sábado, 22 de diciembre de 2018

GENERAL MIGUEL IGLESIAS PINO DISUELVE EL EJÉRCITO DEL NORTE TRAICIONANDO LA RESITENCIA JULIO 1882

La sola aproximación de las dos divisiones chilenas provocó en el General Miguel Iglesias la renuncia inmediata a la guerra de resistencia que dijo proseguir durante los últimos días del mes de julio de 1882. Finalizado la batalla de San Pablo ordenó la dispersión de sus tropas y así se disolvió el llamado Ejército del Norte, sin presentar combate contra el invasor. Ante un jefe tan indeciso, no cabe duda que se desmoronó la moral de los soldados, y apenas un centenar de ellos permaneció a su lado, como escolta del grupo colaboracionista con los chilenos que había decidido la rendición incondicional. Hubo, al parecer opinión de un sector de la oficialidad para efectuar una retirada en orden hacía Chachapoyas, pero el proyecto fue desechado por el General Miguel Iglesias, que ordenó inmediato licenciamiento de todas sus tropas y además ordenó enterraran los fusiles y las municiones en las chacras y iglesias de Chota y Cajamarca. El líder de los pacifistas provocó que el enemigo desatara impunemente su barbare sobre las indefensas poblaciones chotanas y cajamarquinas. 

El 3 de agosto, la división del coronel Carvallo Orrego emprendió marcha desde el distrito de San Pedro de Lloc, provincia de Pacasmayo con la misión de unirse con la división que conducía el coronel Silva Vergara desde la ciudad de Guadalupe, ambas divisiones había previsto unirse en San Pablo, Cajamarca. Los pueblos del tránsito, Yanan, San Luis y otros, fueron destruidos e incendiados, porque a juicio de los invasores habían proporcionado hombres, víveres, armas y toda clase de elementos al General  Miguel Iglesias Pino que hasta ese momento aun peleaba contra ellos. 

El día 5 de agosto de 1882 ambas divisiones del ejército invasor convergieron en San Pablo, acampando hasta el día siguiente. Al mismo tiempo el General Miguel Iglesias procedía a evacuar la ciudad de Cajamarca, dejando clara huella de que abandonaba por completo la posibilidad de intentar la resistencia. A fin de facilitar la fuga, escribiría un cronista chileno lo siguiente: "Habían enterrado los fusiles y cañones sobre todo gran cantidad de municiones en una hacienda situada a cuatro leguas de la ciudad, luego habían huido con dirección al interior". Y no sólo eso, porque también dejó en Cajamarca a doce chilenos que cayeron prisioneros en la batalla de San Pablo, entre ellos el teniente Salgado. Carvallo, nunca imaginó que Miguel Iglesias dispersaría su ejército sin disparar un solo tiro. 

El día 7 de agosto, al tiempo que los chilenos salían de San Pablo, el General Miguel Iglesias marchaba rumbo al fundo Combayo, situado a diez leguas de la ciudad de Cajamarca. Ante la traición de sus lideres en la tarde del 8 de agosto de 1882 la ciudad de Cajamarca fue capturada por los chilenos sin la menor oposición. Carvallo, envalentonado por el inesperado suceso, escribió en el parte a Patricio Lynch lo siguiente: "Siendo las 16:00 horas, entramos tranquilamente por las calles de la ciudad de Cajamarca".

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