado en su mayoría por aguerridos soldados huancayinos y ayacuchanos, aprovisionados con la infaltable coca y cancha tostada que les servía como alimento, en su mayoría a pie, armados con fusiles obsoletos, en plena puna, recorrieron por la llanura de Ichic Kolla y Jatum Kolla, una distancia de 40 kilómetros, sobre los 4000 metros de altura sobre nivel del mar. Venciendo todo tipo de obstáculos, una tarde soleado, siendo las 15:00 horas, el Ejército patriota de 2260 hombres llegó al paraje de Huayrongha, cerca al caserío de Chalhuayaco, lado Sur del distrito de San Marcos. En este hermoso paraje encajonado, cubierto de abundantes árboles quinual, soportando en horas de la noche la temperatura de 10° grados bajo cero, pernoctó el grueso del Ejército, como es normal aquella noche el General Cáceres, su esposa e hijas, permanecieron junto a la Tropa. 

El día marte 12 de junio, siendo las 07:00 horas, el General Cáceres abandonó el paraje de Huayrongha, ubicado en el sector del caserío de Chalhuayaco, lado Sur del distrito de San Marcos, provincia de Huari, Ancash. Al respecto en los años de 1970 algunos familiares, entre ellos mi abuelo Eliceo Ramírez Cadillo quien en aquellos tempos tenía la edad de 8 años, testigos presenciales de dicho desplazamiento me comentaron, que habían visto al General Cáceres bajar desde el encajonado paraje de Huayrongha montado en un hermoso caballo negro de frente blanca, en el caserío de Challhuayaco los campesinos le recibieron con abundante chicha de jora, el General había brindado con sus escoltas y ayudantes, luego pasó por el caserío de Chullus, pasó por el caserío de Quercos; en la retaguardia del grueso del ejército se desplazaba la señora Antonia Moreno Leyva y sus tres hijas, acompañadas por 15 campesinas, todas bien resguardadas por los guerrilleros. En el distrito de Chavín, gracias a las actividades del subprefecto Boubi, los pobladores del distrito y sus caseríos acudieron a tributar y recibieron entre aplausos a todos los combatientes, para este acontecimiento histórico habían "adornaron las calles con vistosos arcos y banderas, además prepararon abundante rancho para los combatientes". 

En el distrito de Chavín de Huántar, recibieron caballos y mulas para el traslado de cargas, tropa enferma y para el traslado de oficiales, pues muchos de ellos se desplazaban a pie la dura marcha. Cáceres pensó entonces lo bueno que hubiese sido que esos elementos de movilidad los hubiese logrado antes, pues en el tránsito desde el distrito de Aguamiro, sobre todo en los sectores de Ichik Kolla y Jatum Kolla por falta de ellos, dejó varias cargas de municiones y algunos enfermos que luego serían víctimas de la barbarie chilena, como el subprefecto Pardo, que moriría cruelmente asesinado en el distrito de Aguamiro. Posiblemente su asesinato fue ordenado por el coronel del ejército peruano traidor Luis Milón Duarte, fiel aliado de los chilenos. 

El 12 y 13 de junio de 1883, el histórico distrito de Chavín de Huántar, de clima agradable y de habitantes patriotas, colaboró con el Ejército del Centro y sirvió de campamento al General Cáceres y sus Tropas, para un reparador descanso. Como era de esperarse el monumento arqueológico del Antiguo Perú que se desarrolló durante el Horizonte Temprano que tuvo su centro de desarrollo en este hermoso valle entre los ríos Mosna y Huachecsa a 3185 metros sobre el nivel del mar, le impresionó a las tropas patriotas. El río Mosna (nace en las alturas de la puna Taruscancha y recorre de Sur a Norte por Recudo, caseríos de Qunin, caserío de Mosna, Machac y Quercos); y el río Huachecsa (nace al pie del famoso nevado Huantsán y baja por las zonas del pintoresco caserío de Jato, caserío de Chichucancha, Chacpar y Lanchan, que está en el lado Oeste del distrito de Chavín de Huántar.

El día miércoles 13 de junio, algunos oficiales y secretarios del General le solicitaron autorización para visitar el monumento arqueológico del Antiguo Perú que se desarrolló durante el Horizonte Temprano que tuvo su centro de desarrollo en las inmediaciones de este distrito, lógicamente, el permiso fue concedido, dando nueva ocasión a los combatientes De los Heros y Rodríguez para fungir de arqueólogos aficionados, siendo muy aceptables sus comentarios: Escribieron lo siguiente. "Este monumento que ha sido visitado por muchos viajeros según se ve en las inscripciones que han dejado cada uno de ellos, pertenece sin duda a la época anterior a los incas, pues su construcción no tiene semejanza con las del imperio. Es todo de piedra, grandes masas toscamente labradas, pero perfectamente unidas. Se compone de una serie de callejones estrechos y cruzados en diversas direcciones; a cortas distancias, también hay espacios, también estrechos, que parecen cuartos. En el centro se eleva una mole, como especie de columna, de forma prismática y con grabados por los lados, representando cabezas de dragones, cadenas, manos y caras humanas. El comandante La Puente y el amanuense Cortés sacaron un dibujo, que fue arreglado después por el señor Paz, profesor de la Escuela de Ingenieros, fue fotografiado por el ingeniero Remy, profesor del mismo establecimiento. El palacio consta de dos pisos; se dice que se comunica por debajo del río con un cerro vecino. Es un verdadero laberinto, se necesita penetrar con un guía para no perderse; tiene más bien el aspecto y forma de prisión, que de palacio. En muchos puntos está destruido por las excavaciones que se han hecho buscando tesoros. El puente del río, que atraviesa el pueblo, es de una sola piedra de once metros de largo y de cerca de dos metros de ancho, que ha sido extraída del mismo palacio. Siguiendo la costumbre de los visitantes antes de retirarse dejamos algunas inscripciones como recuerdo del paso por ese pueblo del ejército en época tan angustiosa".

El día miércoles 13 de junio en el distrito de Aguamiro, el coronel chileno Marco Aurelio Arriagada, recibió información precisa de sus colabores peruanos que las fuerzas del General Cáceres se encontraban descansando en el distrito de Chavín de Huántar. En aquellos días el General Cáceres desconocía por completo la ubicación y la ruta por donde se desplazaban las fuerzas chilenas. El mando chileno no decide seguir a las fuerzas peruanas por el mismo camino, es decir por las rutas de Tambillos, Taparaco, Andachupa, Ichic Kolla y Jatun Kolla, etc; optando la ruta hacía el distrito de Huallanca, llegando a la puna Torres de la familia LLanos el 15 de junio.

En Chavín de Huántar, el General Cáceres desconocía por completo el desplazamiento del tercio del ejército enemigo hacía este distrito, pues de haberlo sabido seguramente lo hubiese esperado a las fuerzas del coronel León García, cuyo tercio de sus tropas, lo superaban ampliamente las tropas peruanas, y no habría tenido mayor problema en aniquilarlo, pues las tropas peruanas acostumbrados a este tipo de desplazamientos a pie más aun teniendo en cuenta que la gran mayoría de los combatientes lo conformaban los campesinos del ande, mal armados en su mayoría pero incomparables en cuanto al valor, moral  y sacrificio.

El día jueves 14 de junio de 1883, siendo las 07:00 horas, el Ejército del Centro, ignorando lo que sucedía en su retaguardia con las fuerzas invasoras, abandonó el distrito de Chavín de Huántar. El General Cáceres y su escolta, como siempre salió en retaguardia, dos horas más tarde. La tropa se encontraba con la moral en lo más alto, pues mucho había mejorado la moral del personal con el apoyo brindado por los chavinenses. Desde el distrito de Chavín prosiguieron la marcha por la ruta ancestral pre Inca por los sectores de los caseríos de Nunupata, Chuna, Lanchan, Chacpar y Chichucancha; después de recorrer la puna Shongo, siendo las 12:00 horas llegaron a la cordillera de Yanashallas sobre los 4700 m.s.n.m, cuya ascensión se había presentado como un verdadero reto, teniendo al frente el nevado Huantsán de 6,370 metros de altura. El ejército patriota siendo las 
17:00 horas de una tarde radiante de sol, en un esfuerzo por demás admirable, había avanzado hasta el otro lado de la cordillera de los andes, plantando campamento en las faldas de la puna Arhuaycancha bajo los rigores de un congelante frío de verano serrano sobre los 4500 m.s.n.m. Cuando todos los incansables combatientes breñeros alcanzaron la cumbre, se les presentó un espectáculo impresionante: "desde allí se divisaba el nevado Huascarán, el hermoso Callejón de Huaylas, formado por las cordilleras Negra y Blanca". Desde este lugar, el General Cáceres envió en comisión de servicio a De los Heros, Manuel Rodríguez y Elespuro, con encargo de que, llegando al distrito de Olleros, solicitasen acémilas de carga a las autoridades del distrito de Recuay y de la provincia de Huaraz, caso contrario tendrían que abandonar más cajas de municiones y demás equipaje pesado sobre todo de la artillería. Poca cantidad de mulas y caballos pudo enviar Jesús Elías desde el distrito de Olleros, y nuevamente los oficiales debieron desmontar para permitir el acarreo de los pertrechos. 

Nuestro ejército que no conocía dificultades, subió esta larga y empinada cuesta de camino ancestral pre Inca desde Chavín hasta la cumbre de Yanashallas, ubicado a 4700 metros de altura sobre nivel del mar, un camino empinado, cubierto de atolladeros y otros obstáculos sumamente peligrosas. En muchos tramos la artillería y las municiones lo trasladaron en hombros y sobre las espaldas, pues no había bestia que pudiese resistir esa subida como de cinco leguas. La arenga pronunciada por el General en ese difícil momento fue oportuno acicate para vencer los obstáculos en esos caminos de inmensas montañas. 

El día viernes 15 de junio, siendo las 06:00 horas, reanudaron la marcha desde el paraje de Arhuaycancha, pasaron por el caserío de Huaripampa, siendo las 11:00 horas, el General Cáceres y su Ejército entraron al caserío de Canray Chico y distrito de Olleros, donde sólo permanecieron una hora para consumo de rancho que preparó el generoso y patriota pueblo. En horas de la tarde el grueso del ejército bajó desde el distrito de Olleros hasta el puente Bedoya y se desplazaron por el camino llano con destino a la ciudad de Huaraz, Ancash, presentándose durante el trayecto el jefe político y militar del Norte, don Jesús Elías; y el prefecto de la ciudad de Lima, don Elías Mujica. Las fuerzas peruanas llegaron a la ciudad de Huaraz, el día viernes 15 de junio de 1883.

FUSILAMIENTO DEL CORONEL LEONCIO PRADO GUTIÉRREZ HUAMACHUCO PERÚ 15 DE JULIO DE 1883

El día domingo 15 de julio, a la hora de diana, el médico cirujano en jefe del ejército chileno doctor Clodomiro Vega avisó al coronel Alejandro Gorostiaga Orrego, la presencia de la gangrena hospitalaria entre los heridos chilenos, e hizo ver la necesidad de abandonar el lugar por la contaminación ambiental debido a la putrefacción de cuerpos de solados y animales fallecidos de ambos bandos. Ante esto Gorostiaga mandó alistar a la división y partieron al distrito de Cajabamba. Siendo las 07:00 horas, parten por la Calzada conduciendo más de doscientos heridos, las armas y los cañones peruanos capturados. Alejandro Gorostiaga manda al capitán Benavente que vaya al cuartel de artillería y vea si Fontesilla había cumplido con la orden de fusilar al coronel Prado. Este oficial estaba indeciso por la orden recibida y el subteniente Ramírez se ofreció a comunicar la orden a Leoncio Prado. Prado con serenidad recibe la noticia a la vez que sigue ingiriendo su frugal desayuno. Pide hablar con el coronel Alejandro Gorostiaga, éste se niega, mandando decir que hacía una hora que había partido del distrito de Huamachuco. Dos gracias quería alcanzar Leoncio Prado; una morir en la plaza de armas del distrito con los honores militares que le correspondía por su alto rango, y otra, hablar con algún peruano. esta última no se le concedió, pese a estar en el cuartel general un carpintero de apellido Coluna Monzón. Leoncio Prado al enterarse que no se le concederá el permiso para hablar con el carpintero Coluna, arroja el plato lejos de sí e incorporándose con mucha dificultad comprendió su sentencia, dijo: "Pues que voy a ser fusilado, moriré por mi patria, viva el Perú". Estaban presentes el mayor Fontesilla, el capitán Rafael Benavente y el teniente Ramírez. Con el último grupo de las fuerzas chilenas el teniente Fuenzalida había abandonaban el distrito de Huamachuco con rumbo al distrito de Cajabamba. Leoncio Prado, por intermedio del subteniente Ramírez recibió la respuesta de Alejandro Gorostiaga de que no sería fusilado en la plaza de armas, sino en su camilla; responde: "En verdad señores, creía tener derecho, a que se me fusilara en la plaza y con los honores de mi rango; porque soy coronel y pertenezco al ejército regular del Perú".

Prado, pide papel y lápiz, para escribir a su padre, comunicándole que está herido y prisionero y que a las 08:30 horas va a ser fusilado por el delito de defender a su patria. Sabiendo que no puede morir de pie, quiere morir en una actitud más digna, por lo que haciendo un supremo esfuerzo, se sienta a medias en el lecho. Los testigos del hecho eran todos chilenos. Al acercarse el momento final, pide una taza de café, y lo alaba al tomarlo y pregunta al oficial que mandaba a los tiradores chilenos: “¿A qué hora emprenderé el viaje para el otro mundo?"; "cuestión de minutos", contesta el oficial, "pues bien: pido una gracia, y es que se me permita mandar el fuego", lo que es aceptado, y pide al capellán, la negativa, a lo que responde: "Paciencia, he hecho lo que he podido por mi patria y moriré pronto". Solicitó que en vez de dos tiradores se colocaran cuatro, y que dos le apuntaran al corazón y dos a la cabeza. "Al concluir la taza de café se me harán los apuntes; y al dar con la cuchara un golpe en el pocillo, se hará en fuego". Continuó tomando calmadamente el café. Se sentó lo mejor que pudo en su cama y con un fuerte abrazo se despidió de Fontesilla, de Ramírez y de Benavente. A tres metros de su cama se colocaron los cuatro tiradores; un soldado, un cabo y dos zapadores. Se despide de los oficiales chilenos, los que salen de pieza, pero al momento regresan a ella para acompañarlo y se ponen detrás de los soldados, todos lloran, menos Prado. Toma la cuchara, le pega un golpe para limpiarla, endereza más el cuerpo, saluda con la cuchara, pega pausadamente tres golpes, suena la descarga y expira en aras de su patriotismo. El cabo avanza y le da el balazo de gracia en el corazón. Así terminó, a los 29 años de edad, la gloriosa vida de este héroe y mártir del deber, vida en la que "sólo tuvo un destello de dicha: Su gran paso a la inmortalidad". A través de todos los tiempos es uno de los más grandes héroes de nuestra raza y el representativo de la juventud peruana, de esa juventud patriota. Su cadáver, cubierto de heridas y ungido por su propia sangre, fue piadosamente sepultado en esta tierra santa de Huamachuco, sudario bendito de su cuerpo lacerado; tierra santificada por la sangre en ella derramada por mil doscientos héroes que se inmolaron para salvar el honor de la patria de una sangrienta invasión chilena. 

Fusilamiento de los soldados leales, Patricio Lanza y Felipe Trujillo, se realizó casi simultáneamente al del coronel Leoncio Prado. Estos dos héroes unidos en el martirologio, que juntos libaron del cáliz del dolor, se sacrificaron hasta encontrar la muerte; acompañaron a su jefe con abnegación que no tuvo límites. 

Declaración testimonial de Huamachuquinos en el año 1933 y 1983.

Para la historia transcribiremos el testimonio de los señores Fabio Samuel Rubio y Enrique Moreno Pacheco, huamachuquinos, que en el año 1933 después de medio siglo narraron lo que vieron aquel 15 de julio de 1883.- "El día 10 de julio de 1883, nos encontrábamos en Huamachuco bajo la dolorosa impresión de la batalla realizada. Éramos niños de 12 años. Nuestras familias al saber el triunfo de los chilenos huyeron con nosotros a Culicanda, donde teníamos una finca. El sábado 14 regresamos a la ciudad al saber que los chilenos se retiraban. El día domingo 15, muy de mañana, desde un balcón de la casa del señor Pacheco, situada en la plaza de armas, presenciábamos la salida de las últimas tropas chilenas con rumbo al distrito de Cajabamba. En esos momentos sentimos una descarga de fusilería y con natural curiosidad nos dirigimos al lugar señalado, que era el cuartel general de la artillería chilena, casa del señor Marino Acosta, y la encontramos desierta. Al penetrar al patio de dicha casa, en una habitación del lado derecho, vimos un cadáver; era el coronel Leoncio Prado, se encontraba recostado sobre una camilla, tenía el rostro bañado en sangre haciéndose visible una perforación cerca del ojo izquierdo, y su pierna del mismo lado estaba cubierta de vendas; al lado había un plato y una cuchara y en el suelo una taza. Como alguien nos dijera que en el segundo patio había otros muertos, nos dirigimos al patio señalado, encontrado a dos soldados peruanos casi juntos sobre un charco de sangre, en los últimos estertores de la muerte, y cerca de ellos una manta sobre la que estaba esparcido un naipe, viendo el triste cuadro consternados nos retiramos, grabándose para siempre en nosotros la escena que aún nos parece verla".

Versión del señor Armando Gamarra Crhuchaga, nieto de Abelardo Gamarra (1983). ¿Que recuerda usted de la batalla de Huamachuco, según la tradición transmitida de sus antepasados? - El 8 de julio de 1883, las tropas peruanas sorpresivamente llegaron por las alturas del cerro Cuyulga, ese día, los chilenos estaban descasando. La tropa chilena una parte se estaba bañando en el río Grande y la otra parte permanecía a inmediaciones de la pileta que existe en la plaza de arma. Cuando los chilenos en su mayoría se encontraban descansando, un campesino peruano llegó a la plaza y se quejó en los chilenos manifestando que los soldados peruanos habían invadido su chacra de trigo, a quien en el acto una muchacha del pueblo que presenciaba dicha escena le propinó una bofetada, llamándolo traidor. En esos momento los chilenos muy asustados ordenaron el toque de corneta, se agruparon, cuando ya descendían de las alturas las tropas del Perú, ellos corrieron a esconderse en el cerro Sazón. Si no hubiera sido por dicho delator, aquella tarde muchos chilenos hubieran muerto. Como anécdota les contaré que había un joven llamado Manuel Cisneros, que un día previo a la batalla, era utilizado por los chilenos para llevar municiones en los mulos desde la ciudad hasta el cerro Sazón. Bueno, sucede que este muchacho muy astuto, cambió las municiones por herrajes en los respectivos cajones. De esto, los chilenos se dieron cuenta recién en plena batalla cuando dicho joven ya se había escapado con dirección a Pomabamba. ¿Qué sabe de su abuelo don Abelardo Gamarra "El Tunante"?. Cuando mi abuelo viajó a Chile, visitó un Museo Militar en Santiago y entre los objetos que había en dicho lugar vio una bandera peruana que había sido tomada por los chilenos como trofeo de guerra luego de la batalla de Huamachuco. Fue tal su emoción, que se le cayeron las lagrimas. Entonces, el director de dicho museo le obsequió la bandera, la misma que actualmente se encuentra aquí en Huamachuco, conservando aun manchas de sangre y huellas de perforación de balas. Justamente, he dispuesto que se exhiba dicho trofeo durante el desfile cívico militar que se realizará con motivo del centenario de la Batalla de Huamachuco. 

Versión oral del señor Constante Rebaza (1983) (natural de Huamachuco, comerciante, 72 años).- Según la versión de mis abuelos, el ejército chileno acantonó en Huamachuco días antes del 10 de julio. Estaban bien dotados de armamentos y de buenos cañones. En cambio el ejército peruano luego de atravesar la Cordillera Blanca y luego de trasmontar también la Cordillera de Huaylillas, llegó a este lugar muy maltratado, mal alimentado, mal armado, pero así, valientemente dieron batalla en la Pampa de Purrumpampa. La topografía del cerro Sazón no era como es actualmente. Ahora hay bastante eucalipto. Anteriormente tenía en su frente y alturas restos de ruinas pre incas, las mismas que fueron utilizados como parapetos por las tropas chilenas. Al pie del cerro Sazón había un gran pantano. En la última parte de la batalla, el General Cáceres rodeado de tropas chilenas pudo escapar de éstos precisamente al saltar su caballo una zanja de regular anchura y los chilenos no lo pudieron alcanzar. Finalizado la batalla los chilenos comenzaron a saquear, a robar joyas, prendas de valor, soles de 9 décimos y todo cuanto podían obtener. Además de hacer violaciones, saqueos y de llevarse todos los animales.

Versión oral del señor Alfonso Saenz Ruiz (1983) (natural de Huamachuco, farmacéutico, 78 años).- Sobre el coronel Leoncio Prado Gutiérrez ¿qué es lo que se recuerda aquí en Huamachuco?. El día 15 de julio de 1883, los chilenos se retiran rápidamente de Huamachuco. El coronel Alejandro Gorostiaga envía a un capitán y 20 soldados para que fusilen a Leoncio Prado. Cuenta el señor Ledesma, que en esa época tenía 7 años de edad y vivía a media cuadra del lugar del fusilamiento, que el cuadro desgarrador que vio se le grabó para toda la vida. Era el cadáver del coronel L. Prado, echado en la cama, colgándole la cabeza y con un ojo salido, producto de un disparo. En la mesa había un plato de maicena donde él había dado los tres golpes ordenando para que lo fusilen. A el lo fusilaron y a los dos soldados "asistentes" los asesinaron. Recuerdo que de niños escarbamos las paredes y el piso en busca de plomo para jugar. Luego de su fusilamiento, de aquí han ido y lo han mudado de ropa, han hecho su mortaja y dispusieron que un señor de apellido Espinoza confeccione el cajón. Lo enterraron en el cementerio general de aquí. Luego fue llevado a Lima. 

Versión oral del señor Bernardino Sanchez (1983) ( natural de Huamachuco, 80 años).-  Mi padre en la guerra con Chile tenía 19 años de edad. El me narró que los chilenos llegaron aquí cuatro días antes de la batalla, estaban bien descansados. Mi papá que tenía algunos caballos, mulos, ovejas y vacas, lo escondió en un desfiladero lejano a la población. Fue así que el día 8, cuando se encontraba cuidando sus animales, vio que se acercaban las tropas peruanas en número de 40 al mando del general Pedro Silva Gil. Dichos soldados estaban mal vestidos, sin uniformes, sin zapatos, algunos con ojotas, dotados de rejones y algunos fusiles viejos. Mi padre cuenta que conversó con el general Silva y su tropa y les dio algunos datos sobre la situación del ejército chileno. Mientras les daba los datos los llevó hacía la casa de su padre, en donde le proporcionó al general Silva un poco de sopa y a los soldados que lo acompañaban le proporcionó cancha tostada, dándole dos puñados a cada uno. En esta quebrada, los chilenos tenían agrupados alrededor de 100 caballos, con la información que les proporcionó mi padre, sorpresivamente, el general Pedro Silva en rápida operación se apoderó de 50 caballos no sin antes un corto tiroteo. Los chilenos pensaron que el ataque por parte de los peruanos era de mayor intensidad y rápidamente escaparon para esconderse en sus parapetos del Cerro Sazón. El general Silva, por su parte, se reincorporó al grueso del ejército a las 18:00 horas, ubicándose luego con ellos al Sur Este del cerro Cuyulga en donde permanecieron recibiendo allí también algunos datos de mi abuelo acerca de cómo avanzar hacía el Cerro Sazón. Mi abuelo les dijo que en la parte Oeste del pueblo existía una calzada o sea un camino antiguo de herradura con gradas de piedra y por el lado Este un camino antiguo de los Incas, que servía para avanzar hasta el cerro Sazón. La batalla se hubiera ganado, nos faltó municiones y bayonetas. En plena batalla, los chilenos que ya se sentían derrotados se escaparon, y es que veían a nuestros soldados con gran arrojo avanzar hasta que faltó municiones y bayonetas, y viendo esto las tropas chilenas contraatacaron. Muchos chilenos que escaparon lo hicieron en dirección al río Marañón, y a las zonas de la provincia de Pataz, pasados los años en estos lugares radicaron formando familia.

Testimonio de Jorge I. Peña (1933).- “El domingo 8 de julio a la una de la tarde llegó una fracción peruana al cerro Cuyulga, seguidamente apareció el General Cáceres con su gorra y su gran abrigo blanco, instalándose en su tienda de campaña. Un cuarto de hora más tarde un oficial chileno partió a caballo a la casa de doña Feliciana Valdivia, donde estaba alojado el coronel Alejandro Gorostiaga y su Estado Mayor con dirección al “Molino Grande”, regresando a pocos minutos a todo galope. Se oyó entonces la corneta chilena que llamaba apresuradamente a sus tropas que a esa hora se bañaban en el Río Grande. La confusión del enemigo era evidente y comenzó a desfilar a sus posiciones del infranqueable cerro Sazón. Primero salió la caballería que estaba en la casa de Manuel E. Gamarra; 2º la artillería, de la casa de doña Francisca Bringas, 3º el batallón “Zapadores” de la casa de don Manuel Trinidad Cisneros; 4º el batallón “Talcas” y 5º el batallón “Concepción”, al mando del comandante Gonzáles, que ocupaba la casa de doña Trinidad Miranda. Cuando este último cuerpo estaba formado en el corredor que da a la Plaza de Armas, el Coronel Gorostiaga y su Estado Mayor bajaron a caballo a incorporarse a sus tropas. El jefe chileno se paró en la Pila a observar los movimientos de las tropas peruanas que iban perfilándose en las cumbres del cerro Cuyulga. Quienes vieron al oficial chileno, aseguran que su nerviosidad era tal “que no podía sostener los anteojos en las manos y las espuelas sonaban con las estriberas de su cabalgadura”.

“El día martes 10 de julio de 1883, que tuvo lugar la tercera acción de armas entre los ejércitos del Perú y Chile, éste como victorioso, regresó a la ciudad de Huamachuco. Y como quiera que las familias estaban refugiadas por las afueras de la ciudad al saberse que el jefe de la expedición chilena coronel Gorostiaga, publicó un bando al día siguiente, o sea el miércoles 11 para que los habitantes regresásemos a nuestros hogares con toda garantía, volvimos a la ciudad.

“Cáceres fugó con algunos oficiales abriéndose pasos a balazos entre el enemigo que ya comenzaba a cercarlo. En su huida, encontró al Coronel Prado que era conducido por sus dos ordenanzas, que a la vez eran sus sirvientes, con la pierna destrozada. Le dio un caballo en el cual apresuraron su marcha los fugitivos, pero en vez de tomar la ruta seguida por Cáceres se perdieron en la puna yendo a asilarse en la casa del Indio Julián Carrión, cerca de la Laguna Negra de Cushuro, a unos cuantos kilómetros de Huamachuco. Herido y falto de recursos dio su reloj de oro a Carrión para que fuera al pueblo, a la casa de una señora Vásquez de quien solicitaba medicinas y alimentos. El indio cumplió su misión, pero fatalmente aquella casa estaba ocupada por el Estado Mayor chileno. La presencia de soldado y oficiales amilanaron al indio, quien penetró hasta la cocina de la casa hablando con la servidumbre y luego ingreso a la sala donde la señora Vásquez se encontraba con un “peruano”. La emoción de la noticia despertó sospechas en el acompañante de la señora Vásquez, quien, conociendo el reloj de Prado, por las iniciales que tenía, avisó a los chilenos. Acto continuo el indio Carrión fue flagelado cruelmente en el cuartel, hasta que declaró donde se encontraba el jefe peruano, y a las 5 de la tarde un piquete de caballería salía a tomar al héroe que entró en la ciudad en la noche –como dice la Historia- bien escoltado siendo alojado en la casa de doña Francisca Bringas. No fue, pues, el indio que más tarde fusilaron, quien delató a Prado, fue un mal peruano, un traidor…” (Peña/1933)

Testimonio de la señora Galareta Malpartida (Huamachuco 1933).- “Con motivo de haber estado situada la casa de mi madre la señora Manuela Malpartida viuda de Galarreta a dos cuadras del lugar donde se le fusilo al coronel Prado, tuvimos ocasión de sentir la descarga que dio fin la vida de nuestro compatriota, moviéndonos la curiosidad, como niñas ver salir a los soldados chilenos, los que una vez alejados, previo acuerdo con mi hermana Francisca y nuestras amigas Filomena Palacios y Rosaura Olasabal, hoy de Gallarde, nos dirigimos a la casa de la ejecución. Al entrar en la primera habitación, se nos presentó a nuestra vista el coronel Prado, muerto en un catrecito, con uno de los ojos saltado, efecto del proyectil. La tacita de barro quemada y barnizada como se elaboran en la sierra, en el suelo, el plato y la cucharita, sobre el pecho.

Después de contemplar el fin de un valiente y héroe militar peruano, nos dirigimos a la segunda habitación, donde encontramos a sus dos ordenanzas también fusilados, dando ejemplo de amor patrio y lealtad a su jefe, cumpliendo con el ofrecimiento que lo hicieron de morir junto a él. Los cadáveres de Leoncio Prado y sus dos ordenanzas fueron sepultados con veneración por la patriota Dolores Cisneros Colina, hermana del mayor Santiago Zavala muerto a la llanura de Purrumpampa, sector la Cuchilla.

Pocas horas después el cadáver del héroe era trasladado en una camilla hasta el panteón. Entre los que conducían la carroza humilde se hallaba el maestro Ramírez (carpintero). El coronel joven aún, vestía camiseta, pantalón grana con vivo de oro, con una media en un pie y el otro desnudo. Presentaba el ojo derecho saltado por un balazo y la pierna destrozada en el combate. Cuando este sencillo cortejo fúnebre llegaba al panteón la señora Carmen Arana,( y la señora Paula Arana, su hija, ambas de las familias medianamente acomodadas de Huamachuco, y que tan perseguidas fueron posteriormente por las autoridades de D. Miguel Iglesias, sólo por el delito de haber sepultado a nuestros héroes, de haber hospedado a los defensores del principio constitucional y de haber manifestado simpatías con la causa del general Cáceres (Gamarra/1983)) envió un ataúd donde fueron depositados los restos y sepultados al costado derecho del panteón. (Cerca del nicho del coronel D. Gaspar Calderón, huamachuquino y benemérito a la Patria en la época magna).

Testimonio del Coronel Abel Bedoya de Seijas (1931).- El día jueves 12, tuvimos conocimiento que con motivo de un denuncio hecho por un cholo llamado Julián Carrión, dueño de un rancho situado en la laguna de Cushuro, que está a dos leguas del distrito de Huamachuco, traían de dicho lugar herido de una pierna al coronel Leoncio Prado, y a sus dos ordenanzas”. “Sus ordenanzas fueron los soldados Patricio Lanza y Felipe Trujillo, hechos prisioneros junto con su jefe,”. Más tarde cuando el general Cáceres fue Presidente de la Republica envió una comisión encargada de recoger los restos de los héroes del 10 de Julio. En ella iba el Coronel Borgoño, el señor Pedro Silva (hijo del General Muerto en Huamachuco) y el poeta Carlos Amézaga con otros oficiales. Se asegura que solo sacaron los restos del General Silva que fue identificado por la levita que usaba y por las cartas y tarjetas que su hijo reconoció. Y los de Leoncio Prado que fue reconocido por el pantalón grana con que se sepultó; quizá si los demás restos no correspondían a los oficiales muertos en batalla. Llegados a Lima fueron depositados en la Cripta de los Héroes en donde hoy descansan.  

lunes, 13 de mayo de 2019

32a BRIGADA DE INFANTERÍA DE TRUJILLO ENTRENAMIENTO PARA INVASIÓN A ECUADOR 1997

El centro poblado mayor La Tina, es uno de los caseríos del distrito de Suyo, provincia de Ayabaca, Piura; 
El terreno que predomina son bosques que se caracteriza por presentar superficies planas y onduladas cruzado por quebradas que aportan agua para la agricultura y consumo humano. Sus montañas llegan a una altitud de 2,200 m.s.n.m. la ciudad capital se ubica a una altitud de 399 m.s.n.m. Ecológicamente el distrito de Suyo se ubica dentro de la ecorregión de los bosques secos, con dos formaciones vegetales: el algarrobal y zapotal. El clima es templado cálido que oscilan entre 20° a 30° C con humedad y precipitación de lluvia fuerte entre los meses de enero a marzo.

En el año 1997, gobernaba el Perú, el ingeniero Alberto Kenya Fujimori Fujimori. El 17 de febrero del año 1995, aun cuando las tropas de Perú y Ecuador se encontraban en cruentos combates en el Valle del Alto Cenepa, Amazonas, se firmó en el palacio de Itamaraty en Brasil el acuerdo de declaración de Paz, para el definitivo cese de hostilidades. Como es de conocimiento general el mencionado acuerdo no frenó el accionar de las fuerzas de ambos países y los combates continuaron con mas intensidad. El sector de la 32a División de Trujillo, se encuentra en el límite con Ecuador entre la localidad de La Tina (P) y la ciudad de Macara (E) comprendido entre los hitos Chiqueros y Gramalotal; en todo ese sector hicimos reconocimiento a pie. En la llanura de la región Chirinos tendimos cables de campaña WD-1/TT para la red telefónica (red alterna) para ser empleado durante el estacionamiento y relevo de posición de las Unidades de maniobra y apoyo de combate, en el cerro Chivato instalamos estaciones de radio relay con los equipos IRA, por primera vez se probó en el campo el equipo de radio moderno que dotaron a las Unidades de Combate, equipo de radio VHF- FM/PRC-730 V (S) CNR 900, receptor transmisor portátil a la espalda, de muy alta frecuencia (VHF) con 2320 canales de radio frecuencia (RF) con separación de 25 KHZ, en la gama de frecuencias de 30.00 a 87. 975 Mhz.

Finalizado la Campaña Militar en el Alto Cenepa, en teoría hubo la separación de fuerzas. Habían transcurrido dos años y medio de intensas negociaciones diplomáticas sin resultados positivos, las negociaciones se estancaron, porque Ecuador pedía la entrega de Tiwinza como territorio soberano con la finalidad de tener una salida soberana hacía el Río Amazonas; ergo, la situación para ambos gobernantes se puso muy difícil. Ante la posibilidad de una guerra total por todas las líneas de frontera, Perú comenzó a preparar la maquinaria bélica y personal para la invasión a Ecuador. Para el personal de la 32a División de Infantería con sede en la ciudad de Trujillo (RMN), los entrenamientos se intensificaron. El 19 de diciembre de 1997, por tercera vez, el convoy militar partió desde las instalaciones del cuartel "Ramón Zavala" de la guarnición de Trujillo con destino al distrito de Suyo, Ayabaca, las líneas de la frontera al frente de la ciudad ecuatoriana de Macara. En esta oportunidad me desplacé en el convoy militar del personal de la Companía Comunicaciones N° 32. Recuerdo que ya eran épocas de lluvia, humedad y mucho barro, después de atravesar un río empujando los vehículos, nuevamente ocupamos la llanura boscosa de la región Chirinos, en el distrito de Suyo, provincia de Ayabaca, departamento de Piura.

Los diplomáticos de Perú y Ecuador intensificaban sus labores para la validación definitiva del Protocolo del Río de Janeiro del 29 de enero de 1942 y el fallo arbitral de Braz Días de Aguiar, ratificando al Perú la posesión total de todo el Valle del Cenepa, (territorio peruano delimitado no demarcado), incluyendo la cota 1061 conocido como la falsa Tiwinza; por ende, también la demarcación definitiva de los 78 kilómetros de la línea de frontera comprendido entre los hitos Cunhime Sur y 20 de Noviembre y Cusumaza Bumbuiza y Yaupi Santiago. Pero como dignidad nacional Ecuador pedía la entrega de la falsa Tiwinza como parte del territorio ecuatoriano, ellos aducían que ahí estaban el cementerio de sus muertos, que en este lugar habían resistido hasta la llegada de los integrantes de los países garantes de Argentina, Brasil, Chile y Estados Unidos, y nunca se habían rendido, petición que en reiteradas oportunidades había sido rechazado por el gobierno peruano. Así transcurrieron dos años y medio de intensa negociación diplomática, sin resultados positivos de acuerdo a las expectativas e intereses de ambos países y el acuerdo de paz peligraba. 

En los años de 1997 y 1998 mien
tras los diplomáticos hacían sus respectivos trabajos, los batallones de las Divisiones de la RMN en sus respectivos sectores de responsabilidad intensifico los entrenamientos. En los batallones de la 32a División de Infantería con sede en la ciudad de Trujillo se completó los cuadros de personal, se realizó ejercicios de tiro real, revisión de planes de operaciones y reconocimos a pie las líneas de la frontera en los sectores del Centro Poblado de La Tina jurisdicción del distrito de Suyo, provincia de Ayabaca, al frente de la ciudad ecuatoriana de Macará. En el distrito de Suyo, Ayabaca; entre los sectores Cachaco, Cachaquito, la llanura de la región Chirinos, el cerro Chivato, y otros; el personal de comunicaciones, artillería y morteristas entrenamos en el mismo terreno boscoso, los lugares peruanos que menciono se encuentran al frente de la ciudad ecuatoriana de Macará. En aquellos tiempos nuestra meta siempre fue conquistar la ciudad de Macará, principalmente el aeropuerto José María Velasco Ibarra, para tal fin el personal entrenó intensamente en esta calurosa zona tropical, desde el simple manejo del fusil (arma de dotación individual), medios de comunicaciones alámbrico Teléfono de campaña TA-312/PT y la central telefónica de 12 abonados SB-22/PT y medios inalámbricos como radios de tipo VHF (muy alta frecuencia) y HF (alta frecuencia), tiro indirecto con morteros de 80 y 120 mm colocando el OA en la parte alta del cerro Chivato, ametralladoras, lanzacohetes y hasta los sistemas más sofisticados de armas. De esta manera nos familiarizados con el terreno y el clima, el éxito en el combate dependía de la resistencia física, el valor y la inteligencia del soldado, elemento decisivo durante las operaciones militares. Hemos caminado en los cerros jalando el cable de campaña WD-1/TT, en misión de reconocimiento caminamos varios kilómetros por las riveras del caudaloso y turbulento río Calvas, río abajo y río arriba, en las inmediaciones del Puente Internacional que separa a Perú y Ecuador, constatamos que en las laderas y/o faldas de los cerros, en las inmediaciones de la ciudad de Macará, las tropa ecuatorianas habían construido cantidad de trincheras y casamatas con materiales de cemento y ladrillos, todo escalonados, para el personal de fusileros, tiradores de armas colectivas (ametralladoras) y para sus francotiradores, las trincheras se encontraban completamente camuflados por la densa vegetación.

En el mes de julio de 1998, las tropas ecuatorianas nuevamente se habían instalado en el Valle del Cenepa, provincia de Condorcanqui, departamento de Amazonas, y esta vez solo había dos opciones, solucionarlo pacíficamente o mediante una guerra a gran escala por todos los frentes, ya que las negociaciones diplomáticas se habían estancado, por ende como primera medida como para generar problema interno en Ecuador, el Servicio de Inteligencia del Perú había planeado ejecutar una serie de atentados terroristas con coche bombas en la ciudad de Quito, capital de Ecuador; además se planeó hacer un ataque masivo, en el cual se estudió y analizó las capacidades militares de las Fuerzas Armadas de Ecuador.

En los años de 1997 y 1998 a todo el personal de Oficiales, Técnicos, Suboficiales y Tropa Servicio Militar Obligatorio, nos pagaban mediante la tesorería de los Batallones y/o Subunidades, todo el dinero en efectivo, recuerdo que entre las planillas de pago y las boletas llegaban afiches firmado por el señor General del Ejército Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas Nicolás de Bari Hermoza Ríos, y decía lo siguiente: "Ecuador no quiere firmar la paz, tenemos que actuar con decisión y valor atacándolos por todos los frentes hasta la victoria final, confió en ustedes", ante la sospecha que el presidente Alberto Fujimori pretendía ceder Tiwinza a Ecuador con la finalidad de firmar la paz, circulaban rumores que la posición del Ejército había sido no ceder ni un centímetro de territorio, pienso que en este caso había ciertos desacuerdos entre la clase política de turno y los altos mandos de las Fuerzas Armadas.

Finalizado la Campaña Militar del Alto Cenepa 1995, el gobierno peruano compra aviones de combate MIG 29 y Sukhoi SU 25 desde Bielorrusia, aviones de segunda mano y algunos en mal estado, hecho que genera malestar en la Fuerza Aérea del Perú, sobre todo no había soporte técnico ni repuestos; con la caída de un avión MIG 29 el 2 de diciembre de 1997, se descubrió que las naves no se encontraban en buenas condiciones operativas, se consideraban completamente chatarras, tal compra a un costo muy excesivo fue una estafa para el Perú. A partir de 1997, en los sucesivos meses de entrenamiento muchos de ellos cayeron a tierra en pleno vuelo por motivos de desperfectos mecánicos, y más grave aún porque hacía pocos meses se habían adquirido en medio de una espectacular publicidad del gobierno de turno como si fueran naves de ultima generación, en este negociado las comisiones ilegales fueron altas, calculándose que el delincuente Vladimiro Montesinos Torres, recibió un soborno de más de 50 millones de dólares.

Para la invasión a Ecuador, en la Fuerza Aérea del Perú habían repotenciado  a los aviones MIRAGE 2000 de fabricación francés y a los obsoletos aviones Sukhoi Su 22 Ruso y otros. En lo que respecta al Ejército, el gobierno de Alberto Fujimori no compró material de Guerra nuevo de última tecnología ni materiales de comunicaciones de campaña de última tecnología, se limitaron a trasladar desde la Región Militar del Sur (Arequipa y Moquegua) a los batallones de tanques con sus viejos tanques Ruso T-55, también trasladaron desde la Región Militar del Centro y Sur algunos batallones de artillería y batallones de infantería. En un 90% el material bélico destinado para la invasión, se adquirió en los años de 1970, durante el gobierno revolucionario del General Juan Velasco Alvarado. Los combatientes fusileros siempre permanecimos con nuestros viejos fusiles FAL, ametralladora UZI, ametralladora MAG modelo 1958 y modelo 1969, en su mayoría repotenciados. En los años de 1990 el Ejército del Perú no contaba en sus cargos con vehículos de apoyo de combate para el traslado de su personal y material a las líneas de frontera, los vehículos para uso militar funcionan con baterías de 24 VDC donde también se puede instalar un Centro de Comunicaciones móvil, organizado como CC N° 1 y CC N° 2 con material de comunicaciones de campaña vehícular, sea de muy alta frecuencia (VHF) y de alta frecuencia (HF). Los vehículos requisados que normalmente son de procedencia civil de las empresas privadas funcionan con barias de 12 VCD y no son aptos para las instalación del material de comunicaciones de uso vehícular, salvo se instale un convertidor. Ante la escasez de camiones de apoyo de combate en los batallones de combate para el traslado del personal y material recurrieron a las Municipalidades y al Ministerio de Transportes y Comunicaciones, estas instituciones del Estado cedieron sus volquetes y camiones al Ejército. En aquellos tiempos, según los planes de los Oficiales de Operaciones (S-3) decía que en situaciones de Guerra en el Frente Externo se tiene que aplicar el Plan de requisición de vehículos de las empresas privadas, en la hora de los hechos esto no funcionó en la guarnición de Caraz, Huaylas, las empresas privadas se negaron apoyar con sus vehículos y chóferes. Pese a todas las carencias la moral del soldado peruano estaba siempre en lo más alto, en aquellos tiempos siempre estuvimos mentalizados para capturar a la ciudad ecuatoriana de Macará, asaltar sus bancos e incautar sus vehículos de todo tipo. 

EL 30 de julio de 1998, después del desfile por las fiestas patrias salí de vacaciones por lapso de 15 días  y viajé con destino a la ciudad de Lima, el mismo día, en horas de la tarde el Jefe de la Compañía “A” ingeniería N° 112 con sede en el distrito de Caraz, provincia de Huaylas, se había comunicado telefónicamente con mis familiares, dejando la consigna para que el suscrito retorne a la ciudad de Caraz de manera inmediata, tal es así que cuando llegué al domicilio de mis familiares en el acto me avisaron para retornar a mi Subunidad, por ende cogí el teléfono y timbré a la oficina de mayor EP Carlos Romero (Jefe de la Companía “A” N° 112), quien me contestó inmediatamente y me dijo lo siguiente: “Suboficial Pineda, por los medios más rápidos tienes que retornar a esta, mañana pasas lista a las 06:00 horas, comprendido”, le contesté comprendido, el oficial cortó la llamada, en ese momento yo no sabía lo que sucedía en el cuartel de Caraz, en aquellos tiempos por la escasez de oficiales me nombraron para cumplir la función como oficial de logística (S-4), además tenía a cargo los almacenes de repuestos de maquinaria pesada, el almacén de armamentos, y también ejercía el puesto de Jefe del Centro de Comunicaciones, en todo momento pensé que algo se había perdido de uno de los almacenes o los sargentos que custodiaban los almacenes había perdido las llaves; cavilando en diversas situaciones propios de mis funciones por algunos minutos conversé con mis familiares, les dejé algunos productos que llevé desde la ciudad de Caraz y me despedí de ellos, y salí con mi maletín con destino al paradero informal de buses en Fiori, Panamericana Norte, en este paradero me embarqué en el primer Bus informal de la ruta ciudad de Lima a la ciudad de Huaraz y viajé toda la noche, llegando a la capital de Ancash siendo las 05:30 horas, inmediatamente me embarqué en una combi con destino al distrito de Caraz a donde legué siendo las 06:45 horas. Después de caminar presuroso desde el paradero llegué al cuartel, al transponer la puerta a la primera vista me quedé totalmente sorprendido, pues todo el personal se encontraba aprestado en los viejos volquetes de la Municipalidad de Caraz y en los viejos volquetes del Ministerio de Transporte y Comunicaciones, todos se encontraban en alerta azul (alerta que significa desplazamiento a la zona de frontera) para ocupar zonas de responsabilidad al frente de la ciudad ecuatoriana de Macará, como parte de la 32ª División de Infantería con sede en la ciudad de Trujillo. El día 31 de julio hemos permanecido aprestados esperando órdenes para iniciar el desplazamiento, así permanecimos hasta el día 02 de agosto, como es normal la espera originaba ansiedad en el personal, en esas circunstancias en horas de la tarde del mismo día llegó desde la 32a División de Infantería de Trujillo, un radiograma de carácter (Oscar Papa), criptografiado, cuyo texto decía, que se suspendía el desplazamiento a la línea de frontera hasta nueva orden, por lo que procedimos a descargar de los vehículos todos los materiales de guerra, provisiones y otros, así mismo el personal de todos los grados guardaron sus bolsas de impedimenta y las mochilas.

Con fecha 10 de agosto de 1998, el abogado Jorge Jamil Mahuad Witt asumió la presidencia de la República de Ecuador, el anhelo de Alberto Kenya Fujimori se había cumplido, pues con él aun sin conocerlo quería firmar la paz. En este caso, directamente los presidentes Fujimori y Mahuad empezaron a trabajar en la solución del conflicto, en lo que se denominó “diplomacia presidencial”, lo cual provocó la renuncia del ministro de relaciones exteriores del Perú Eduardo Ferrero Costa. Los mandatarios se reunieron en varios países, entre septiembre y octubre del año 1998. Queda en el campo de la especulación las formas y los temas tratados por ambos presidentes. En Brasilia, Jorge Mahuad aceptó la opinión técnica respecto a la demarcación de la cordillera del Cóndor de acuerdo al Protocolo del Río de Janeiro de 1942.

El 5 de octubre en Washington, Alberto Fujimori aceptó la necesidad de salvar el honor de Ecuador por lo que aceptó otorgarle un terreno de un km2 como propiedad privada, sin soberanía en el área denominado Falso Tiwinza donde se encuentra el cementerio de las tropas fallecidas de Ecuador. Sin embargo, las propuestas de solución se tornaron muy controversiales ante la opinión pública y las fuerzas armadas de ambas naciones, por lo que Alberto Fujimori y Mahuad pidieron al presidente Cardoso de Brasil que las presente como la decisión de un tercero. En Washington, en reunión con el Presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, los países garantes aceptaron la propuesta de los presidentes y pidieron a los congresos de ambos países a que acepten la decisión de “las terceras partes”.

El 26 de octubre de 1998, los presidentes de Perú y Ecuador firmaron el "Acta de Brasilia", un acuerdo de paz definitivo entre ambas naciones tras años de conflicto, en esta fecha también el gobierno del Ingeniero Alberto Kenya Fujimori Fujimori declaró feriado a nivel nacional, abanderamiento de las ciudades y ceremonia por la firma de la paz en las plazas de armas de todo el Perú, donde participación colegios, diversas instituciones y sectores populares como el "vaso de leche", pero en los cuarteles hubo total descontento por la entrega de Tiwinza a Ecuador. Aquel día en el cuartel de Caraz el jefe de la Companía "A" Ingeniería N° 112 ordenó día libre para todo el personal militar; por ende, el personal de Oficiales, Técnicos, Suboficiales se encontraba en sus domicilios  y el personal de Tropa Servicio Militar Obligatorio de paseo, y yo me  encontraba de servicio en el cuartel como Oficial de Guardia en la puerta principal, recuerdo que me encontraba viendo por la televisión lo que acontecía en Brasilia, en todo momento permanecí muy indignado, las casas se encontraban con la bandera en lo más alto y mucha gente se había reunido en la plaza de armas de Caraz para celebrar la firma de la paz con sesión territorial, en esas circunstancias siendo las 11:00 horas, llegó presuroso a la guardia de prevención el subprefecto Héctor Crivilleros de la provincia de Huaylas, quien muy desesperado me decía lo siguiente: "¿dónde está el jefe de la Companía, porque el personal militar no está en la plaza para iniciar la ceremonia?", a quién le dije que el Jefe había viajado a la ciudad de Huaraz y todo el personal militar se encontraba con día libre, solamente el personal de servicio se encuentra en el cuartel, al escuchar mis argumentos más aún se exaspero la autoridad política fufimorista y me decía, "yo soy representante del gobierno y en estos momentos te ordeno para que organices una escolta y te presentes en la plaza de armas para iniciar el desfile", un poco más ya intentaba traspasar la puerta del cuartel a la fuerza, ante su atrevimiento tajantemente le dije para que se retirará y él no se movía, seguía insistiendo, ante tal situación le dije, usted y su presidente traidor váyanse a la mierda y no me jodas más, le obligué para que se retire, y se fue murmurando, dijo "esto no se va a quedar así, voy a informar a las instancias superiores" y le contesté diciendo, informa a quien quieras y retírese, se fue, pasaron 15 minutos y comenzó a tocar la banda de músicos para el desfile de civiles, aquel día solamente los civiles desfilaron en Caraz capital de la provincia de Huaylas.

Con fecha 11 de mayo de 1999, se publican los inconstitucionales Decretos Supremos Nos. 011 y 012 – 99 – PCM, el primero declarando de necesidad pública, la transferencia en propiedad al gobierno de Ecuador de un Km2 de terreno, ubicado en la zona denominada Tiwinza, distrito del Cenepa, provincia de Condorcanqui, Departamento de Amazonas, y el segundo autoriza la transferencia de dicho terreno en propiedad sin soberanía a favor de Ecuador.

domingo, 12 de mayo de 2019

CUEVA DONDE FUE CAPTURADO EL CORONEL LEONCIO PRADO GUTIÉRREZ, CASERÍO DE CUSHURO 13 JULIO 1883

El día martes 10 de julio de 1883, en la batalla de Huamachuco, e
l coronel Leoncio Prado Gutiérrez monta un caballo moro, viste dormán negro y pantalón piamontés, sobre su rostro quemado brilla la blancura de su frente y cabellos en desorden. En el fragor del combate, Prado se multiplicaba, haciéndose presente en los lugares de mayor peligro, se le veía disparando personalmente los cañones emplazados en la loma del cerro Santa Ursula. 

Con la espada en alto se abre paso entre una masa de soldados. Su voz ronca a fuerza de dar voces de mando y de aliento a los suyos, está afónica, apenas se le oye. Y avanza impertérrito entre las balas del enemigo que parecen respetar tanta bravura, sorteando la muerte y jugándose la vida. De pronto tiembla el suelo, ascuas de fuego centelleante se levanta y un golpe seco se deja oír. ¡Ha estallado una granada a corta distancia del combatiente, cuando se disipa la nube de polvo que ha levantado la granada al explotar, todos se dan cuenta de que el coronel Prado está tendido en tierra pugnando por levantarse. Sus fieles asistentes que jadeantes corrían siempre detrás de él, levantan su cuerpo exánime, y el héroe sólo atina a exclamar: "Mi caballo, mi caballo", todo parce estar perdido, Prado tiene heridas y fractura grave en la pierna izquierda. En esas circunstancias con infinito cuidado sus soldados le cabalgan sobre el noble "moro", uno de sus asistentes le sostiene montado en la grupa del caballo, y salen lentamente del campo de batalla por la ruta del camino Inca "La Escalerilla" con destino al caserío de Cushuro.

Al caer la tarde, tarde muy triste, enlutada, el héroe y sus dos ayudantes ascendían penosamente por el camino Inca "La Escalerilla" con destino al caserío de Cushuro; el soplo helado del viento de la puna mitigaba el dolor en la pierna izquierda con heridas y fracturada del combatiente, de cuyos labios no se escuchó ni un gemido, ni una queja de dolor ni arrepentimiento. De pronto aparecieron un grupo de oficiales a caballo y personal de tropa a pie, se acorta la distancia; llegan. Es el general Cáceres, acompañado por pocos ayudantes que han sobrevivido y también de algunos jefes. Al preguntar quien era el herido, escucha la respuesta: "Mi general: Soy el coronel Leoncio Prado. He cumplido con mi deber". Y enmudeció la montaña. En ese momento todos unidos en el infortunio, solo se comprendía el lenguaje del silencio. La comitiva continuó y el coronel herido ascendía muy lentamente por esos caminos empeñados sobre los 4000 metros de altura sobre el nivel del mar. Según el testimonio del coronel Samuel Alcazar, testigo presencial de esos momentos de dolor, la pierna fracturada del herido colgado, "se movía como el badajo de una campana al vaivén del animal".   
    
Las sombras de la noche cerraron el difícil camino Inca "La Escalerilla"; no era posible continuar más con el herido y entonces sus abnegados soldados trasladaron el cuerpo hacía una cueva ubicado en la parte alta del cerro Huaylillas en la cabecera de la laguna Cushuro. Ahí quedó tendido el héroe sobre pellejos de carnero, cubierto con una manta. En aquel desolado paraje, soportando el viento helado de la noche, sus fieles soldados Patricio Lanza y Felipe Trujillo en todo momento permanecieron junto a él vigilantes, demostrando sacrificio y lealtad en esos momentos difíciles. Durante dos días permaneció tendido en esta cueva, sabiendo que el fin se aproximaba y que sus fuerzas lo abandonaban, sometido a la más absoluta inmovilidad por la magnitud de sus heridas y la fractura, sin tener más companía, como lo refieren los mismos chilenos, que la de sus soldados leales "asistentes", quienes pese a la penosa situación del oficial jamás pensaron dejarlo abandonado. Juntos fueron capturados, juntos fueron trasladados desde la cueva con destino al cuartel general del ejército chileno en Huamachuco.

El día miércoles 11 de julio, el sacerdote Víctor Corrales que formó parte de Ejército de la Breña, fue enviado por el General Cáceres, llegó hasta la cueva que servía de refugio al coronel Prado. El sacerdote le dio la bendición y se marchó. El héroe quedó debatiéndose entre la vida y la muerte, acompañado siempre por sus fieles soldados Patricio Lanza y Felipe Trujillo. 

En las inmediaciones de la laguna Cushuro vivía en una mísera choza el campesino Julián Carrión, quien fue llamado para que fuera al distrito de Huamachuco en busca de medicamentos. Carrión se ofreció a desempeñar la comisión. El héroe escribió en el reverso de un sobre en el que estaba su nombre lo que más necesitaba y a falta de dinero dio a Carrión su reloj de oro, obsequio de los cubanos, que conservaba como un recuerdo de su campaña libertaria. 

El día jueves doce de julio, Carrión llegó al distrito de Huamachuco y ahí entregó el sobre y el reloj de oro a una persona que desgraciadamente no tuvo discreción, revelado el nombre del ilustre herido. Se extendió la noticia llegando a oídos del jefe chileno que estaba con su tropa en la plaza de armas e hizo tomar prisionero al campesino Carrión quien fue obligado a confesar todo lo que sabía. Aquel día se inicia la tragedia que enlutaría a la patria. La vida del héroe de tantas gloriosas jornadas va a finalizar ante el pelotón de soldados chilenos que lo ejecutará por haber ofrendado su generosa sangre en defensa de la patria.
         
El día viernes 13 de julio, en horas de la mañana, guiados por el detenido Julián Carrión los chilenos organizaron un plan de captura al mando del teniente de artillería Aníbal Fuenzalida Lazo, quien al mando de 50 hombres se constituyó a la cueva donde se encontraba el oficial peruano herido, a quien lo hallaron tendido sobre pellejos de oveja, tapado con una manta y con la pierna izquierda completamente destrozado. El primero en llegar a la cueva fue el soldado chileno José Manuel Poblete, en ese momento también se apersonó el cabo primero chileno Silvestre Mellado, quien inmediatamente mandó dar aviso con Poblete al oficial al mando; cuando llegó Fuenzalida, en el acto el coronel Prado le pidió al oficial chileno para que le diera un tiro en la cabeza, porque sufría dolores atroces por las heridas y la fractura. Capturado el coronel Leoncio Prado y sus dos ayudantes, en horas de la tarde del mismo día lo trasladan al distrito de Huamachuco. 

El teniente Fuenzalida pensó que por la gravedad de sus heridas y la fractura en la pierna izquierda del prisionero el coronel Alejandro Gorostiaga le perdonaría la vida. Para el traslado del oficial prisionero se preparó una camilla rustica y se bajó al distrito de Huamachuco. Aquí Fuenzalida se presentó ante el mayor Fontesilla, quien hizo colocar al oficial prisionero en una de las habitaciones de la casa del señor Marino Acosta propietario del inmueble ocupado por los chilenos convertido como Cuartel General de la artillería. En este inmueble permanecía un ciudadano asiático "chino" que fue el cocinero de la familia Acosta, quien cumpliendo la orden de su patrón durante la ocupación quedó al cuidado del inmueble y como asistente de Prado durante su cautiverio. Prado se hizo muy amigo del teniente Fuenzalida siendo a su vez visitado por muchos jefes y oficiales chilenos, captándose la simpatía y confianza de todos, en esos momentos nadie hablaba de fusilamiento, pero a él no se le escapó que se pensase en ello, ya que los cirujanos chilenos se excusaron de cortarle la pierna, o de curarlo. Al respecto, finalizado la guerra, en Santiago el teniente Aníbal Fuenzalida, un año después de los hechos dijo lo siguiente: "Que si hubiera sabido que lo iban a fusilar, no lo hubiera tomado prisionero".