viernes, 25 de agosto de 2017

DESPLAZAMIENTO DEL EJÉRCITO PERUANO DESDE YUNGAY A POMABAMBA CAMPAÑA DE LA BREÑA JUNIO DE 1883

El día jueves 21 de junio de 1883, siendo las 06:00 horas, durante la tercera etapa de la Campaña de la Breña; en el distrito de Yungay, ciudad  ubicada en la zona central del Callejón de Huaylas, Ancashel General Andrés Avelino Cáceres decide burlar a las poderosas fuerzas del Ejército chileno que le perseguía por tres frentes: En Huaraz (sector Sur) se encontraba el coronel Marco Aurelio Arriagada con 3200 hombres, desde la provincia de Casma (sector Oeste) se desplazaba por el distrito de Quillo con destino al distrito de Matacoto el comandante Herminio Gonzáles con 600 hombres, por el Norte ya se encontraba en el distrito de Yuramarca el coronel Alejandro Gorostiaga con 1500 hombres, el plan chileno había sido de cercar a las tropas de Cáceres en el distrito de Yungay pero el jefe patriota inmediatamente ordenó dinamitar todos los puentes sobre el caudaloso Río Santa; por ende, dejando totalmente aislados a las fuerzas de Gonzales y Gorostiaga, el plan chileno fracasó por completo. El día jueves 28 de junio, engañado, el coronel Arriagada regreso por el mismo camino desde la ciudad de Huaraz hacía el Centro del Perú, en penosa marcha nuevamente recorrió por las rutas de Recuay, Ticapampa, Catac, Pachacoto, Pumapampa, la cordillera de Huarapasca, la puna Torres y el distrito de Huallanca que en aquellos tiempos pertenecía al departamento de Huánuco.

El día jueves  21 de junio, en la mañana, en el distrito de Yungay, el Ejército procedente de Tarma al mando de Cáceres con 2240 hombres, en su mayoría con experiencia de combate, armados con fusiles muy anticuados;  y el Ejército del Norte al mando del coronel  Isaac Recavarren con 830 hombres en base a la tropa ancashina, sin experiencia de combate, pésimamente mal armados, en su mayoría conformado por campesinos analfabetos, mal entrenados, con sus vestimentas de bayeta y ojotas, armados con rejones, lanzas y machetes. Unidos forman un ejercito de 3070 hombres de las tres armas. Libres de la persecución chilena por los tres frentes, iniciaron el desplazamiento por un camino empinado y pedregoso con destino a la quebrada de LLanganuco, ubicado a 25 kilómetros de distancia. Este hermoso escenario natural se encuentra en un estrecho valle glaciar, entre los Nevados Huascarán (6768 metros de altura) y Huandoy (pico sur 6,160 metros de altura). La hermosa quebrada de LLanganuco, se encuentra a 4600 metros de altura sobre nivel del mar y comprende dos lagunas: Chinancocha (laguna hembra) y Orcococha (laguna macho). Durante el desplazamiento del ejército patriota desde el distrito de Yungay el mayor obstáculo fue el terreno empinado, montuoso y muy pedregoso, sobre todo entre los sectores del caserío de Huashao, donde los aguerridos combatientes de la Breña no se doblegaron, se desplazaron con la moral al tope para pasar el temido sector conocido como la "Calzada de Barbacoas". El General Cáceres abandonó el distrito de Yungay después de cuatro horas, pero tomó rápidamente la delantera gracias a la agilidad y fuerza de su caballo "elegante" y ordenó descanso a sus Tropas en el caserío denominado Antuco, al pie del imponente masa de hielo de la Cordillera Blanca, al respecto escribió el combatiente huamachuquino don Abelardo Gamarra lo siguiente: "El nevado Huascaran permanece cubierto de su eterno manto de nieve secular y de aspecto salvaje, lúgubre y sombrío, con oscuros grupos graníticos, que se elevan cortados a pico en medio de estos desolados páramos".

Al reanudarse el desplazamiento ingresaron en un estrecho valle glaciar, un estrecho desfiladero trabajado sobre inmensas rocas cortadas casi a pico, que conducía a la cabecera de las hermosas lagunas de LLanganuco, teniendo a la izquierda los nevados de Huandoy y a la derecha los nevados de Huascarán. Luego continuaron el recorrido por el estrecho sendero bordeado las lagunas, siguiendo una senda estrecha abierta en las rocas, camino abierto por la fuerza del hombre en base a puntales de barreno de acero, y que tiene a un lado las peñas y al otro las profundas lagunas. Pese a las grandes dificultades en el camino tan estrecho, los combatientes lograron pasar con éxito la artillería y el ganado. Aquella tarde el General Cáceres quedó en la retaguardia en previsión de que el personal enemigo, por lo menos sus exploradores, los hubiesen seguido. Allí permaneció el General toda la noche, soportando los rigores del frío y de hambre: Relacionado a este desplazamiento en sus memorias el General dijo lo siguiente: "Yo con mi escolta pernocté en el lado occidental para atender a las emergencias que pudieran sobrevenir. Pasamos la noche sin comer, por carecer de víveres, los cuales no pudieron ser adquiridos con la debida anticipación por carecer de fondos para ello". El personal de Tropa con sus respectivos Oficiales habían acampado en la parte oriental, en la cabecera de las lagunas, tampoco probaron alimentos. Cuando todas las fuerzas patriotas ocuparon la cabecera de la laguna de Llanganuco denominado (orco cocha) laguna macho, en la tarde del 21 también dinamitaron el camino estrecho abierto entre las rocas en las inmediaciones de la laguna, de esta manera dejó aislado a las fuerzas del coronel Arriagada que ya se encontraba en el distrito de Carhuaz, donde recibió la falsa información de que las fuerzas al mando del General Cáceres contramarchaban hacía el Sur y como consecuencia abandonó la persecución. Las fuerzas de Arriagada, engañados, desorientados y desmoralizados retornaron a Huaraz, donde descansaron algunos días, luego retornaron hacía el centro del Perú.

El  día viernes 22 de junio, siendo las 06:00 horas; las fuerzas peruanas que habían pasado la noche en la cabecera de la laguna de Llanganuco, reinició el desplazamiento en una escarpada, angosta y sinuosa cuesta de tres leguas de distancia hasta llegar al paso del "Portachuelo", cumbre transitable mas alta de la cadena de la Cordillera Blanca que en aquellos tiempos permitió a los combatientes voltear hacía la ruta con destino al distrito de Yanama, Callejón de los Conchucos. En una subida sobre los cuatro mil seiscientos metros de altura sobre nivel del mar, todo se presentó muy difícil desde el primer momento, principalmente para los animales de carga, pues algunos caballos y mulas se despeñaron al fondo del abismo, arrastrando consigo jinetes y diversas cargas, en esta situaciones se puede suponer el esfuerzo que significó en transportar sobre todo la artillería y las municiones en terreno tan difícil. En la cumbre a mas de cinco mil metros de atura sobre el nivel del mar a los combatientes se les presentó a la vista un espectáculo sublime y hermoso, tal y como lo describió el General Cáceres: "Desde allí pudimos contemplar, con la emoción y cariño, el vasto panorama que ofrecía a nuestros ojos aquella región del territorio patrio, al Norte y al Sur una serie de picos nevados, que rematan la montaña de los andes; al Oeste la cordillera Negra, que cierra el hermoso Callejón de Huaylas; al Oriente, las dilatadas regiones de la Selva, regadas por el caudaloso rió Marañón, y sobre nuestras cabezas un cielo azul y profundo"Relacionado a este difícil desplazamiento también escribió De los Heros: "El desplazamiento desde la cabecera de la laguna de Llanganuco hacía el cruce de Portachuelo se llevó por el itinerario de tres leguas por una cuesta muy empinada y pedregosa, donde están los picos más elevados de la cadena de los Andes en esta parte del Perú, el traslado fue sumamente difícil, principalmente para el parque y la artillería, que en muchos trechos tuvo que pasarse al hombro, con inminente peligro para la Tropa sobre todo por la estreches del camino, pues el más pequeño descuido los habría llevado al abismo".

A medida que progresaba el ascenso, sólo el elemento humano conservaba invariable ánimo, fuerzas y voluntad para seguir adelante, pues allí pereció asfixiada una buena parte de los animales de carga, entre caballos y mulas. Relacionado a este difícil desplazamiento también escribiría el combatiente huamachuquino don Abelardo Manuel Gamarra Rondó, conocido con el seudónimo de "El Tunante", quién anotó lo siguiente: "Nuevamente toda la oficialidad debió desmontar, para que sus cabalgaduras sirviesen en el transporte de municiones y armas. Al hacerse la subida más empinada y el camino más estrecho y en escalones, hubo necesariamente que seguir a pie, llevando de las riendas las pocas acémilas que se conservaban. En tales condiciones hubo de abandonarse parte del parque, porque fue imposible continuar transportarlo"En sus memorias el General Andres Avelino Cáceres Dorregaray, anotó: "Penosa y difícil fue la ascensión de esta cordillera, varias bestias con jinetes y otras con carga se desbarrancaron, precipitándose con rapidez extraordinaria por entre las profundidades de esas escarpadas rocas, sin esperanza alguna de salvación. Las dificultades y peligros aumentaron a medida que más se aproximaba el ejército a la cumbre. Los senderos eran cada vez más estrechos e inseguros, la respiración difícil, la visión atormentada por el "surumpe", el cansancio grande y el malestar de cuerpo enorme. Pero nuestros soldados todo lo vencieron y mediando la tarde alcanzaron la cumbre de la inmensa montaña de la Cordillera Blanca de Huascaran y Huandoy"En efecto, siendo las 13:00 horas, bajo inmenso cielo azul y tarde soleada la esforzada hueste patriota completaba la hazaña, entre cánticos y gritos de victoria llegó a la cumbre Portachuelo, según relató el combatiente don Abelardo Gamarra, participante de la gloriosa jornada: "Nuestra entusiasta y viril tropa, compuesta de robustos y expertos mestizos, dominó la cumbre de imponente y enhiesto Llanganuco; todos alegres, cantando, llena de entereza y bizarría, sin doblegarse a la fatiga ni a la severidad, nadie presentó siquiera síntomas del temible "soroche", en todo momento siempre permanecieron en condiciones de entrar combate. Pocos ejércitos del mundo en su historia habrán atravesado una montaña de la elevación de Llanganuco, sobre todo del sector conocido como Portachuelo"

El día viernes 22 de junio de 1883, siendo las 13:00 horas, el Ejército del Centro pasó desde el Callejón de Huaylas con destino al Callejón de los Conchucos, en esos momentos difíciles para la patria no hubo tregua en la marcha y se prosiguió hacia la hacienda Tingo de la familia Calonge, pasando frente a los cerros Omocucho y Santa Isabel para plantar campamento una legua antes de esta hacienda, a punto de caer la noche. El General Cáceres, que marchaba a la retaguardia y por la izquierda, llegó al campamento siendo las 21:00 horas, y tras un breve descanso continuo hacia Tingo, aprovechando la luz de la luna, entrando en ese pueblo cercana a la medianoche.

El día sábado 23 de junio, en horas de la madrugada, en circunstancias que las tropas ingresaban en la hacienda Tingo, se le presentó al General Cáceres un joven patriota procedente de la provincia de Huari, apellidado López, portador de un paquete de comunicaciones que con sus guerrilleros había logrado decomisar diversos sobres con los correos del Coronel chileno Marco Aurelio Arriagada que procedían de la ciudad de Huaraz; por las informaciones obtenidas a través de estos mensajes decomisados, se confirmó de que el plan chileno fue encerrar a las Tropas peruanas por tres frentes en el  distrito de Yungay en el callejón de Huaylas. En recompensa por sus servicios prestados López fue nombrado Comandante Militar de la provincia de Huari. Tras consumir un reconfortante rancho en la hacienda de Tinco, siendo las 08:00 horas, se reanudó la marcha hacia el distrito de LLumpa por la quebrada llamada "Demanda". Pernoctaron en la hacienda de la familia Roca, cercana a este pueblo, donde fueron bien atendidos; pero la Tropa tuvo que permanecer en pie al desatarse un persistente aguacero.

El día domingo 24 de junio, siendo las 08:00 horas, el General Cáceres y sus ayudantes se adelantaron al caserío de Seccha, hacienda ubicada sobre los 2400 metros sobre el nivel del mar, donde residían la familia del hacendado Roca, quienes brindaron cordial acogida al General. Allí se esperó al grueso del Ejército, que entró poco después sin haber sufrido contratiempo. Esa noche siendo las 23:00 horas, llegó a Seccha el piquete de caballería comandado por los coroneles Alcázar, y la Puente quedó en el distrito de Llumpa en misión de observación y/o vigía. Dichos jefes trasmitieron la alarmante noticia de que el enemigo había llegado a la hacienda Tingo. El General Cáceres dudó del informe y al recabar detalles, los mayores Zavala y Urbina dejaron en claro que solo se había visto a unos 100 hombres con poncho, unos montados y otros a pie, que por hallarse bastante lejanos no se pudo precisar si se trataba de chilenos aliados con partidarios del traidor Miguel Iglesias Pino o simplemente paisanos de la zona. De cualquier forma, no se podían correr riesgos y de inmediato el General Cáceres dio orden al coronel Borgoño de contramarchar con el batallón Zepita hasta situarse en las alturas de Cruz Jirca, como avanzada, en tanto que el batallón Tarapacá, al mando del coronel Espinoza, saldría a tomar posiciones en la orilla opuesta del río Seccha, como segunda línea de resistencia, mientras el resto del ejército se trasladaba a Acobamba. Además el coronel Leoncio Prado Gutierrez bajaría hasta Llumpa, para averiguar lo que hubiera de cierto y proteger el traslado del parque que veía bastante retrasado. 

El día lunes 25 de junio, siendo las 09:00 horas, en Acobamba, luego de comprobarse que la alarma había sido infundada, pues los presuntos enemigos no eran otros que pacíficos lugareños que, en número de ciento, iban del distrito de Yanama a la hacienda Tingo, con el objeto de recoger las municiones dejadas en la cordillera y que el General Cáceres recomendó fueran a buscarlos; las huestes patriotas pasaron la noche en este lugar para recuperar energías. 


El día martes 26 de junio, siendo las 06:00 horas, las fuerzas patriotas dejaron Acobamba; cruzaron el río, tras dos horas de tranquila marcha llegaron al distrito de Pomabamba capital de la provincia del mismo nombre. En este distrito fueron recibidos por el subprefecto Mariano Delgado, quien sobreponiéndose a la pobreza y todas las limitaciones económicas mandó preparar rancho para el personal de Tropa, cuyo campamento se plantó en la plaza, soportando por la tarde una lluvia intensa. Un día duró allí el descanso, y hubo oportunidad para que el secretario Daniel de los Heros, emocionado por la extrema pobreza de Pomabamba, filosofara sobre la realidad y el destino del país: "Esta población bastante miserable, revela el estado de atraso en que se encuentran generalmente los pueblos del interior y la necesidad de que los poderes del Estado se ocupen seriamente de su mejora, principiando por el fomento de la instrucción primaria que tanto se ha descuidado, a pesar de las inmensas riquezas de que se ha dispuesto y las instituciones liberales que nos rigen, desde la época de la independencia. Es necesario que todos comprendan, que sin instrucción primaria no hay república, ni adelanto posible, y si después de los desastres que hemos sufrido no se pone particular interés en que se fomente la instrucción popular por toda clase de medios y haciendo clase de sacrificios, el Perú no se levantará de la postración en que se encuentra, y más tarde, quizá experimentares mayores males". Dichas reflexiones, increíblemente, mantienen total vigencia en el Perú de nuestros días, a 134 años de la Campaña de la Breña.

En Pomabamba, el General Cáceres nada supo sobre el movimiento de las fuerzas del ejercito chileno al mando del coronel Marco Aurelio Arriagada, pero por las comunicaciones interceptadas al enemigo era posible creer que desde la ciudad de Huaraz se retiraba hacía el Sur, como sucedió en efecto. Y del coronel Alejandro Gorostiaga se supo que a su vez contramarchaba al Norte, convirtiéndose de perseguidor en perseguido. Así, pues, la retirada de las huestes patriotas había concluido, porque burlando al enemigo, el General Cáceres se hallaba nuevamente en posición de ataque.   

viernes, 4 de agosto de 2017

LA HISTORIA DEL PATRULLAJE CONTRASUBVERSIVO EN ALTO SAPOSOA HUALLAGA SAN MARTIN OCTUBRE 1994

En el año 1994, durante cinco meses consecutivos permanecí como destacado en la Base Contrasubversivo del distrito de Agua Blanca, provincia de El Dorado, departamento de San Martín, desde el (01 de junio a 30 de octubre).

Ante la constante información del Servicio de Inteligencia relacionado a la presencia de combatientes del PCP Sendero Luminoso en las alturas del sector mina de sal, ubicado en el lado Sur del distrito de Agua Blanca, provincia de "El Dorado"; por ende, con la misión de realizar emboscadas al mando del teniente del Ejército de seudónimo "Marte", oficial Comando, en dos oportunidades, entre los meses desde el uno de junio al treinta de octubre me desplacé como integrante de la patrulla Contrasubversivo, siempre por el itinerario que fue el sector Mina de Sal, zonas del distrito de Pasarraya, San Francisco, Centro Poblado Mayor de Rejis, el cerro Sica Sica, Fausa Sapina, Fausa Lamista, Santa Rosa, sectores del distrito de Alto Saposoa, provincia de Huallaga. En total nos desplazamos al mando de 40 hombres de Tropa SMO (Tropa netamente de la Selva). El mencionado oficial era medio loco, a veces a manera de comentario nos decía que un ex Técnico de la especialidad de comunicaciones del Ejército había entrado a formar en las filas del Partido Comunista del Perú Sendero Luminoso y estaba interceptando nuestras comunicaciones en la red de "HF" Alta Frecuencia, con esos argumentos había solicitado para que el suscrito se apersoné a la base militar del distrito de San José de Sisa para ejecutar el mantenimiento preventivo del equipo de radio y además para la orientación de la antena dipolo, en esta base militar trabajaba el mencionado oficial; lugar donde permanecí durante siete días ejecutando trabajos relacionado a mi especialidad. Durante mi permanencia como destacado en la base militar del distrito de San José de Sisa, relacionado a este oficial el personal de Tropa SMO me comentaba que en las noches el oficial salía a los servicios higiénicos bien armado con el fusil FAL en la mano listo para ser empleado en caso de un ataque, decían también que a veces llevaba consigo un lanzacohetes RPG al hombro, etc. Solo son anécdotas y recuerdos de aquel memorable tiempo de nuestro paso por las bases militares, trochas y ríos profundos cuando aún éramos jóvenes en busca de terrucos, pero el tiempo es ingrato, ahora desde lejos miramos al son de las modernas normas nuestros viejos hechos de ayer.

En el lado Sur del distrito de Agua Blanca, existe un cerro muy alto, en este lugar existe una mina de sal que los pobladores de las diferentes zonas la explotan para su consumo, en ese sector hay trochas muy antiguas por donde también transitan los combatientes del Partido Comunista del Perú Sendero Luminoso; por ende, las patrullas siempre se movilizaron hacia el sector en mención en un terreno empinado y muy difícil de transitar. En la segunda semana del mes de octubre del año 1994, realicé el último patrullaje en dicha zona, en esta oportunidad las informaciones de inteligencia relacionado a la presencia de las columnas subversivas del Partido Comunista del Perú Sendero Luminoso en estas alturas parecieron certeras. En este patrullaje nos acompañaron cinco civiles del pueblo que eran ronderos, ellos transportaron a la espalda las municiones y granadas de reserva, provisiones y otros. En aquel patrullaje me desplacé como hombre en punta, 100 metros adelante de los grupos de asalto, seguido de cerca de 10 metros de distancia por un sargento 2do; en la inmensa subida con pequeñas entradas y salidas dentro de una densa vegetación, caminé tenso, a pesar de mi fortaleza física mis piernas ya no daban más, me cansé, sin embargo, superando todos los inconvenientes cumplí la misión, en estas situaciones el combatiente siempre está al borde de la muerte, el soldado que avanza está en total desventaja, pues el adversario que está a la defensiva siempre está en cubierta y abrigo y observa todo sin ser visto; ergo, ubicado en un lugar muy estratégico con amplio campo de vista en su condición de francotiradores en estas situaciones no fallan y te eliminan en cuestión de segundos, también uno está expuesto a los encuentros inopinados, en este tipo de desplazamientos el primero en morir es el hombre en punta, ese es el riesgo de ser hombre en punta en terrenos de la Selva, pero gracias a Dios todos llegamos a la cumbre más alta de esta cadena de montañas sin novedad. Siendo las 14:30 horas todos ocupamos una loma debajo de unos árboles de gran tamaño donde procedimos a descansar, mientras el personal de ronderos cada uno con sus respectivas escopetas salieron a casar unos aves de color negro con cresta y pico rojo parecido a un pavo, creo que se lama paujil, habían casado cuatro aves, estos ronderos acostumbrados a la vida en el monte rápidamente lo pelaron y lo prepararon a la brasa, con esa carne en total 47 hombres de la patrulla nos alimentamos aquella tarde. 

La tarde era muy agradable y soleado por lo que decidimos pasar la noche en la cima de este cerro, el más alto de esta cadena de montañas, cubierto de una densa vegetación de inmensos arboles; en este lugar tendimos ramas y lo cubrimos con plásticos, ahí nos acostamos tapados también con plásticos que nos servían como si fueran ponchos de jebe, en esa circunstancias siendo las 01:00 horas, nos sorprendió una lluvia torrencial e imparable, era como un diluvio, nada nos protegía, en esos momentos todos nos pusimos de pie con el uniforme mojado, cinco minutos permanecimos acomodando las mochilas y cubriendo el cañón del fusil con bolsas de plástico para protegerlo del agua, luego decidimos bajar por esa trocha angosta al borde de inmensos y profundos acantilados, la oscuridad era total, nuestro destino fue el distrito de Pasarraya del Alto Saposoa. Siempre nos dicen que en las noches para no delatar de nuestra presencia no deberíamos prender nada de luces, pero durante esa marcha todos rompimos esas normas que muchas veces salen del escritorio de tácticos mediocres, si no es por las luces de la linterna de mano aquella madrugada muchos hubieran terminado en esos abismos de más de mil metros de profundidad, los restos de los caídos difícilmente lo hubieran rescatado. Tapamos nuestras espaldas y las mochila con los plásticos que nos servía como si fuera poncho de jebe y continuamos bajando con intervalos de hombre a hombre a una distancia de medio metro, en este tipo de patrullajes, el soldado siempre debe pensar en su fusil, pues sin ella no es nada; siempre protegiendo el fusil así como dice el instructor Gamboa en la película "Ciudad y los Perros" el arma nunca debe caer al suelo, es preferible romperse la cara antes que soltar el fusil, para el soldado el arma es tan importante como sus huevos, ¿usted cuida mucho sus huevos soldado?"; con las palabras del instructor Gamboa que alguna vez habíamos escuchado en la mencionada película, con las mismas frases casi al pie de la letra le inculcamos y advertimos a la tropa para el cuidado del armamento durante la marcha con el correaje del fusil bien asegurado y con el cañón hacia abajo para proteger de la intensa lluvia, en una trocha sinuoso y muy resbaladiza, donde también corría mucha agua, rodaban piedras, se nos presentaba también inmensos árboles caídos que sobre estos teníamos que pasar como si fueran obstáculos de pistas de combate, para estos tipos de desplazamiento no contamos con pochos de jede ni bolsón de primeros auxilios para cualquier accidente. 

Siendo las 06:00 horas, en la bajada llegamos a una chacra con plantaciones de piña, ahí algunos nos sentamos y comimos piña verde que luego nos originó sangrado en la lengua, pero el hambre no era para poca cosa. En la bajada continuamos la marcha, s
iendo las 07:45 horas, llegamos al lado Este del distrito de Pasarraya, las montañas circundantes de este hermoso valle amanecieron cubiertos por una densa neblina que permaneció a largo de la mañana abrazado con la densa vegetación, a los lejos también se sentía el rugir amenazante del caudaloso y turbulento río Saposoa que nos separaba con el distrito en mención. En medio de la densa vegetación hallamos dos casas con techos de hojas de plátanos y lo ocupamos, era un hermoso lugar, el inmueble habría sido de presuntos narcotraficantes, quienes ante la proximidad de la patrulla del ejército escaparon dejando montón de hojas de coca que estaba en proceso de secado, tres sacos de arroz de buena calidad y 15 gallos de pelea en sus corrales, aquella maña los animales nos sirvieron de sustento para saciar el hambre, todos los gallos terminaron en las ollas, desde este lugar los cinco ronderos retornaron al distrito de Agua Blanca, pues ya habían cumplido su misión.

En el inmueble del presunto narcotraficante, descansamos todo el día para recuperarnos del desgaste físico, como es obvio después de consumir el suculento caldo de 15 gallos de pelea ya estábamos bien reconfortados. En la noche todos permanecimos uniformados y puesto nuestros borceguíes en espera de cualquier orden, en esas circunstancias siendo las 02:00 horas, apareció una avioneta, sobrevoló casi en forma circular iluminando con luces potente a todo el valle, ¿pero una avioneta porque hizo su presencia a esa hora?, definitivamente era una avioneta de narcotraficantes; por ende, en plena oscuridad formó todo el personal de la patrulla y nos desplazamos a paso largo con destino al aeropuerto informal del Centro Poblado Mayor de Rejis, Saposoa, caminamos dentro de la trocha, cubierto de una densa vegetación y llegamos al río Saposoa, como en horas de la madrugada del día anterior había llovido por varias horas, el río aún estaba cargado y muy turbulento y se desplazaba lentamente, hallamos un pequeño puerto donde en una de las orillas encontramos una pequeña balsa hecho de maderas de topa, a esta pequeña embarcación el teniente "Marte" le amarró una soga de 60 metros y en plena oscuridad se lanzó al agua todo uniformado, nadó en la oscuridad para trasladar la soga a la otra orilla, él ahí nos esperó, del otro lado ordenó a todo el personal de Tropa pasar nadando, cinco en cinco los clases y soldados pasaron nadando todos uniformados dentro de la oscuridad, en estos casos mis respecto para la Tropa de la Selva, ellos son muy expertos en lo que respecta a la natación en los ríos, todos uniformados nadaron aproximadamente 60 metros de distancia de orilla a orilla, mientras yo quedé en mí mismo emplazamiento con ocho hombres de Tropa, amarrando los fusiles sobre la pequeña embarcación de madera de topa, bien amarrado, por ambos lados, mientras ellos amarraban los fusiles, las mochilas de todo el personal, la ametralladora Mag, el lanzacohetes RPG y el equipo de radio Thomson TRC 340, ahora el problema era para mí, por mi cabeza reina mil problemas, en ese momento sentí mucho miedo, entonces me vino a la memoria mis recuerdos de adolescente, pues en esas épocas había nadado más de 100 metros de distancia en una represa profunda por allá en la hacienda agrícola de Santa Rosa en Sayán, Huacho al norte de la ciudad de Lima, así mismo llegaba a mi memoria los nados que realizaba en el río Pallar en Huamachuco, donde nadaba juntamente con mis compañeros en esos remolinos profundos, todo esos recuerdo de años llegaba en mi mente, como acicate de valor, pero habían pasado muchos años, en los cuarteles me habían entrenado en unas piscinas de 25 metros de largo en ropa de baño, por ende el entrenamiento básico del cuartel no me garantizaba para pasar este río bajo intensa oscuridad, en ese momento de desesperación hasta casi me orino de miedo, entre mi dije ¿son más de 60 metros, son más de 60 metros?, en estas situaciones no podía justificar el miedo delante de personal de Tropa, nunca había nadado uniformado en horas de la madrugada y mucho menos en total oscuridad, en ese momento pensé subirme sobre la topa cargado de armamentos, pero sentí vergüenza delante de la Tropa, no sabía qué hacer; por si acaso para evitar cualquier percance los ocho hombres de Tropa se encargaron de la seguridad de la pequeña embarcación (cuatro en cada lado), momentos que en voz alta el oficial ordenó de la otra orilla para pasar y al mismo tiempo el grueso del personal de tropa que ya estaba en la otra orilla a una sola voz comenzaron a jalar todo el cargamento, en ese momento de desesperación me colgué detrás de la pequeña embarcación, cogí una soga gruesa entre las crucetas de la madera topa y no la solté para nada, de otro lado nos arrastraron, continuaron jalando con mucha fuerza, cuando el cargamento y el personal llegó a la otra orilla el teniente dijo (¿dónde está el suboficial, dónde está el suboficial?) pues no me habían visto porque me demoré mucho en salir por la misma situación de la oscuridad, estreches y el barro. Luego, todos con el uniforme mojado, cogimos nuestros armamentos y mochilas, nuevamente reinicie el desplazamiento como hombre en punta, todo el camino se nos presentó barroso y muy difícil para transitar, hemos realizado una marcha forzada hasta el aeropuerto del Centro Poblado Mayor de Rejis, adonde llegamos siendo las 06:40 horas, no hallamos ninguna evidencia del aterrizaje de la avioneta de presuntos narcos. El desplazamiento nocturno de la madruga fue un error muy grande, pero el destino no se equivoca que por alguna razón hoy escribo estos recuerdos.

En el Cerro Sica Sica, en la bajada, llegamos a un pequeño campamento de cocaleros, donde sorprendimos a un grupo de campesinos cocaleros en pleno trabajo de elaboración de cocaína (pasta básica), había tres pozos con las hojas de coca con querosene y otros insumos, la dueña fue una señora de contextura gruesa nacida en el departamento de Piura, y la mayoría de los trabajadores también fueron piuranos, aquí la señora se ofrece "arreglar" por este trabajo ilícito nos quiso "aceitar", pero dijo que no tenía plata, aducía que el personal de tropa durante las pesquisas en una de las chozas le había robado la suma de seis cientos ($ 600.00) dólares americanos; ergo, comenzó con la acusación, entonces se ordenó a formar a todo el personal de tropa con la finalidad que la señora identifique al presunto autor del robo, formado la tropa, la señora caminó delante de la tropa mirándolos de cerca a cada uno de ellos pero solo se atinaba a decir: "uno de ellos ha sido, uno de ellos a sido, uno de ellos ha sido", no identificó a nadie; trató de sorprender a la patrulla haciéndose la victima con falacias; por la acusación sin pruebas, por el ofrecimiento ilícito, además por el reclamo constante con palabras de amenaza, procedimos a prender fuego a las tres pozas de maceración y fueron detenidos la señora jefa que aún tenía un bebito de un año, más tres mujeres también con hijos menores, además 15 hombres que trabajan como peones en la elaboración de la pasta básica de cocaina, a todo este personal detenido lo trasladamos a pie, todos caminaron cargando sus mochilas, algunos llevaron sus bidones, sus ollas, sus platos; aquella tarde llegamos a un centro poblado mayor donde pernoctamos, cuyo nombre del lugar no recuerdo, como se anocheció a los 19 detenidos lo depositamos en el local comunal, ahí amanecieron muy triste, viéndolos en ese trance pensé que se arrepentían del momento que vivían como detenidos, el traslado de este personal siempre fue a pie, los niños iban llorando y las mujeres sufrieron mucho en esa trochas dentro del monte; al día siguiente siendo las 06:00 horas el personal de la patrulla y los detenidos, todos sin rancho reiniciamos el desplazamiento; después de larga caminata, siendo las 15:00 horas llegamos con todos los detenidos y el personal de la patrulla al cruce de la carretera entre Santa Rosa y Fausa Lamista, yo inmediatamente con dos sargentos me dirigí al paso ligero hasta el distrito de Santa Rosa, lugar donde había paradero de camionetas de 4x4, a los dueños (chóferes) inmediatamente les solicité sus documentos de identidad, los documentos de los vehículos, eso fue solo para asustarlos, en aquellos tiempos ante la presencia de los militares los civiles cumplían las ordenes sin dudas ni murmuraciones, todos callados obedecían las ordenes, les ordené a los chóferes de las 4 camionetas para que se dirijan al cruce, donde teníamos muchos detenidos entre ellos las mujeres con niños en los brazos que no podían caminar, los sargentos y el suscrito subimos a la primera camioneta y a los demás les dije: "síganme que en el distrito de Agua Blanca les entrego todos sus documentos" y por ende todos me siguieron y llegaron al cruce, con el apoyo de estos vehículos trasladamos a los detenidos y al personal de la patrulla, llegando a la Base Contrasubversiva de Agua Blanca en horas de la tarde, finalizado la misión a los cuatro chóferes se les devolvió todos sus documentos y se retiraron en sus respectivos vehículos. Este personal civil al día siguiente se trasladó a la fiscalía de Tarapoto, en ese traslado participaron otros cuyo seudónimo de ellos no recuerdo. Este patrullaje a pie duró durante ocho días, dimos una vuelta completa por las zonas de Mina de Sal, distrito de Pasarraya, Rejis, San Francisco, cerro Sica Sica, Fausa Lamista, Fausa Sapina y Santa Rosa. Pido disculpas si por ahí ha existido error impremeditado en los términos de contexto de como sucedieron los hechos.  

martes, 1 de agosto de 2017

LLEGADA DEL EJÉRCITO CHILENO A LA PUNA TORRES DISTRITO DE HUALLANCA BOLOGNESI 15 DE JUNIO DE 1883

El 15 de junio de 1966, en una tarde soleada, a la edad de 8 años, acompañando a mi abuelo don Elíceo Ramírez Cadillo llegué al cerro Ucrucanchapunta, sector que limita a la puna Torres con la puna Palmadera, en aquellos tiempos mi abuelo fue el pastor principal de la ganadería del hacendado Miguel Llanos Astete que radicaba en el distrito de Huallanca. 

El día viernes 15 de junio de 1883, mi abuelo tenía la edad de 8 años, quien junto con sus familiares, entre ellos mi bisabuelo don Gaspar Ramírez Cotrina y mi abuela doña Sebastiana Cadillo y otros, todos ellos muy asustados, desde el cerro Ucrucanchapunta en una tarde soleada habían presenciado cuando las tropas chilenas ocuparon la hacienda ganadera de la puna Torres de la propiedad de don Genaro Llanos.

Durante la tercera etapa de la Campaña de la Breña, el día viernes 15 de junio de 1883, siendo las 17:00 horas, procedente del distrito de Huallanca, Huánuco, las fuerzas chilenas de 3200 hombres de las tres armas, es decir la infantería, caballería y la artillería, bajo el comando del coronel Marco Aurelio Arriagada Palacios, ocuparon la puna Torres. Las fuerzas chilenas llegaron a esta hacienda guiado por grupos de traidores peruanos entre ellos el coronel huancayino Luis Milón Duarte. Casi a la misma hora el General Cáceres al mando del Ejército del Centro hacía su ingreso triunfal a la ciudad de Huaraz, capital de Ancash.

En la noche del 15 de junio, los principales mandos de las fuerzas chilenas instalados en la casa hacienda ganadera de la puna Torres deliberan sobre las rutas a seguir con destino a Huaraz, los mandos decidieron dividir sus fuerzas en dos, porque temían que el General Cáceres en hábil maniobra podría contramarchar hacia el Centro del Perú; ergo, para evitar cualquier sorpresa del "brujo" de los andes el tercio de su ejército de 1200 hombres de las tres fuerzas se desplazaría con destino al distrito de Chavín de Huántar, guiados por militares y civiles peruanos adeptos al traidor de Cajamarca Miguel Iglesias Pino, hay que tener en cuenta que en esta etapa de la guerra los chilenos ya contaban entre sus filas con el apoyo incondicional de muchos traidores; fuerzas chilenas apoyados por oficiales y tropas peruanas formaron el ejército que denominaron "El Ejército Pacificador del Perú".

El día sábado 16 de junio antes de las 08:00 horas, el tercio del ejército chileno de 1200 hombres de las tres fuerzas al mando del Coronel Juan León García, se desplazó por las rutas de la puna Mashra, Huanquin y el caserío de Qunin con destino al distrito de Chavín de Huántar, provincia de Huari; en la misma hora el grueso del Ejército de 2000 hombres de las tres fuerzas al mando del Coronel Marco Aurelio Arriagada Palacios se desplazó por la subida de Yanashallas, cordillera de Huarapasca, Puncu, zona de Pastoruri; después de penosa marcha de 12 horas ocuparon la hacienda Pumapampa dentro del ámbito territorial del distrito de Cátac, lugar donde descansaron y esperaron a las tropas rezagadas que terminaron de llegar recién en las horas de madruga del día 17.

El día domingo 17 de junio, siendo las 08:00 horas, el coronel Juan León García movió sus fuerzas desde el caserío de Qunin hasta el distrito de Chavín de Huántar; a la misma hora el coronel Marco Aurelio Arriaga Palacios movió a sus fuerzas desde la hacienda Pumapampa del sector de Pasto Ruri con destino al distrito de Ticapampa lugar donde ocuparon la hacienda de los judíos. 

El día lunes 18 de junio en penosa marcha las fuerzas del coronel Juan León García se desplazan desde el distrito de Chavín de Huántar con destino a la ciudad de Huaraz, por las rutas del caserío de Chuna, caserío de Lanchan, caserío de Chichucancha, suben por la ruta de la puna Shongo, cruzan la cordillera, paso de Yanashallash a 4,750 m.a.s.n.m y bajaron por la puna Arhuaycancha, por el caserío de Huaripampa para ocupar la hacienda del francés Dupon en el caserío de Canray Chico, lugar donde recibieron abundante rancho. 

El martes 19 de junio en horas de la mañana, las poderosas fuerzas chilenas se mueven simultáneamente, las fuerzas del coronel Arriaga desde Ticapampa y las fuerzas de León desde Canray Chico, antes del medio día ambas fuerzas se unen en el distrito de Olleros y continuaron la marcha a la ciudad de Huaraz, capital del departamento de Ancash. Cuando las fuerzas chilenas se juntaban en el distrito de Olleros casi a la misma hora las fuerzas patriotas del Centro al mando de Cáceres hacían su ingreso al distrito de Yungay.

En el año 1966 mi abuelo Eliceo Ramírez tenía 90 años, recuerdo que tenía tez blanca y de mediana estatura, como hombre andino se encontraba en lucidez total, quien me narró lo siguiente: Dijo, "Hijo, en la tarde del 15 de junio de 1883, las tropas del Ejército chileno llegaron a la puna Torres persiguiendo al General Cáceres que se había escapado desde la ciudad de Tarma, Junín, con destino al Norte. Allí en la pampa que lo tenemos a la vista las tropas invasoras ocuparon los corrales, donde todos pasaron la noche a la intemperie, sus jefes ocuparon la casa hacienda, toda la noche cocinaron los productos que habían traído desde el distrito de Huallanca. Ellos robaban los animales, asaltaban, incendiaban las chozas, por eso nosotros anticipadamente nos escapamos desde la puna Pukaraju y permanecimos escondimos en las partes altas como éste y también escondimos todo los animales en lugares estratégicos. Además me dijo, que cuando pasaron algunos años su papa (mi bisabuelo) le había contado que algunas familias conocidas de los distrito de Agua Miro y Huallanca se habían unido a las tropa del enemigo, algunos de manera voluntaria y otros a la fuerza, presionados con amenaza de fusilamiento, ellos sirvieron como cargueros, informantes y guías de los chilenos", así concluyó su histórica narración en la tarde del 15 de junio de 1966. También me narró que en las pampas de la puna Torres y en la subida de Yanashallas, como consecuencia del intenso frío del mes de junio, perdieron la vida 15 soldados invasores y también algunos caballos que fueron abandonados por las tropas chilenas con su montura y todo, los mismos que fueron enterrados por mi bisabuelo don Gaspar Ramírez Cotrina y demás familiares.

En los años de 1960 los cerros que se ven al frente aun mantenían el nevado sobre todo en las partes superiores, ahora como se ve en la imagen todo la blancura de la nieve ha desaparecido, todo es negro; en las partes altas del cerro Ucrucancha el agua ha desparecido por completo. Por la proliferación de la gran minería irresponsable en complicidad con los gobernantes traidores todo el ecosistema se ha contaminado, como consecuencia en los ríos de la puna Torres ha desaparecido las truchas y la laguna Contaicocha se ha convertido en botadero de basura de la Empresa Minera "Santa Luisa" Huanzala. También han desaparecido las ranas, cóndores, perdices y las viscachas, la gran ganadería que existió en estas punas, principalmente de la familia Llanos, que yo vi con mis propios ojos ya no existe.

Hoy 15 de junio del 2017 al cumplirse los 134 años de la llegada de las tropas chilenas de 3200 hombres a la Puna Torres, que pertenece a Huallanca, he puesto mis pies nuevamente en el mismo lugar del Cerro Ucrucanchapunta, he permanecido parado en el mismo punto donde permanecí parado en el año de 1966, en aquella oportunidad permanecí parado al lado de mi abuelo don Eliceo Ramírez Cadillo, quien ya está descansando en paz; el punto de la referencia sigue siendo el mismo, el infaltable ichu de la puna en nada ha cambiado. Desde este cerro hay amplio campo de vista que domina a las pampas de la puna Torres y la subida de Yanashallash que está más al fondo, este cerro Ucrucanchapunta está sobre los 4600 metros de altura sobre el nivel del mar.