martes, 24 de noviembre de 2020

EN TRES CRUCES CACHICADÁN SE FRUSTRA EL PLAN DE ATAQUE A LAS FUERZAS CHILENAS 6 DE JULIO DE 1883

El día jueves 5 de julio de 1883 en Angasmarca, la inopinada Junta de Guerra expuso un plan de ataque a las fuerzas chilenas que se dirigían desde la ciudad de Trujillo al distrito de Huamachuco para reforzar a Gorostiaga. Cáceres Calculó que las tropas chilenas de 710 hombres de las tres fuerzas con cinco piezas de artillería al mando del comandante Herminio Gonzáles necesariamente pernoctaría en Porcón, y que al día siguiente, entre las 14:00 horas y 15:00 horas, estaría pasando por la localidad de Tres Cruces, Cachicadán
punto situado entre Porcón y la localidad de Tres Ríos, que le pareció al jefe peruano adecuado para dar la sorpresa. El plan fue aprobado con entusiasmo por todos los jefes y oficiales, pues a todos le pareció "magnifico y de éxito seguro". Se regresó entonces a Tulpo, llegando a las 19:00 horas, y el General impartió las órdenes pertinentes a todos los jefes. Se iniciaría la marcha al amanecer del día 6, y el triunfo dependería fundamentalmente de la celeridad y exactitud con que se movilizaran las tropas.

El General Cáceres se retiró a descasar "a una miserable choza de paja", mientras sus tropas habían ocupado un potrero para pasar la noche, todos a la intemperie. Llegaría durante esa noche un correo del Norte, informando que los guerrilleros del coronel Puga, a los que se creía que se encontraban en Cajabamba, estaban en Ichocán. Se remitieron de inmediato instrucciones al jefe de la guerrilla, pero ya no las recibiría a tiempo de avanzar con oportunidad sobre Huamachuco.

En Tulpo el día 6, siendo las 05:00 horas, la tropa estaba ya en pie, consumiendo rancho. El General Cáceres fue el primero en dejar Tulpo, adelantándose con su escolta a Tres Cruces para elegir posiciones. Tras cargarse dos piaras de mulas que desde Angasmarca enviaron los hermanos Porturas para ayudar en el transporte, en Tulpo a las 06:00 horas parecía quedar todo listo para la iniciación de la marcha, pero desgraciadamente Recavarren, que debía marchar en vanguardia, perdió valioso tiempo castigando a algunos soldados de su destacamento que intentaron desertarse. Recién a las 08:00 horas se inició el movimiento, siempre con Recavarren en vanguardia y por derecha; mientras que el coronel Secada tomaba el difícil camino de la izquierda. El destacamento del Norte tuvo pocos problemas durante la marcha, aparte del desgano visible de parte de la tropa y la severidad que impuso su jefe, temiendo siempre se produjera deserciones en masa. Pero el coronel Secada tuvo múltiples contratiempos, que fueron retrasando la marcha ante la desesperación del comandante en jefe, que infructuosamente trató, a medio camino, pasar a la derecha. Cerca a Pampamarca el Ejército del Centro tuvo que atravesar en columnas de a uno por un estrecho sendero; luego, para pasar un pequeño río en el primer vado de Angasmarca, hubo de bajarse a tierra toda la artillería, por cansancio de las mulas. Se continuo la marcha por terreno pantanoso y de repetidas cuestas sumamente pendientes y accidentadas, trayecto en que se fatigó grandemente la tropa y los animales de carga se fueron retirando de cansadas y extenuadas.

Así, el destacamento del Norte llegó al paraje de Tres Cruces a las 15:30 horas, solo para ver desfilar al enemigo por la pampa de Yamobamba. Cáceres, previendo que el coronel Secada llegaría muy tarde, preguntó entonces a Recavarren si estaba en condiciones de lanzar ataque. La respuesta fue negativa, porque el Coronel adujo no tener confianza en sus tropas: "Ante tan ingrata respuesta - Cáceres señaló - envié a uno de mis ayudantes al coronel Secada, ordenándole forzara la marcha". Todo resultó inútil, y el General, sumamente contrariado, vio avanzar al enemigo de Tres Cruces a Tres Ríos, sin poder hacer nada por evitarlo, el enemigo se les adelantó: "Mis miradas dirigiánse impacientes, escudriñando los puntos por donde debían aparecer las tropas de Secada, pero éstas no aparecían. Esperé con ansiedad hasta las cinco de la tarde. Los chilenos llegaban a Tres Ríos. Mi propósito se frustraba".  

No fue hasta tres horas después de haber pasado el enemigo cuando las tropas de Secada llegaron a la cumbre de Tres Cruces. Tampoco esta vez hubo recriminaciones, pero era ya evidente el enfrentamiento silente entre Recavarren y Secada, y entre éste y los secretarios del General, por más que nadie señalara públicamente a un responsable del percanes. Casi al mismo tiempo se presentaron unos paisanos, con un falso informe de que Gonzales había decidido acampar en Mollebamba. Era gente adicta al hacendado Bartolomé Terry, que llegó poco después, pues este proporcionó a Cáceres otro informe bastante alejado de la verdad: " Me aseguró asimismo el señor Terry - recordó Cáceres - que las fuerzas de Gorostiaga no pasaban de 500 hombres".

Cáceres creyó sobre todo en el primer informe, considerando que Herminio Gonzáles tendría que pernoctar en algún punto distante a 5 leguas de Tres Ríos. Pensó entonces que aun era posible sorprenderlo si se continuaba la persecución a marchas forzadas. Apoyaron esa opinión Recavarren y los secretarios, pero Secada hizo presente su disconformidad, principalmente por lo cansadas que tenía a sus tropas y porque el avance en la oscuridad sería una invitación para los desertores en masa. Se impuso el parecer de la mayoría y las 19:00 horas la hueste patriota principió  a bajar la escarpada cuesta, para luego seguir por una extensa pampa salpicada de ciénagas. Cáceres, que marchaba con su escolta en vanguardia, fue ajeno a la dispersión que se declaró a medio camino en algunos batallones, especialmente entre los conformantes del destacamento del Norte. Así, ante la impotencia de los jefes, se produjeron deserciones en masa, cuya considerable magnitud recién pudo comprobarse al amanecer: "El resultado de esa marcha nocturna e infructuoso sugerida por el doctor Manuel Rodriguez y Recavarren - apunta Secada -, fue que éste perdiera más de 300 hombres, y yo 82. La tropa no había tomado más que un solo rancho ese día, y estaba mucho más fatigada que en la víspera". Pero no fueron solamente 382 las bajas, sino 600, según reconocieron Abelardo Gamarra y el propio Cáceres. Y eso no fue todo: al llegar a la llanura de Tres Ríos a las 04:00 horas del 7 de junio, tras una ininterrumpida marcha de 20 horas, no encontraron chileno alguno. Gonzales, que había visto a las tropas peruanas en los altos de Tres Cruces, había acelerado su marcha y no paró hasta Huamachuco, a donde llegó la misma noche del 6 de Julio.

En Tres Cruces, Cachicadán, provincia de Santiago de Chuco se produjo uno de los peores reveses del General Cáceres. Salió a emboscar un destacamento de 781 chilenos que se trasladaban desde la ciudad de Trujillo con destino al distrito de Huamachuco, y perdió en el intento 600 hombres (desertores en masa) sin causar una sola baja al enemigo

El 7 de julio de 1883 en la localidad de Tres Ríos a 24 kilómetros de Huamachuco, el Ejército del Centro y el Ejercito del Norte con trapas disminuidas por la fuerte deserción y  con el resultado de una frustrada persecución nocturna, se reuniría para una nueva junta de guerra.

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