martes, 8 de septiembre de 2020

GENERAL MARIANO IGNACIO PRADO LA HISTORIA OCULTA DE LA TRAICIÓN DURANTE LA GUERRA CON CHILE

8 de octubre de 1879, en la punta de Angamos, Mejillones, en aquellos tiempos mar boliviano, el Perú ya había perdido el monitor Huáscar y solo le quedaba un pequeño barco que era la corbeta Unión. El gobierno del traidor Mariano Ignacio Prado resolvió hacer una colecta nacional para comprar dos blindados que podían significar la salvación del Perú, esta se llevó a cabo en el último domingo del mes de noviembre del año en curso, cuentan los que vivieron en aquellos tiempos que todo el Perú había acudido a ese llamado, desde las esferas más acaudaladas hasta los más pobres, las mujeres entregaron sus joyas y los niños sus alcancías.

Por los mismos días llegaba al puerto del Callao procedente de Santiago de Chile, don Nicolás de Piérola, país donde se encontraba exiliado con el amparo de la burguesía chilena que tenía el poder en esa nación. Apenas desembarcó comenzó a conspirar en la oscuridad contra el gobierno cosa que era costumbre en él, porque este fue el eterno revoltoso con sus montoneras y que siempre fueron derrotadas por los gobernantes de turno.

El día jueves 18 de diciembre de 1879, siendo las 16:00 horas, el presidente Prado, a escondidas se escapó dejando sus funciones como presidente del Perú, en plena Guerra con Chile, su destino inicial fue Estados Unidos de Norte América; para no despertar sospechas se escapó el día que cumplió los 53 años de edad, siendo General del Ejército se desertó de manera clandestina, usando nombre falso de Jhon Cristian perteneciente a un familiar suyo; abordó el vapor Correo Payta de propiedad de la Compañía chilena Pacific Navegation Compani, nave que procedía del puerto chileno de Valparaiso. Se escapó porque Chile nos había declarado la guerra y él no quería pelear con sus socios chilenos, pues el General Prado había amasado mucha fortuna en país del sur, tenía muchas propiedades, negocios, minas y el Banco Montegro. Hombre de origen pobre, durante su primer gobierno hizo plata con la compra sobrevalorada de dos barcos viejos Manco Cápac y Atahualpa.

El 22 de diciembre llegó a Guayaquil, lugar donde renunció a la presidencia de la república del Perú y se fue a Paris donde permaneció escondido gozando con el dinero del pueblo. Terminada la guerra con Chile, Prado preparó su retorno al Perú. El gobierno del general Andrés A. Cáceres, por decreto del 11 de diciembre de 1886, levantó los impedimentos que obstruían su retorno. Cuando pisó suelo peruano, numerosas personalidades de la época olvidando el escuro pasado del traidor, muchos le recibieron entre aplausos, entre ellas el edecán del presidente Cáceres. ​ Instalado de nuevo en el Perú, Prado prefirió mantenerse al margen de la actividad pública, pero en dos oportunidades fue elegido presidente de la Sociedad Fundadores de la Independencia y Vencedores del 2 de mayo de 1866 (1890-1891 y 1896-1897).​ Pero poco después viajó una vez más a Europa, por motivos de salud, y murió en París, Francia, el 5 de mayo de 1901, afectado de un cáncer lumbar, enfermedad que ya se había manifestado incluso durante la guerra del Pacífico y que le había limitado la realización de algunas actividades físicas. Repatriados sus restos mortales, con todos los honores de la alta clase social limeña y militares fue enterrado en el Cementerio Presbítero Maestro, en donde actualmente se encuentra junto a la tumba de su hijo Manuel Prado Ugarteche. Esta indignante traición no se enseña en las escuelas y colegios, es cierto que la amnesia del pueblo no tiene límites, su familia en el Perú fue poderosa y acaudalada, ostentando lujo con el dinero del pueblo.

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