martes, 3 de abril de 2018

CORONEL ISAAC RECAVARREN LLEGA A LA CIUDAD DE HUARAZ CON EL EJÉRCITO DEL NORTE 16 DE MAYO DE 1883

Durante la Tercera Etapa de la Campaña de la Breña, en la segunda semana del mes de mayo de 1883, llegó a la ciudad de Huaraz, capital del departamento de Ancash, el Coronel EP Isaac Recavarren Flores, al mando del Nuevo Ejército del Norte; con personal de tropa levado, conformado en su mayoría por campesinos de Callejón de Conchucos y del Callejón de Huaylas, reclutas de infantería y caballería, con sus vestimentas de bayeta como uniforme, sobre todo mal armados, cuyo efectivo fue de 830 hombres.


Como es de conocimiento general, la resistencia nacional se había roto con la traición del Jefe del Ejército del Norte General Miguel Iglesias Pino, quien después del grito o manifiesto en la hacienda Montan en Cajamarca el 31 de agosto de 1882, había licenciado a todo el personal de tropa y oficiales, liberó a los prisioneros chilenos capturados en la Batalla de San Pablo, ocurrido el jueves 13 de julio de 1882, al mismo tiempo mandó almacenar las armas y municiones; luego, de lleno entró en negociaciones de paz con los chilenos, con la sesión territorial de Tarapacá, Tacna y Arica. En esos momentos difíciles para la patria el Coronel Issac Recavarren y el Coronel Leoncio Prado, organizaron otro Ejército del Norte, en base al personal del departamento de Ancash. 

El Coronel Issac Recavarren, durante su permanencia en la ciudad de Huaraz, exhortaba a los patriotas del departamento de Ancash a prepararse para el combate definitivo con las tropas chilenas que se aproximaban por la ruta de la cordillera de Huarapasca y hacienda Pumapampa, procedentes de la ciudad de Tarma, departamento de Junín. Al mismo tiempo también denunciaba a muchos traidores del grupo de poder económico pro iglesistas que después del grito o manifiesto en la hacienda Montan llevado a cabo el 31 de agosto de 1882, abiertamente simpatizaban con el traidor Iglesias, los mismos que habían obstaculizado su marcha hacía Cajamarca.

El coronel Recavarren permaneció en la ciudad de Huaraz en espera del Ejército del Centro que había iniciado su desplazamiento desde Tarma el 21 de mayo; en esas circunstancias ante la proximidad de las fuerzas chilenas por varios frentes, conociendo sus limitaciones en cuanto a personal y material, prefirió permanecer en el Callejón de Huaylas. Había formado su ejército en base a campesinos levados en las zonas de Ancash, mal entrenados y sobre todo mal armados, en esas condiciones hubiera sido suicida iniciar el desplazamiento hacia Cajamarca, sabiendo que las fuerzas del coronel Alejandro Gorostiaga de 1500 hombres bien armados avanzaban hacia la zona de Ancash, al mismo tiempo también que otras fuerzas chilenas salían desde la ciudad de Trujillo a la zona Sierra cerrándole el paso a los patriotas. Por los motivos expuestos no se movió del Callejón de Huaylas, de ninguna manera hubo ineptitud en el héroe de Pisagua, que apenas contaba con el batallón Pucará y las guerrillas que se encontraba bajo el comando del coronel Leoncio Prado Gutiérrez, efectivos desprovistos casi en su totalidad de armamento y equipo, salvo sus primitivos rejones, lanzas, hondas y sus humildes trajes de bayeta como uniforme. 

El coronel Recavarren, en algunas zonas de Ancash tuvo apoyo de los campesinos, que formaron guerrillas como la de Luis Pardo en Chiquian y tuvo también el auxilio del doctor Manuel Espíritu Elías, Jefe Político y Militar de los departamentos del Norte. Pero padeció, como el mismo General Cáceres, la total indiferencia, hostilidad y traición de las clases pudientes, principalmente hacendados, mineros y grandes comerciantes, quienes le negaron todo tipo de apoyo a las fuerzas patriotas, sobre todo el aporte económico para armar y equipar a los guerrilleros, fue nulo. 

Antes de la llegada del Ejército del Centro procedente de la ciudad de Tarma a la ciudad de Huaraz, el Ejército del Norte se retiró al distrito de Huaylas, lugar donde permaneció hasta la llegada de Cáceres y sus tropas al distrito de Yungay, en este lugar ambas fuerzas se unieron en la mañana del 20 de junio.

En esas situaciones de emergencia nacional, en Huaraz el 17 de mayo de 1883, considerando próximo los combates decisivos, Recavarren lanzaba la siguiente proclama:

"El Comandante en Jefe del Ejército del Norte"

A los pueblos del Norte
Conciudadanos:

Llegó al fin la deseada hora de la prueba y del sacrificio; el enemigo avanza, y, a medida que se acerca, el corazón apresura sus latidos a impulsos de la vehemencia y de la alegría de probar al país los altos quilates de su vigor y de su patriotismo.


Desgraciadamente nos atormenta la ignominia que la historia lanzará sobre algunos de nuestros compatriotas. El desventurado Miguel Iglesias ha hecho resonar nuevamente la afrentosa campana del escándalo y llamado a su auxilio a los enemigos de nuestro honor y de nuestra independencia, pretende aniquilar el Ejército de mi mando, que no tiene otra consigna que la libertad de la patria a costa de su martirio.


Pronto nos encontraremos, ya que así lo requiere ese desgraciado, y nos encontraremos, os lo juro, cualquiera que sea el número de sus fuerzas y de sus ventajas. Nuestra resolución está tomada: Lucharemos en la proporción de uno contra cuatro y caeremos aniquilados, pero con gloria.


Levantaos, pues, nobles hijos de Ancash; probemos a nuestros enemigos que el espíritu público retemplado por el infortunio, sabe sacar vigor de su propia desventura y que si La fortuna no se ha cansado aún de asediarnos, sepan una vez por todas que estamos resueltos a marchar contentos al martirio, y que al entrar victoriosos a nuestras ciudades sus mutiladas legiones, sólo tendrán por testigos de su triunfo los sangrientos escombros de nuestros campos y los humeantes y ennegrecidos restos de nuestros lares.

Vuestro hermano.  


ISAAC RECAVARREN FLORES

El coronel Recavarren pudo haber reclutado numerosos jóvenes patriotas para enfrentar a las fuerzas de Alejandro Gorostiaga, pero no quiso exponerlos ante un enemigo adecuadamente apertrechados con armas de última tecnología. De allí que optase reclutar no más de 500 guerrilleros, que lo acompañaron en su movilización por el departamento, padeciendo todo tipo de insensibles penurias. Por los motivos expuestos el Ejército del Norte sólo fue un mito, y si Recavarren ocultó toda esta realidad hasta el final fue por no desmoralizar al Ejército del Centro, que había salido desde Tarma con la esperanza cifrada en el aporte ancashino. Hablando de ello el coronel Secada, uno de los jefes del Ejército del Centro escribiría lo siguiente. “El titulado Ejército del Norte estaba desarmado en su mayor parte, sin instrucción, de pésimo personal y en número de 800 hombres aproximadamente, incluso un escuadrón de caballería compuesto de indios reclutas y raquíticos, que apenas podían tenerse sobre el caballo”. La mayoría de este personal se desertó en las rutas de Pomabamba hasta Huamachuco, durante la marcha de Tres Cruces a Tres Ríos en Santiago de Chuco, en la madrugada de 7 de julio de 1883 se habían desertado 600 reclutas en su mayoría personal ancashino que formaba como parte del Ejército del Norte. 

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