jueves, 31 de enero de 2019

PEDRO COCHACHIN DE LA CRUZ (UCHCU PEDRO) COMBATIENTE EN LA BATALLA DE HUAMACHUCO 10 DE JULIO 1883

Finalizado la guerra con Chile (1879 – 1884). En el año de 1885, el gobierno del General traidor a la patria Miguel Iglesias Pino, le aplicó al empobrecido campesino del departamento de Ancash, el pago mensual como contribución personal de dos soles plata (cupo) y trabajo obligatorio gratuito en obras públicas a favor del Estado peruano.

El dos de setiembre de 1884, el gobierno de Miguel Iglesias, nombró al coronel del ejército del Perú Francisco Javier Noriega, como prefecto del departamento de Ancash, para la captura de los caceristas y para aplicar el pago de cupos a los empobrecidos campesinos, originando la rebelión de los alcaldes al mando de Pedro Pablo Atusparia. 

Finalizado la batalla de Huamachuco el 10 de julio de 1883, muchos combatientes caceristas entre oficiales y tropa ante la constante persecución chilena y de los partidarios del traidor Miguel iglesias, permanecían escondidos en la ciudad de Huaraz; entre los más connotados estaban el poeta y periodista limeño Luis Felipe Montestruque, el abogado Mosquera y el Jefe de Estado Mayor Coronel Francisco de Paula Secada, sobrevivientes de Huamachuco. 

Iniciado la revolución, Luis F. Montestruque y el abogado Mosquera se unieron al bando campesino al mando de Pedro P. Atusparia. Capturado Atusparia, aparece otro cacerista en la contienda, el minero Pedro Celestino Cochachin de la Cruz Huarca, más conocido por su alias de "Uchcu Pedro"; no hay que olvidar que el campesino minero participó en la batalla de Huamachuco al mando de guerrilleros ancashinos, combatiendo con heroísmo en la llanura de Purrumpampa y en las faldas del cerro Sazón. 

Finalizado la guerra "Uchcu Pedro" permanecía escondido para escapar de la captura de los chilenos y sus aliados partidarios del traidor Miguel Iglesias Pino, permaneciendo en su refugió en sus minas de Uchcu, en Carhuaz . Cuando fracasó la primera etapa de la revolución al mando de Pedro Pablo Atusparia; en el mes de mayo  1885 se atrincheró en la Cordillera Negra, por largos meses resistió el ataque de las fuerzas del gobierno de Iglesias, esperó el apoyo de Cáceres que nunca llegó.

El lugar de nacimiento del bravo guerrillero de la segunda fase de la sublevación campesina de 1885 en el departamento de Ancash, se prueba con su partida de bautismo que se encuentra inscrita en el Libro No. 4, página 40 de la parroquia de San Pedro del distrito de Carhuaz, que dice: "Que en el año del Señor de mil ochocientos treintaicinco, en esta Santa Iglesia de San Pedro de Carhuaz a cinco de setiembre, yo el infrascrito teniente de Cura exorcicé y puse óleo y crisma a Pedro Celestino (sic) de tres meses, hijo legítimo de Mateo Cochachin y Maria de la Cruz, campesinos del pueblo, a quien bautizó el presbítero don Ilario Chávez. Fueron sus padrinos José Sotelo y María Cueva y testigo Manuel Boza, de que doy fe, Marcos Colonia".

En el año de 1460, después de largos meses de lucha y derramamiento de mucha sangre, el imperio incaico dominó a los pobladores de Waras y Huaylas. En el año de 1532 los invasores españoles al mando de Francisco Pizarro Gonzales pusieron sus pies en estas tierras; ergo, por el resentimiento guardado de 72 años, los Waras y los Huaylas se aliaron con los españoles y le dieron su apoyo incondicional, sobre todo durante el cerco a la ciudad de Lima por los combatientes de cusqueños al mando de Manco Inca en en año 1536. Con su apoyo a los españoles, los autóctonos ancashinos cometieron error muy grande, pues los invasores europeos se comportaron peor que los Incas, sometiéndolos con abusos de todo tipo hasta dejarlo al borde de total extermino. Finalizado la guerra con Chile, la burguesía huaracina y los mestizos, aliado con los partidarios del traidor Miguel iglesias, continuaron con los mismos abusos de siglos.

Para los campesinos la independencia nacional del 21 de julio de 1821 no significó nada ni les trajo ningún cambio social, sobre todo en la educación y salud . En todas las guerras se le utilizó como carne de cañón; se predicó que su vida mejoraría, que la liberación había llegado, etc. Todo fue un vil engaño, un hermoso poema que quedó en el papel. La independencia fue capitalizada por los criollos, los hijos de los españoles, los blancos y mestizos, ellos se aseguraron de inmensas tierras. Ellos no permitieron que las cosas no cambien a favor del campesinado del ande. Fue así que se profundizaron las desgracias del hombre del campo a través de toda la vida republicana. 

Finalizado la guerra con Chile, los campesinos quedaron en extrema pobreza en condición de semi esclavitud al servicio de los hacendados, gamonales y grandes comerciantes; y también sometido al trabajo gratuito en obras públicas a favor del Estado. Sobre todo las injusticias y los abusos de los mestizos contra los alcaldes campesinos originó la Revolución Campesina en el departamento de Ancash, que en su primera etapa fue encabezado por el alcalde del caserío de Marian, Pedro Pablo Atusparia, quien inició la rebelión el 1 de marzo de 1885, después de sangrientos combates en la ciudad de Huaraz y Yungay, fue derrotado por las tropas de infantería, caballería y artillería enviados por el gobierno encabezado por el traidor de Cajamarca Miguel Iglesias Pino de Arce. 

Hay que tener en cuenta que entre los campesinos guerrilleros de Atusparia hubo muchos veteranos de la Guerra con Chile. En la tercera etapa de la Campaña de la Breña, específicamente en los meses de junio y julio de 1883 el departamento de Ancash fue teatro de operaciones. Los campesinos contaban en su poder con cientos de fusiles arrebatados a los soldados chilenos; por ende, para sofocar este levantamiento el gobierno de turno envió desde la ciudad de Lima, un regimiento de caballería, artillería y dos batallones de infantería conformado por más de 2000 hombres bien armados.

Después de cinco meses de constantes combates sin resultados positivos para los intereses del gobierno del traidor Miguel Iglesias Pino. En la ciudad de Casma el subprefecto Duffó ejecutó un maquiavélico plan, en colaboración con Antonio Barrera y Francisco Arteaga, para poner fin a las correrías del temible guerrillero Uchcu Pedro. En aquellos tiempos con solo escuchar el apelativo del mencionado luchador social se morían de miedo las poblaciones mestizas y blancas, entre ellos los grandes hacendados, terratenientes y los grandes comerciantes, sobre todo en las zonas del Callejón de Huaylas.

Como siempre la captura tenía que ser a traición. Se repetiría lo acontecido con Túpac Amaru II, a quien traicionó su compadre el mestizo Francisco Santa Cruz, en el pueblo de Langui, en el departamento de Cusco, el 6 de abril de 1781.

Francisco Arteaga, comprometió a un hijo de Judas que fue el propio compadre de Pedro Cochachin, el traidor Damaso Rodríguez, para que le escribiera una carta invitándolo a presentarse en Quillo con todo su personal, luego para desplazarse desde allí, en acción conjunta para asaltar la ciudad de Casma y proveerse de las armas y municiones que tanto les hacía falta. Además el compadre le ofrecía un contingente de combatientes campesinos igual o mayor al que jefaturaba Uchcu Pedro, asegurando el éxito de la expedición. Cochachin contestó esa misiva en término muy afectuoso, anunciando su llegada al fundo de Carhuapampa en Quillo, para el día 28 de setiembre, a las once de la mañana, indicando que allí acordarían el plan para atacar la ciudad de Casma.

Otra versión, proporcionada por su hijo Manuel, sostiene que Uchcu Pedro fue invitado para festejar “el corte de pelo de su ahijado”, lo que es corroborado por la tradición lugareña.

Pedro Cochachin no poseía armas ni municiones suficientes como para tomar por asalto la ciudad de Casma que se hallaba en esos días defendida por civiles armados en número de 280 hombres y reforzada con parte del batallón “Canta” enviado desde la ciudad de Lima.  Francisco Arteaga, una vez en posesión de la respuesta, preparó sigilosamente a una selecta tropa de su entera confianza: 140 hombres, muchos de ellos siervos del fundo que poseía en Carhuapampa, que le obedecían como a un señor feudal. Arteaga armó a algunos de esos hombres con fusiles y escopetas, situándolos dentro de todas las casas y escondrijos de la plazoleta del villorrio de Carhuapampa, siendo una de las casas la del indicado compadre de Uchcu Pedro.

El día lunes 28 de setiembre, Pedro Cochachin, ignorando la artera emboscada, concurrió confiado a la cita fatal. Apareció en la cumbre del cerro acompañado de una pequeña escolta compuesta por 18 hombres de su entera confianza, bajaron confiados con dirección a la casa del compadre. El compadre lo esperó en la puerta de su casa. Reinaba absoluto silencio en la pequeña plaza.

Pedro Cochachin hizo su ingreso a la casa del compadre dejando a su escolta en medio de la plazuela. Parecía repetirse la emboscada de Cajamarca contra el inca Atahualpa, ejecutado por los españoles al mando de Pizarro. Entonces se hizo la señal convenida por Arteaga: repique de campana y algazara. Los emboscados salieron de sus escondites a la carga. La escolta de Cochachin pretendió resistir, pero ya era muy tarde. La sorpresa fue total y cayeron abatidos por las balas, palos y rejonazos, sucumbiendo entre ellos José Manuel Cochachin, el menor de los hermanos de Uchcu Pedro.

Dentro de la casa del compadre, después de un tenaz forcejeo, se producía la captura del jefe rebelde. Fue maltratado por sus captores y al revisársele entre sus prendas se le encontró varios documentos y dos revólveres. En la noche de ese mismo 28 fue conducido por Arteaga a la ciudad de Casma, escoltado por 20 hombres bien armados, para ponerlo a disposición del subprefecto Duffó, el nuevo Areche. 

El día martes 29 de setiembre, siendo las 07:30 horas, Pedro Cochachin ingresó a la ciudad de Casma, seguido de un enorme gentío que quería conocerlo al bravo combatiente del caserío de Ataquero, quien por largos meses había aterrorizado a los blancos y mestizos del Callejón de Huaylas y algunas zonas de la costa del departamento de Ancash.

Pedro Cochachin, sin que hubiera lugar a juicio alguno, fue condenado a la pena de muerte. La orden venía del Ministro de Gobierno del General Miguel Iglesias Pino. Recibió los auxilios espirituales del sacerdote Manuel Pascual Castro e hizo su testamento ante el escribano público de Casma, Francisco Hurtado, en presencia de testigos.

Dice un testigo de aquellos momentos trágicos: “Desde el principio de su captura hasta el momento de su ejecución, (Uchcu Pedro) mostró bastante valor y no se le vio en ningún instante cobarde al castigo que le esperaba. A las preguntas que le formularon contestó en voz alta y muchas veces con insolencia; amenazando con que aún le quedaban 2,000 guerrilleros y cinco hijos que continuaría la lucha”. Jamás quiso rendirse, disponiéndose a morir con altivez.

El 29 de setiembre, siendo 16:15 horas, al guerrillero se le puso una barra de grillos, fue vendado y llevado de la mano al patíbulo. Diez minutos después lo pusieron de rodillas con la cara mirando al occidente, al pie de la cruz de las misiones. En todo momento se mantuvo “impasible como una estatua de bronce”. Un pelotón de soldados se situó frente a él, a solo unos pasos de distancia. El oficial que los mandaba dio entonces la voz de mando: “¡Listos…! ¡Apunten…! ¡Fuego!”. Y Uchcu Pedro cayó abatido por el fuego de fusilería siendo las 16:30 horas de aquella infausta tarde del mes de setiembre de 1885.